Bleima Márquez
Desde junio del 2020, cuando llegó el primer cuerpo sin vida de un paciente infectado por covid-19, hasta el 29 de julio de este año, un total de 199 personas han fallecido por complicaciones o sintomatología típica de la pandemia y han sido inhumadas en el Cementerio Municipal de San Cristóbal. De esta cifra, 121 corresponden al 2021.
Para René Pérez, administrador del camposanto en la ciudad capital, la situación es alarmante, porque los casos de covid-19 se han incrementado y la gente no termina de tomar conciencia. “Este mes ha sido muy fuerte, con los dos casos de hoy llegamos a 41 inhumaciones, solo en lo que va de julio”, dijo el administrador el pasado jueves y destacó que en este lapso también recibieron a un niño de un año, que fue sepultado por la misma patología.
Estadísticas angustiantes
Con libro de registro en mano, Pérez informó que en lo que va de año han sepultado a 121 personas con complicaciones por covid-19. Este dato es producto de la sumatoria hecha desde enero, hasta el último jueves del séptimo mes del año.
De acuerdo con la estadística que llevan en el área administrativa del camposanto de San Cristóbal, julio es el mes con mayor número de fallecidos, le sigue enero con 29 sepelios por esta causa, y el tercero es junio con 27 casos. “Las inhumaciones de enero las habíamos atribuido a la actividad de diciembre”, comentó y especificó mes por mes: Enero 29, febrero 6, marzo 10, abril 2, mayo 6, junio 27 y julio 41. Abril es el mes con la cifra más baja.
Recalcó que normalmente son sepultadas, en promedio, unas 50 personas al mes, entre covid y no covid, pero le llama la atención que en lo que va de julio los números ascienden a 107 entierros y de esa cantidad, cerca del 40 por ciento corresponde a defunciones por la pandemia. Eso es solo una muestra, porque no están contabilizadas las inhumaciones en otros espacios, ni las personas que son cremadas.
En junio 2020, la primera inhumación
Aunque la pandemia inició a mediados de marzo de 2020 y posiblemente los fallecimientos por coronavirus se hayan registrado pocas semanas después del primer caso, la primera inhumación por este motivo en el cementerio de San Cristóbal fue en el mes de junio de ese mismo año.
Hasta el momento, según las estadísticas, los más afectados por la pandemia son los ancianos, por lo menos así lo demuestran los datos; sin embargo, también han inhumado a personas de menos edad. “Ayer sepultamos a uno de 37 años; hay personas de 80 y 70, pero por lo menos, en este mes de julio, la mayoría de los casos pasan de 60 años”, dijo.
El virus llegó al cementerio
El administrador comentó que algunos trabajadores del Cementerio Municipal resultaron infectados por el virus.
Según informó, la primera fue una de las funcionarias administrativas, también tres sepultureros y otro señor que trabajaba como contratista particular en el camposanto, quien falleció.
Vacunados
En cuanto a la inmunización contra la covid-19, Pérez aseguró que el personal de la alcaldía de San Cristóbal adscrito a ese lugar ya fue vacunado. No obstante, aclaró que no ha sido así con los contratistas independientes –siete personas que sepultan en propiedades- porque, aunque están acreditados, no forman parte de la nómina del cementerio.
“Hoy día se encuentran, como todo el mundo, a la espera de ser vacunados”.
Reservas municipales
El Cementerio Municipal cuenta con varias áreas de reserva, de acuerdo con lo expuesto por Pérez. En esos espacios comenzaron a inhumar los cuerpos por casos covid; sin embargo, desde principios de enero, por exigencia de los familiares y autorización del alcalde Gustavo Delgado, pueden sepultar a sus seres queridos en sus propiedades. El administrador aclaró que esta decisión fue tomada siguiendo las líneas de la Organización Mundial de la Salud.
Manuel Manjarez, obrero adscrito al Cementerio Municipal, también se contagió por coronavirus, pero se recuperó.
