Londres, Reino Unido. AFP.
Aunque la clasificación a octavos de la Eurocopa estará en el centro del choque entre ingleses y escoceses el viernes en Wembley, por la segunda fecha del Grupo D, este partido se enmarca en 150 años de rivalidad deportiva y en siglos de antagonismo histórico.
Victoriosos en su estreno contra los subcampeones del mundo croatas (1-0), los ‘Three Lions’ ingleses son ampliamente favoritos ante sus vecinos del norte, que perdieron 2-0 ante los checos delante de su público en el Hampden Park de Glasgow.
Una segunda victoria situaría a Inglaterra en una posición muy ventajosa para asaltar el primer puesto de la llave y con ello un duelo de octavos de final en Wembley.
Escocia, que deberá aún recibir a Croacia en el Hampden Park en la última fecha el martes, se juega sus opciones de seguir viva en la competición.
Con 22.500 esperados en Wembley, y con 2.500 entradas vendidas a los visitantes, el ambiente presentará un tono más bajo de lo habitual en esas citas.
Pero después de 23 años de apoyar «a cualquiera menos a los ingleses» en los torneos grandes mirados por televisión, los aficionados escoceses darán su habitual colorido a pesar de su escaso número en este gran clásico del fútbol.
Desde el 30 de noviembre de 1872 y un 0-0 en Glasgow, las dos selecciones se han cruzado en 114 ocasiones, un récord mundial.
Antaño de carácter anual, hasta 1989, los partidos entre ambas selecciones se han ido espaciando, datando el último de hace cuatro años.
– ‘No siempre los mejores amigos’ –
Los ‘Three Lions’ han ganado 13 de los 20 últimos enfrentamientos ante Escocia, por sólo 3 victorias para los oriundos de las ‘tierras altas’. Y lideran 48 victorias a 41 en el cómputo total.
Los recuerdos de la victoria de 1977, donde la ‘Tartan Army’ invadió el césped de Wembley e hizo ceder el larguero de las porterías bajo el peso de sus ‘soldados’, o de la volea victoriosa de Paul Gascoigne en la Eurocopa-1996 (2-0) fueron exhumados para la ocasión.
Desde la primera guerra de independencia escocesa y las tropas de William Wallace derrotadas por las del rey Eduardo I, las relaciones entre los dos países nunca fueron fáciles.
Las tentaciones independentistas de Escocia fueron reavivadas por el Brexit, y aunque en el referéndum de 2014 ganó la opción de la permanencia en el Reino Unido, las últimas elecciones parlamentarias en mayo dieron la victoria a los partidos nacionalistas.
«Históricamente no hemos sido siempre los mejores amigos. Pero eran grandes partidos para jugar», recuerda el antiguo capitán escocés Graeme Souness.
«No podíamos cansarnos de jugar en Wembley, y jugar en Hampden era también una ocasión especial porque había cada vez 100.000 personas en estado de locura».