Reportajes y Especiales

La coronación, un acto inolvidable hace 54 años

15 de agosto de 2021

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La corona de la Virgen de la Consolación de Táriba es una obra de interés cultural nacional.

Por Armando Hernández


Más de cien mil personas asistieron al acto de coronación canóniga de la Virgen de la Consolación de Táriba, con la presencia de varios obispos de nuestro país y las fuerzas vivas del estado Táchira, el cual se cumplió el 12 de marzo del año 1967, bajo la presidencia del primer cardenal venezolano, Mons. José Humberto Quintero, quien fue el encargado de colocar la corona a la sagrada imagen, patrona del estado Táchira, que con extraordinaria fe y devoción es adorada por una gran legión de feligreses.

El acto de coronación fue pospuesto por más de siete años, por diversos motivos, tal vez el más poderoso fueron las reparaciones que debieron efectuarse en gran parte de la basílica, como consecuencia de un incendio que se desató el 11 de enero de 1960, causando serios daños y haciendo que la diócesis se abocara a realizar arreglos y remodelaciones, que se prolongaron por largo tiempo.

No obstante, las actividades religiosas nunca se interrumpieron durante las obras destinadas a dar forma a un templo en la categoría de Basílica Menor, decretada por el papa Juan XXIII. Atendiendo la petición de las autoridades eclesiásticas de la región, presididas por Mons. Dr. Alejandro Fernández Feo, Su Santidad también dio el visto bueno a la coronación canóniga de la santísima Virgen, el 9 de noviembre de 1959.

Incendio en la Basílica

El coronel del Cuerpo de Bomberos de San Cristóbal, Rodrigo Daza Porras, nos recuerda el incendio ocurrido el 11 de enero de 1960, con inicio en la sacristía. Para él, representa un suceso que permanecerá por siempre en su memoria, debido a que estuvo a punto de morir durante las labores de extinción del fuego. Cayó de uno de los techos, que se hundió bajo sus pies, y sufrió un traumatismo craneoencefálico que casi le cuesta la vida.

Rodrigo Daza se declara gran devoto de la Virgen, pues considera que por su gracia está vivo, ya que ella hizo el milagro que le permitió salir de un coma profundo, y de otras lesiones que dejaban pocas expectativas de vida.

Rememora que el accionar del Cuerpo de Bomberos de San Cristóbal pudo evitar que el fuego causara peores daños en la estructura. Las investigaciones demostraron que una fuga de gasolina en una planta eléctrica fue la causa del siniestro. El combustible llegó hasta un pequeño anafe con brasas encendidas que eran utilizadas en el incensario. Las llamas alcanzaron rápidamente el techo de la sacristía y se extendieron por el corredor y las capillas del Nacimiento y de la Santísima Trinidad.

Daza Porras recuerda que, ante la emergencia, el pueblo, el clero y la feligresía en pleno respondieron. “Nosotros combatíamos las llamas, mientras la gente sacaba a la Virgen, las sagradas imágenes, ornamentos y mobiliario, para salvarlos del fuego. Los fieles y los sacerdotes protagonizaron actos de gran valentía, porque se arriesgaron pasar sacar lo que podían de la iglesia en llamas, acotó luego. Dijo que ante la magnitud del siniestro y los pocos recursos de nuestros apagafuegos, vinieron con ayuda los bomberos de Cúcuta. También contaron con la cooperación del Ejército, Guardia Nacional y la Policía del estado Táchira, entre otros organismos”.

Las imágenes religiosas, los muebles y todas las cosas que sacaban de la iglesia eran llevados a las calles contiguas y la plaza Bolívar, de donde fueron trasladados luego a la casa cural, Casa Municipal y a los hogares de familias vecinas, para ser custodiados.

Reparación de los daños

Feligreses de vieja data, que vivieron aquellos acontecimientos, recuerdan entre la bruma del tiempo la manera como fue superada la emergencia y lo consideran como un milagro de la santísima Virgen, ya que ni los bomberos ni las demás autoridades contaban con los recursos para confrontar una situación de esta naturaleza. A pesar de ello, lograron el control y evitar daños peores.

El mismo obispo diocesano, Mons. Dr. Alejando Fernández Feo; el gobernador del estado Táchira, sacerdotes y decenas de fieles, deciden ir con la Virgen en procesión hasta el Colegio “Nuestra Señora de la Consolación”, en acción de gracias al Todopoderoso, en agradecimiento por haber podido sofocar un incendio que, de no haber recibido la asistencia oportuna de los bomberos y los feligreses, hubiese alcanzado proporciones impredecibles”.

La reparación de los daños y las remodelaciones autorizadas por el obispo se desarrollaron en etapas.

Altar Mayor

Numerosos fueron los acontecimientos previos a la coronación de la patrona del estado Táchira. Monseñor Alejandro Fernández Feo emite el 14 de agosto de 1960 un decreto para la remodelación del Templo Parroquial de Táriba, tras ser elevada a Basílica Menor por autorización del papa Juan XXIII. El 15 de agosto, luego de haber oficiado la misa pontifical, el pastor diocesano se dirige a la Puerta Mayor para dar inicio de manera simbólica a los trabajos y bendecir, en presencia de las autoridades y fieles, las herramientas de trabajo.

