En el sector Villa Betania, en la parroquia Unare, la Asociación Civil Residencias Kariña resguarda un terreno desde 2008. Es lo que indican los paredones de esta área totalmente desolada y en la que no es posible visualizar un pronto reinicio del proyecto.
Más adelante, frente a la avenida Norte Sur 7 de Puerto Ordaz están los terrenos de lo que serán los urbanismos Villa Betania I y II. Gran parte del terreno está baldío, algunos espacios con losas y apenas se ve la edificación de una torre medianamente avanzada. Los beneficiarios no viven allí, pero implementaron una dinámica de resguardo: En el transcurso del día cada uno acude para inspeccionar y continuar con los trabajos de autoconstrucción. En la noche, se turnan para resguardar y evitar una invasión.
Al entrar al edificio, se observan los apartamentos solo con bloques y algunos frisados. No hay puertas ni ventanas. Las escaleras están sin pasamanos. Algunos vecinos están en plena faena de cortar y soldar parte de las estructuras próximas a montar.
Yo vivo con mi suegra y la mayoría de los que estamos aquí vivimos así, arrimados en casa de un familiar o alquilados. Y ahorita alquilar una vivienda es sumamente costoso», comentó una beneficiaria de Villa Betania II, que prefirió no identificarse. |
Este urbanismo es un proyecto de 14 edificios de 20 apartamentos cada uno, para un total de 280 familias. La obra se paralizó en 2013, como decenas de proyectos habitacionales impulsados por el gobierno que, antes y después de ese año, se detuvieron por completo, profundizando el déficit habitacional en el estado Bolívar. Mientras la construcción se frenó, el mercado secundario entró en el proceso de dolarización espontánea que ha arropado a la mayoría de los bienes y servicios en el país, haciendo complicada la compra y alquiler por esta vía.
Cifras oficiales indican que en Bolívar han entregado 179.755 viviendas desde que comenzó el programa gubernamental Gran Misión Vivienda Venezuela. Sin embargo, la transparencia sobre la construcción y entrega de las viviendas es nula.
Los montos invertidos para cada urbanismo son una caja negra. Además, muchos de los proyectos que iniciaron y en los que se invirtieron recursos, están paralizados o son sus preadjudicatarios los que continúan la construcción por autogestión y con recursos propios. En otros urbanismos reanudaron los trabajos, también por autoconstrucción, pero con el apoyo del Instituto de la Vivienda, Obras y Servicios (Inviobras) en la dotación de materiales.
La autoconstrucción ha sido una de las alternativas a la que se han visto obligados quienes por años han esperado por un techo propio. En 2017, los beneficiarios de una de las torres de Villa Betania II decidieron culminar la obra por autoconstrucción, pero con el apoyo del Instituto de la Vivienda, Obras y Servicios (Inviobras) en dotación de materiales. Una segunda torre apenas comienza con los mismos trabajos.
«Estamos desde 2013 esperando por la entrega de los apartamentos. En una oportunidad se paralizó por problemas con la Alcaldía por el tema de la zonificación. Actualmente nos están apoyando con la entrega de bloques y cemento», comentó Francielis Cedeño, una de las beneficiarias que lleva la coordinación para la culminación de ambas torres en Villa Betania 2.
La mayoría de los beneficiarios son trabajadores de las empresas básicas de Guayana. Aunque aún no habitan los apartamentos, hacen guardias para evitar una invasión, como ocurrió en febrero de 2020.