Si en gran parte del Táchira hemos tenido que sufrir apagones de hasta seis horas, en Zorca- Los Guasimitos, pasaron más de un mes, con un preámbulo de 15 días, sin contar con el servicio, algo que sus pobladores no quieren desear ni a su propio enemigo.
La insistencia ante Corpoelec al fin redundó en el cambio del transformador, aunque otras cosas tuvieron que correr por cuenta de la comunidad, como el cableado, para lo cual se tuvo que recabar más de un millón de pesos, entre todos. Alrededor de 100 familias fueron afectadas por el prolongado apagón.
—Desde enero, hasta casi marzo, duramos sin luz por el daño del transformador –relató Yelitzabet Duarte-, y ya antes habíamos pasado 15 días. Cuando donaron el nuevo aparato nos quedamos, en marzo, otros días sin el servicio; pero eso fue porque las conexiones estaban sulfatadas, y tuvimos que costear esos gastos.
Un mes de no conservar alimentos, de un largo tedio y de buscar la ayuda de los vecinos para recargar celulares y no quedar incomunicados. De otra parte, como afirmaron pobladores de los alrededores, los problemas eléctricos allí presentados también han contribuido a un irregular y nocivo fluido eléctrico en toda la zona.
Pero no ha sido el único problema que los vecinos han tenido que resolver por sus propios medios, pues a punta de pala y pico tuvieron que liberar los escombros de una alcantarilla por la que rebosaban las aguas negras libres, para peligro sanitarios de niños y demás residentes.
De hecho, el problema con el sistema de cloacas pica y se extiende, y ahora sus consecuencias por falta de mantenimiento las está pagando la carretera principal, que muestra preocupantes signos de hundimiento.
—Alrededor de ocho hombres y otras tantas personas –afirmó Jairo José Pérez Mendoza habitante del lugar- , que alguna ayudita prestaron, nos dispusimos a destapar la cloaca, ya que estamos cansados de los malos olores que circulaban libremente por la cuesta. A los niños, cuando jugaban, muchas veces su pelota se les bañaba con esas aguas. Además, como el asfalto cubrió las tapas de las alcantarillas, no se sabía exactamente dónde estaba y tuvimos que romper en varios sitios, adivinando el sitio preciso de la boca de visita de la tanquilla, lo que afectó la vía.
En riesgo de su propia salud, la mano de obra vecinal tuvo que soportar malos olores y un mojado poco conveniente, para remover kilos de material sólido proveniente de obras de construcción que se realizaron unos metros más arriba.
Poste casi caído…
Aunque el daño interno de la energía eléctrica pareciera haber sido sorteado, un poste peligrosamente ladeado avizora más dolores de cabeza.
—Teníamos entendido –continuó Mendoza- que a través de la alcaldía de Capacho Nuevo se habían donado cuatro postes para este sector; pero todavía no se han hecho efectivos. Las guayas, nosotros mismos las remendamos colocándoles unas abrazaderas improvisadas, para colocar luz a la parte alta de Los Guasimitos.
Los daños de la obstrucción de la alcantarilla llegan al punto intervenido, ya que en toda la entrada de Los Guasimitos, parte alta, la vía se está hundiendo, una avería que no solo preocupa a los habitantes de ese sector, sino a los de Zorca-San Isidro, Pie de Cuesta y Buenos Aires. A raíz de los derrumbes y el mal estado de los acceso a San Joaquín, dicha regresiva ha cobrado gran importancia, sobre todo entre quienes se movilizan hacia la capital del municipio Capacho Nuevo, a Peribeca o la autopista San Cristóbal-La Fría.
—Como nosotros lo hemos dicho siempre, si la alcaldía viene y presta la colaboración de arreglarnos el paso malo, los vecinos estamos aquí para colaborar y que las cosas funcionen bien. concluyó Mendoza.
Ya antes, en ese punto se habían hecho trabajos e iba todo bien para la circulación de vehículos; pero tal vez faltó compactar el terreno, y deducimos que la tubería se volvió a reventar y se filtra el agua, debilitando por debajo. Muchos productores agropecuarios que iban por San Joaquín, ahora deben hacerlo por acá— concluyó Mendoza.
Freddy O. Durán