La mujer y su pareja finalmente confesaron todo, pero aún falta determinar la identidad de los autores materiales del crimen y capturarlos. En relación con el viaje a Panamá, el padrastro dijo que él sí había trabajado como chofer allá con un hermano, pero no tenía planes de regresar a ese país por el momento, pues tenía que pagar la deuda y después reunir dinero para irse.

Finalmente Iraida Zaiter Mendoza, de 19 años, madre del niño de dos años hallado muerto el pasado 6 de septiembre en Caricuao, admitió haber entregado a su hijo como garantía por el pago de una deuda de drogas que tenía con una banda delictiva de la zona, confirmando lo que su propia familia sospechaba, desechando así todas las hipótesis que se manejaron en la que se incluía un aparente viaje a Panamá en cuyos planes el pequeño les estorbaba.

En el expediente del Cicpc reposan sus declaraciones, donde deja claro que “ella se vio en la obligación de dar a su hijo para justificar que pagaría el dinero”. Admitió, además, ser consumidora de estupefacientes con su pareja actual, Daniel Alejandro Mendoza Gil, de 23 años, quien también está detenido, pues siempre supo el plan que la mujer se ideó.

Iraida había planificado entregar a su hijo cuando se vio acorralada por los delincuentes. Así lo declaró en el Cicpc, luego de varias horas de interrogatorios.

Explicó que los miembros de la banda la tenían amenazada de muerte, al igual que a su pareja, si no pagaban la deuda. Por ello utilizó a su hijo para luego canjearlo, pero el día que lo entregó el padre del chiquito llegó a buscarlo y su plan se vino abajo.

Tras las investigaciones, los delincuentes se comunicaron con el padrastro del menor para informarle que asesinarían al niño en venganza por delatarlos ya que la policía estaba en el barrio. Poco después el sujeto huyó y horas más tarde informó donde le habían dicho que dejarían el cadáver del niño.

La pareja finalmente confesó todo, pero aún falta determinar la identidad de los autores materiales del crimen y capturarlos. En relación con el viaje a Panamá, el padrastro dijo que él sí había trabajado como chofer allá con un hermano, pero no tenía planes de regresar a ese país por el momento, pues tenía que pagar la deuda y después reunir dinero para irse.

También dijo en su declaración que era cómplice del plan de su pareja, y que “le habían entregado el niño al Diablo”. Nunca delataron a los dueños de la droga.