La obra, encomendada a la empresa tachirense Constructora Esfoga, es iniciada el 28 de agosto de 1961 y concluida en abril de 1965. Comprendía la construcción de nuevos techos de concreto sobre armaduras de hierro, realce de las paredes laterales y paredes de relleno; nuevo frontispicio entre las torres existentes; impermeabilización de los techos; reconstrucción del presbiterio; arreglo de los dinteles de las capillas laterales y demás trabajos correspondientes a la remodelación.

El día 13 de agosto de 1963 hubo una solemne procesión litúrgica con reliquias de los santos: san Lucio, san Vicente, san Heliodoro, santa Ágata y santa Perpetua, como preámbulo a la ceremonia de la Consagración del Altar Mayor de la Basílica. El obispo de la Diócesis presidió esta procesión, que salió de la capilla del Colegio Salesiano hacia la Basílica. Cerca de la puerta principal, el pastor diocesano veneró las reliquias y bendijo el agua gregoriana que se utilizaría para la consagración. Al día siguiente, 14 de agosto, monseñor Fernández Feo oficia la ceremonia de consagración del Altar Mayor de la Basílica, conforme a la sagrada liturgia, y concluye con la santa misa.

Al celebrarse el 15 de agosto de 1965 la tradicional fiesta patronal, el obispo dispuso dar apertura al Año Mariano, dedicado a preparar su grey para una serie de actos solemnes que fueran el preludio del gran acontecimiento religioso nacional de la Coronación Canónica de Nuestra Señora de la Consolación, previsto para el 12 de marzo de 1967.

Regio acto de coronación

Un recorrido de la venerada imagen de la Virgen de Táriba por todos los pueblos del estado sería la gran preparación para el gran evento de Coronación Canónica. El 26 de febrero de 1967, como madre amorosa que visita a sus hijos, la Virgen llegó a la ciudad de San Cristóbal, donde es recibida con gran cariño por sus hijos

El miércoles 8 tuvo efecto la solemne apertura del Congreso Mariano Vocacional en la plaza Juan Maldonado, con la asistencia de obispos visitantes y una gran concurrencia cristiana. El jueves 9 llegó a San Cristóbal su eminencia reverendísima, cardenal José Humberto Quintero, para asistir al Congreso Mariano y celebrar la Coronación de la Santísima Virgen. Una gran caravana de vehículos acompañó al prelado desde el aeropuerto de San Antonio hasta San Cristóbal, donde es recibido con repique de las campanas de los diferentes templos de la ciudad.

La primera noche del Congreso Mariano Vocacional fue celebrada como homenaje de la juventud a la Santísima Virgen. La segunda noche le correspondió a la familia presentar su tributo a la madre de Dios, y la tercera noche fue celebrada con la santa misa, oficiada por el cardenal Quintero y asistida por los obispos visitantes

El 12 de marzo llega el momento solemne que deja recuerdos imborrables por su alto valor religioso. El primer cardenal de Venezuela, monseñor José Humberto Quintero, por delegación del papa Juan XXIII, procede a la coronación canónica de la Virgen de la Consolación de Táriba, en solemne acto que cuenta con la asistencia del pueblo del Táchira, el clero, autoridades y sectores representativos de la región. Se cumplió en el atrio de la Basílica Menor.

Sobre la santísima Virgen es colocada la delicada prensa que fue fabricada por un orfebre de la ciudad de Caracas, en el año 1966, a petición del tercer obispo de la diócesis de San Cristóbal, Mons. Alejandro Fernández Feo. La prenda es considerada como aporte del pueblo del Táchira y se pudo costear gracias a donaciones y aportes por parte del pueblo católico tachirense y sectores representativos que respondieron a los llamados de la Iglesia. Existe el libro de donaciones, abierto formalmente el 2 de octubre de 1959, con la primera donación aportada por Mons. Dr. Alejandro Fernández Feo Tinoco, y cerrado el 14 de marzo de 1967 con la última donación, a cargo del recordado Prof. Simón Candiales, docente del Liceo Simón Bolívar de San Cristóbal.

A los pies de la Virgen se encuentra una media luna que es referencia al libro del Apocalipsis, la cual fue obsequiada por el general Cipriano Castro, primer tachirense en alcanzar la Presidencia de la República de Venezuela. Sobre la Virgen está la diadema como símbolo que representa la Coronación Canónica de la imagen, máximo privilegio que la Iglesia Universal puede otorgar a una reliquia. Este privilegio fue concedido por el papa Juan XXIII, mediante Breve Pontificio de fecha 9 de noviembre de 1959, a la insigne imagen de la Bienaventurada Virgen María, llamada comúnmente Nuestra Señora de la Consolación, que es venerada por fieles del estado Táchira, Venezuela y el mundo cristiano en general.

Cuando el cardenal Quintero le colocó la corona a la Virgen estallaron los gritos de júbilo, mientras miles de pañuelos ondearon en medio de la algarabía en saludo. Se escucharon las gloriosas notas de nuestro Himno Nacional. Fue un acto de gran emoción e inmensa alegría para un pueblo creyente que se rendía a los pies de la madre de Dios.

La corona votiva de Nuestra Señora de la Consolación de Táriba es una extraordinaria obra de arte de interés cultural de la Nación, incorporado al Catálogo del Patrimonio Cultural de Venezuela, por resolución del Instituto del Patrimonio Cultural, publicado en la Gaceta Oficial N° 38.234, de fecha 20 de febrero de 2005.

Vea el capitulo III de la serie de micro documentales La Virgen que alumbró su historia:

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