“Nosotros aquí lo que estamos es aguantando la pela. Si antes comíamos tres veces, ahora se come dos, o una sola vez, y eso, comprando lo más barato, para que rinda”.
La expresión es el compendio de razones y argumentos, que podrían citar todos quienes trabajan como mototaxista en San Antonio del Táchira, en la cabecera del lado venezolano del puente internacional.
Allí esperan pacientemente a que alguien que viene del otro lado del puente, más o menos cargado, requiera sus servicios para llegarse a su destino, generalmente, según dijeron, allí mismo en esa ciudad fronteriza.
La escena que reflejamos gráficamente, puede ser apreciada cualquier día, con más frecuencia en las semanas radicales. Un grupo de mototaxistas, sentados en su sitio de concentración y de espera, una esquina de San Antonio, a la espera de clientes.
Hablamos con ellos para tomarles su opinión sobre su trabajo, pero posaron para la foto y luego, reticentes a comentar, hasta que uno de ellos habló con el periodista, aunque no quiso foto para él. Dijo que hablaba por todos, y todos lo escucharon, y asintieron, mostrando su acuerdo con lo dicho.
Contrario a lo que un observador pudiera suponer, ellos deberían tener mucho movimiento, en especial los días de flexibilización, cuando se ven largas colas de gente tratando de pasar por el puente, y sabiendo que por las trochas pasan muchas más personas. Y ese es un flujo que va y viene. Por la mañana los que van, y por la tarde los que vienen, aunque todo el día hay ese movimiento bidireccional, pero con menos afluencia.
—No hay mucho trabajo, dijo el vocero, pues la gente que pasa la frontera es de aquí mismo, de San Antonio o sitios cercanos, porque para San Cristóbal o Rubio, por ejemplo, no se consigue pasajeros, ya que todos “agarran carrito”.
Los días en que más hay trabajito, es en las semanas flexibles, pero ahora no es como antes. Antes de la pandemia, aclara. Eso ahora está solo, hay muy poco tráfico de personas, desde la pandemia nosotros estamos encerrados.
En el fondo, puede que haya mucho movimiento para la frontera, pero la realidad es que nosotros dependemos del flujo de gente que pase por el puente internacional. Y si el puente solo tiene el canal humanitario abierto, pues el trabajo se reduce mucho, ya que muy poca gente pasa por ahí, porque el transporte de San Antonio a San Cristóbal no trabaja, o sea, viene menos gente.
—De modo que radical es casi lo mismo que flexible. Pero esto está duro, dice el vocero. Cada día más duro para todos. Esto no rinde. Lo que uno saca, cuando mucho, es 8 mil pesos al día, y eso no alcanza para nada…
Una cooperativa legal
Todos ellos están afiliados a Mototaxi Frontera, una asociación legal, cuyo uniforme portan, como se ve en la gráfica. “Estamos registrados, dice, ante el ITT. Somos una cooperativa legalizada, ratifica. Nosotros pagamos impuesto, y pagamos a la alcaldía, pagamos todo lo que nos exige la ley, pero no tenemos ningún beneficio social”.
Explica que son setenta miembros, o setenta familias, que dependen de este trabajo. “Nosotros trabajamos aquí, dependiendo de la necesidad de cada quien, y le damos lo que más podamos, para poder llevar algo para la casa.
—Nosotros no tenemos horario, porque la verdad es que esto está demasiado duro, pues con la frontera cerrada, es imposible sobrevivir. Así que el horario se lo pone uno mismo, pues hay veces que uno trabaja hasta las diez, once de la noche. Otros trabajos hay que hacerlos incluso en la madrugada, porque la verdad es que la necesidad obliga.
Por ejemplo, esta semana, lunes, martes y miércoles hubo bastante movimiento de personas, pero hoy estuvo frío. Aparte de eso, está la piratería. Eso se ha incrementado mucho aquí, en el municipio. Mucho mototaxista pirata. Aquí manda más la piratería que el transporte formal.
Para concluir, el vocero resume: “Nosotros aquí lo que estamos es aguantando la pela. Si antes comíamos tres veces, ahora se come dos, o una, y eso, comprando lo más barato, para que rinda. La ventaja es que aquí, en San Antonio, se puede comprar en pesos y en bolívares.
—Ud. no tiene necesidad de ir al otro lado, porque aquí mismo se encuentra los productos. Aquí hay productos de Venezuela y de Colombia. La diferencia de los precios, aquí y allá, es realmente muy pequeña.
Humberto Contreras