Opinión

Elecciones: Señuelo en río revuelto para impacientes

1 de marzo de 2021

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Alejandro Bautista González


No se trata de la no participación. Los eventos para elegir gobernantes y legisladores instituyen un derecho establecido en el art. 63 de nuestra vigente Constitución, al cual tienen acceso todos los venezolanos mayores de 18 años. Entonces, votar constituye un derecho y una obligación.

Acá, en Venezuela, el régimen gobernante ha decretado la realización de elecciones para gobernadores y alcaldes durante el presente periodo. Solo que, ante la desconfianza manifiesta observada en el electorado, la ha puesto más fácil: los dos eventos se podrán realizar conjuntamente en una sola fecha y, así, ahorrar tiempo y esfuerzo organizativo. Claro está, a él le conviene mostrarse ante la comunidad internacional como un gobierno en ejercicio de actos propios de los sistemas democráticos y de esa manera echar por tierra el calificativo de “usurpador”, que la misma oposición le ha endosado, luego de considerar “inválidas”  las elecciones presidenciales de 2018, por cuanto, a decir de los mismos voceros opositores, al no cumplirse estrictamente los procedimientos señalados por las leyes y reglamentos, quedan en entredicho las garantías, transparencia y credibilidad propias de  tales actos ciudadanos. Razón esta por la que los ciudadanos se muestran remisos a participar.

Los electores venezolanos, en su gran mayoría, tienen sobrados motivos para no querer concurrir a ejercer su derecho ciudadano. En primer lugar, porque las observaciones y exigencias argumentadas por los sectores opositores, tales como el cese de la usurpación, un nuevo Consejo Electoral verdaderamente imparcial, un nuevo registro electoral, elecciones también para presidente de la República y la liberación de los partidos políticos secuestrados por acciones judiciales desde el TSJ, no han sido aceptadas ni subsanadas por el llamado gobierno. En segundo lugar, la elección presidencial de 2018, arriba reclamada, no fue repetida en su momento; y, por el contrario, en el pasado 2020, fue repetido evento similar por el oficialismo, con los mismos vicios señalados para el de 2018, por lo que se mantiene vigente el calificativo dado por la oposición y la AN. En tercer lugar, como resultado de la Consulta Popular vinculante, realizada entre el 5 y 12 de diciembre pasado, el pueblo soberano consignó un mandato de cese a la usurpación que, como hemos señalado, tampoco han cumplido los inquilinos de Miraflores. En cuarto lugar, si las tarjetas de los principales partidos políticos están secuestradas por el régimen… ¿Con cuál tarjeta votarías? De manera que, mientras no sean subsanados y persistan los reclamos señalados, no habrá motivación y el pueblo se abstendrá de participar en nuevos comicios electorales.

Sin embargo, se observa en algunos –muy pocos- grupos políticos e individualidades que dicen ser opositores, pero que por sus acciones no lo parecen, muestran cierto desmedido afán por postularse para la contienda en comento. Están en su pleno derecho de hacerlo, pero su intención luce equivocada. El hacerlo es desconocer el criterio y conclusión  razonada  y analizada por el gran colectivo opositor democrático. Es, además, echar por tierra los objetivos de la lucha democrática e ignorar los caídos en este dura y larga contienda; es no ver el sufrimiento de nuestros familiares y amigos, emigrantes que transitan por los caminos de América y el mundo en busca de un mejor porvenir. ¿Cómo querer participar con la peor administración que ha tenido Venezuela en más de 200 años? Es su responsabilidad. Es como estar encandilado y no aceptar que los candidatos ganadores en contiendas regionales no merecen la confianza del régimen y cuando ganan, les son minimizadas sus atribuciones legales, por lo cual es designado un cogobernante denominado “benefactor”, figura no contemplada en nuestra Constitución.  ¿Para qué postularse entonces? ¿Cuál es el afán o intención al hacerlo? ¿Es acaso protagonismo o existen razones ocultas? Da mucho que pensar.

Electores que aspiran a ser candidatos a cargos públicos: tendrán la oportunidad de su vida. Su momento llegará, no se impacienten; o como bien solía decir nuestro paisano, el general López Contreras…calma y cordura. Recordemos que Caldera llegó a ser presidente solo al cuarto intento. Él persistió y ganó.

Consolidado el éxito del mandato de la Consulta Popular, lo cual está pendiente y en proceso, el electorado nacional y los candidatos a cargos nacionales, regionales y municipales, dispondrán de un nuevo estatuto y autoridad electoral. Usted no solamente votará, sino que ELEGIRÁ. Su intención y opción tendrán la garantía de un digno proceso confiable, auditable, con supervisión internacional, y su voto no será electrónico, será manual y se contará por tarjeta. Dele su confianza a la dirección opositora. Sin garantías electorales, la oposición debe abstenerse. Finalmente, si no hay un verdadero respaldo de la comunidad internacional para supervisar este proceso electoral, no podrá hablarse de elecciones libres. Paciencia, que tiempos buenos se avecinan.

*Doctor en Cooperación Internacional. Integración y Descentralización: Los Desafíos del Desarrollo Internacional

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