Distribuidores alegan que el aumento en los precios del producto avícola se debe al alza del dólar y la escasez de combustible
Raúl Márquez
La señora Valentina pensó que, por lo menos, le iban a dar seis huevos, como en días anteriores, pero le dieron cuatro. Cuatro huevos por dos mil pesos colombianos. Ella pensaba freírle un huevo a cada uno de sus hijos, pero ahora le tocará hacer un revoltillo, porque tampoco tiene tomate para preparar un perico.
Tal y como le ocurrió a la señora Valentina Rodríguez, vecina de Naranjales, parroquia Alberto Adriani del municipio Fernández Feo, zona sur del Táchira, les ha sucedido a miles de fernandenses, quienes comentan que el precio de los huevos en lo que va de año 2021 se mece al ritmo de una especie de montaña rusa.
«Hace unas semanas, por dos mil pesos colombianos a uno le daban 6 y hasta 7 huevos. Ahora vuelven a subir», comenta.
Por el precio del dólar
Varios bodegueros del municipio de la llamada «Puerta del llano» fueron abordados en cuanto a las razones del aumento del producto avícola y la mayoría coincidió al alegar que quienes los surten les han comentado que el alza del precio del dólar, así como la escasez de combustible, serían las causas de esta situación, que golpea el bolsillo de los habitantes del citado municipio.
«Esto solo ocurre en Venezuela, donde todo es posible. En estos días, la persona que nos vende los huevos nos dijo que habían subido de precio porque el dólar había experimentado una subida estrepitosa. De hecho, la caja, que trae 12 cartones, la pagué en 153 mil pesos», comentó el administrador de un pequeño local, ubicado en San Rafael de El Piñal.
Por su parte, un comerciante que se encarga de abastecer de huevos a algunos de estos locales explica que para movilizarse debe adquirir el combustible en el mercado negro, y, por lo tanto, para seguir cumpliendo con sus clientes, se ha visto en la necesidad de aumentar el precio final del producto.
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Bajó producción de granjas avícolas
En los últimos años, debido a la crisis económica, vecinos de sectores como La Recta de Ayarí y de La Azulita han comentado que algunas granjas han bajado su producción porque los insumos y las medicinas para las gallinas ponedoras se han puesto “por las nubes”.
«Antes había bastante movimiento por estos lados —comenta un vecino de La Azulita—, en lo que concierne a la cría de pollos y gallinas ponedoras. Muchos trabajábamos en eso. Comprábamos los pollos, los beneficiábamos y luego los ofrecíamos en El Piñal y Naranjales. Ahora todo está flojo. Tanto es así, que algunos administradores de las granjas las han cerrado o producen a baja escala», subraya Vicente Sánchez.
Ramón Roa, quien tiene una pequeña parcela por estos mismos predios, relata que hace tres años, aproximadamente, tenía unas gallinas ponedoras y criaba pollos. Entonces, adquiría el alimento a uno de los dueños de estas granjas, que lo producían ahí mismo. Luego todo se fue a pique; los insumos subieron mucho y cada vez se le hacía más cuesta arriba seguir con su producción, por lo que ahora solo cría para su familia y algunos vecinos.