Mientras hacía un recorrido por las zonas de reserva, contó que ellos ubican el espacio para sepultar a las personas y luego notifican para el respectivo control. Relató que algunos familiares identifican el espacio, le colocan una cruz con sus datos, pero otros no hacen nada.
Explicó que el cementerio cuenta con cuatro áreas, que denominan cuarteles: 1, 2, 3 y 4, pero en esos sitios no solamente están los cuerpos de los pacientes que perdieron la batalla; también hay otros por enfermedades u otros motivos. Incluso, allí reposan las personas que no son reclamadas por sus familiares y que luego de permanecer un determinado tiempo en la morgue son llevadas y enterradas en un espacio dentro de los cuarteles, que identifican como “hospitalarios”; ellos colocan la fecha y llevan el control del número y datos de la persona que entierran. En cada porción de terreno pueden inhumar entre 5 y 15 cuerpos que no fueron pedidos.
¿Colapsará el cementerio?
René Pérez apuntó que el alcalde de San Cristóbal está abocado a evitar el colapso del camposanto; incluso hay un terreno, propiedad del municipio, en la avenida Rotaria, que estaba dispuesto para el Cementerio Municipal y para los casos covid-19. pero un grupo de personas lo invadió y por ello se encuentran en el proceso de recuperación.
El administrador aclaró que el camposanto de San Cristóbal aún cuenta con espacio, sobre todo desde que las familias inhuman a sus seres queridos en sus propiedades. “Eso abrió el abanico para dejar más espacio”, acotó y comentó que ahora tienen más sitios para sepultar a las personas que no tienen dónde, y recordó que por disposición de la OMS, las personas de otros municipios no deben ser trasladadas allí.
¿Quién asume el gasto de las inhumaciones?
De acuerdo con la información suministrada por René Pérez, los gastos generados por la sepultura en propiedades particulares son asumidos por los dueños o familiares, pero en el caso de aquellos que no cuentan con un terreno para la inhumación son asumidos por la alcaldía. Es decir, el personal-nómina adscrito al cementerio ubica el espacio y realiza los trabajos necesarios para el entierro.
“En este caso, el terrero es del municipio y no tienen que pagar por sepultar, ni mensualidad por tenerlo allí”, orientó el administrador y explicó que el cuerpo permanece alrededor de cuatro años, aunque la OMS estableció que en un lapso de dos a dos años y medio, el familiar puede exhumar los restos y trasladarlos, si tiene un lugar para ello, a otra localidad o estado.
En el caso de que los familiares no tengan dinero para la urna o el muerto no sea reclamado por nadie, el personal del Hospital Central hace los trámites necesarios y lo trasladan en dos bolsas de bioseguridad, tal y como establece la OMS.
“Luego de cada inhumación por coronavirus, el personal es desinfectado por funcionarios de Protección Civil municipal; mismo procedimiento ejecutan con los vehículos.
Otro de los aspectos mencionados por el administrador del cementerio es que los muertos en su bolsa no representan un peligro evidente, porque el virus está dentro del cuerpo y es precisamente por eso que no realizan autopsia cuando la defunción es por sintomatología covid-19.
Importante reflexionar
René Pérez insiste en la necesidad de reflexionar. “Muchas veces creemos que no somos afectados, pero estamos en la calle y cuando llegamos a la casa, allí están mi mamá, mi papá o mi abuelo, y lamentablemente, a ellos son los que terminamos contagiando”, lamentó y añadió que parece que la gente prefiere divertirse, antes que cuidar sus vidas y la de sus familias.
Por su parte, Manuel Manjarrez, uno de los sepultureros, lamentó que algunas personas no acatan las recomendaciones. “Uno les dice que se cubran con el tapaboca, que hagan caso. Uno le dice a la gente y muchas veces lo tratan a uno de sapo; entonces, uno se queda calladito; a veces les digo, si no se cuidan, aquí lo espero; entonces sí se ponen el tapaboca”.