Un mes después del reñido balotaje, Perú sigue esperando saber oficialmente quién será su nuevo presidente, mientras partidarios del candidato izquierdista Pedro Castillo y de la derechista Keiko Fujimori acampan en plazas de Lima para “defender” sus votos.
En medio del frío del invierno limeño, cientos de simpatizantes de Castillo, provenientes de la sierra y la selva, pernoctan en unas 180 carpas en la Plaza de la Democracia, frente al edificio del Jurado Nacional de Elecciones (JNE), que está dirimiendo impugnaciones de votos antes de proclamar al vencedor.
Los primeros se instalaron en la plaza hace más de tres semanas. Muchos visten trajes típicos andinos o amazónicos mientras aguardan pacientemente que el maestro de escuela rural izquierdista de Cajamarca (norte) sea declarado ganador.
También acampa un líder del pueblo indígena amazónico awajún, Merino Trigoso, de 66 años, quien luce corona de plumas y un collar tradicional. “Me pienso quedar hasta combatir la corrupción”, dice a la AFP.
“Vamos a quedarnos hasta que proclamen a Castillo, si no, vamos a emprender algo más radical”, expresa de su lado Maruja Inquilla, de 45 años, oriunda de Coata, un municipio próximo al lago Titicaca, en la frontera con Bolivia.
A solo siete cuadras, aproximadamente 700 metros, seguidores de Fujimori instalaron este fin de semana un campamento “por la Democracia y la Libertad” en el Paseo de los Héroes Navales, frente al Palacio de Justicia.
A pesar de la alta tensión, no se han registrado disturbios tras el balotaje del 6 de junio y todas las actividades se desarrollan normalmente en el país.
Vestidos principalmente con camisetas de la selección peruana de fútbol, estos fujimoristas proceden de distritos pobres de Lima y buscan “defender” sus votos, según afirman.