Farándula y Espectáculos
Gustavo Dudamel, el prodigio venezolano convertido en una superestrella de la batuta
19 de abril de 2021
El venezolano Gustavo Dudamel era un adolescente cuando comenzó a zarandear enérgicamente la batuta. Ahora, a sus 40 años, ocupará el prestigioso cargo de director musical de la Ópera de París.
El director de orquesta, uno de los más aclamados del mundo y uno de los mejores pagados — tres millones de dólares anuales, según la prensa estadounidense –, seguirá a la vez al frente de la Orquesta Filarmónica de Los Ángeles.
Dudamel ha sido tildado desde muy joven de prodigio y se ha ganado aplausos y fama en todo el mundo por su expresiva gestualidad al dirigir, moviéndose con emoción, cerrando los ojos, saltando y blandiendo la batuta de un lado a otro, mientras su frondosa y rebelde cabellera, cada vez más dominada por las canas, le sigue el ritmo.
Pero también ha recibido críticas en su país, acusado de voltear la mirada por años ante abusos del gobernante chavismo.
Alega que su silencio buscaba evitar “politizar” el aclamado Sistema de Orquestas Infantiles y Juveniles de Venezuela, del que fue su más ilustre representante y del que ahora está alejado por criticar al gobierno.
Fue El Sistema, como es popularmente llamado, el que catapultó al joven Dudamel a escenarios en todo el mundo.
El maestro José Antonio Abreu, fallecido en 2018 y creador en 1975 de este programa que ha dado acceso a educación musical a miles de niños de clases populares en Venezuela y ha sido replicado en otros países, se convirtió en su mentor. Lo nombró director, con 18 años, de la Orquesta Juvenil Simón Bolívar.
Y despegó. Ganó en 2004 la primera competición de dirección Gustav Mahler en Alemania, que lo llevó a la Orquesta Sinfónica de Gotemburgo y de ahí, con 28 años, firmó como director musical en Los Ángeles.
Ahora llega a Europa, un norte que le fijó Abreu.
De los juguetes a los instrumentos
Gustavo Adolfo Dudamel Ramírez nació en Barquisimeto (Lara, oeste) el 26 de enero de 1981. Hijo de un trombonista y una profesora de voz, la música siempre estuvo en su casa.
Cuenta Dudamel que de niño dirigía una imaginaria orquesta de juguetes antes de tomar el violín como instrumento.
Mayerlin Carrero, trombonista de la Orquesta Sinfónica de Miami, lo recuerda “clarito” tocando un concierto de Vivaldi en un seminario de El Sistema, en Guanare (Portuguesa, oeste), en 1994.
“Era un chico bromista, extrovertido… siempre muy alegre y al mismo tiempo muy concentrado”, dijo a la AFP Carrero, que celebra su salto a Europa. “Él puede estar en cualquier lugar dirigiendo y siempre va a estar haciendo un gran trabajo”.
A los 13 años cambió el violín por la batuta.
“¿Quién podría imaginar que un niño de clase trabajadora en la ciudad de Barquisimeto, Venezuela, cuyo único talento mercadeable es mover un palito, podría estar parado aquí?”, dijo Dudamel en enero 2019 cuando recibió una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood.
Linda Briceño, trompetista venezolana formada en El Sistema, recuerda la última vez que tocó bajo su batuta con un solo en un danzón.
“Al final del concierto me vino a buscar (…) y me trajo al pódium, cosa que nunca pasa en los conciertos de música clásica… Ha sido uno de los momentos más hermosos de mi vida”.
Dudamel tiene una “manera de dirigir que siempre fue excéntrica”, estimó Briceño.
No obstante, Robert Fink, decano asociado de la escuela de Música de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), considera que el venezolano “no es un innovador”.
“Es un hombre muy querido por las orquestas debido a su personalidad”, pero “no ha hecho nada para cambiar la técnica de dirección, su modelo sigue la corriente europea”.
Dudamel, más conocido por lo sinfónico que por lo lírico, dirigió por primera vez la orquesta de la Ópera de París para La Bohème de Puccini en 2017.
Salpicado por la política
Dudamel -casado con la actriz española María Valverde y padre de un niño de 10 años con su anterior pareja, la exbailarina venezolana Eloísa Maturén- intentó mantenerse al margen de la polarizada política venezolana.
Sin embargo, tras recorrer el mundo con la orquesta Simón Bolívar, era frecuente verlo dirigir en grandes actos del gobierno, incluido el funeral de Hugo Chávez. El hechizo terminó cuando en 2017 fijó posición contra el presidente Nicolás Maduro.
Criticó entonces la brutal represión contra protestas que dejaron unos 200 muertos.
Acto seguido, una gira con la Orquesta Juvenil venezolana fue cancelada y Dudamel no volvió a aparecer en actos oficiales.
Unos celebraron la ruptura, pero otros no perdonan. “Después de sacarle provecho al régimen, para mí, sus palabras se las lleva el viento”, lanzó por aquellos días la aclamada pianista Gabriela Montero, muy crítica del maestro.