Aunque la víctima de 18 años corrió para intentar salvarse, no pudo escapar de sus asesinos, que llegaron hasta la calle 6 con avenida 14 de este sector, donde estaba sentado junto a otras personas.
“Él escuchó los disparos y de inmediato salió a correr, pero como había de esa gente (pistoleros) por todos lados, abajo lo alcanzaron y lo mataron”, recordó un familiar de González.
Según se conoció, los agresores, que vestían de negro, llegaron directo al grupo, pero González no pudo escapar del cerco que tendieron en medio de la zona montañosa para salvarse.
Para los vecinos es claro que este hecho ocurrió en medio de una disputa de microtráfico que mantienen las bandas delincuenciales. “Acá se la pasan vendiendo y consumiendo drogas y uno siempre les pide que se alejen de la casa, para no correr peligro, porque me gusta trabajar sin meterme en problemas con nadie”, dijo un habitante.
Precisamente, en el momento de los disparos, los habitantes corrieron para salvaguardar a los niños que, a esa hora, jugaban alrededor del lugar donde se inició el mortal ataque.
El pánico y la desesperación se apoderaron de los residentes, mientras los minutos pasaban y las detonaciones de las balas seguían escuchándose.
Tres meses en Cúcuta
Los familiares de Keiner González aseguraron que él llevaba tres meses radicado en Cúcuta, procedente del estado Aragua de Venezuela.
Según los dolientes, él trabajaba como ayudante de soldadura y cuidando un restaurante en el barrio Guaimaral. Sin embargo, en los días de descanso, visitaba a sus seres queridos en Niña Ceci.
González arribó el martes a donde sus familiares y, al parecer, decidió cuidar un rancho que está construido en tabla, justo al lado de la vivienda de sus parientes, por lo que se quedó a dormir allí.
“Él llegó a cuidar y mire lo que se encontró. No tenía problemas ni nada, no entendemos por qué le pasó eso”, dijo una familiar.
Con informaciòn de La Opiniòn
Miembros de la Brigada Interinstitucional de Homicidios (Brinho) practicaron la inspección y el levantamiento, para posteriormente trasladar el cuerpo al Instituto de Medicina Legal.
Los investigadores judiciales adelantaron las pesquisas y tratan de hallar los videos de una cámara de seguridad que está cerca de la escena criminal. Además, recolectaron algunas vainillas, de calibre 9 milímetros, que quedaron en la escena del ataque.
González Rodríguez no dejó hijos. Por ahora, los dolientes esperan poder darle el último adiós. Aunque reconocieron que no tienen recursos para trasladar el cadáver a su país de origen, adelantarán todos los trámites en conjunto con sus demás familiares que están radicados en Venezuela.