Una réplica de Nuestra Señora de la Consolación aguarda dentro de una caja de vidrio en las puertas de su basílica en Táriba, municipio Cárdenas, antes del 15 de agosto. Es la primera estación de los fieles, antes de ingresar al templo, que se mantiene con las puertas abiertas.
Por Yuliana Ruiz
La “Perla del Torbes” celebrará este domingo, de manera discreta, pero con la misma fe y devoción, la renovación milagrosa de la tablita con la imagen de la patrona del Táchira, hace 421 años.
“No dejaremos pasar de manera desapercibida las fechas importantes de la festividad patronal”, por eso trabajamos “en función de la pandemia”, manifiesta el alcalde del municipio, Richard González.
“La celebración será igual a la del Santo Cristo”, adelantó la autoridad municipal, quien manifestó que coordinan con la Iglesia una serenata virtual; asimismo, se efectuará la sesión del Concejo Municipal, eventos deportivos con el Instituto del Deporte, y evalúan la posibilidad del certamen de la “Mini-Reina” de manera virtual.
El covid-19, según el alcalde, “ha provocado cambios drásticos” en las celebraciones religiosas de la entidad. “Cuánto no quisiéramos nosotros celebrar estas ferias y fiestas de la Consolación, pero es un problema, que no solo golpea al municipio, sino al mundo”, magnificó.
“Tenemos que evitar al máximo cualquier tipo de aglomeraciones”, añadió González, al referirse a las fiestas patronales que por segundo año consecutivo no tendrán una reunión masiva de devotos en la Basílica de Nuestra Señora de la Consolación.
Dinamismo
La capital del municipio Cárdenas se muestra dinámica en los días previos a la celebración religiosa: la gente va y viene; los comercios tienen sus santamarías abiertas; el pintor de la basílica hace retoques en las paredes; jóvenes conversan en los bancos de la plaza, y el mercado de mayoristas tiene su Lunes Campesino.
El alcalde, Richard González, sostuvo que se observa una recuperación del municipio, porque la pandemia, como en otros lugares, ha golpeado a la localidad. No solo a nivel sanitario, también hay efectos económicos.
La primera autoridad municipal contó que le tocó ponerse al frente de la situación sanitaria para evitar lo inevitable, los contagios. Le correspondió un Puesto de Asistencia Social e Integral (Pasi), con más de 400 retornados, en el Faro de la Marina.
Asimismo, ante las consecuencias económicas de la exoneración de los impuestos a los comercios, una medida ordenada por el gobierno central ante la pandemia, la cual redujo los ingresos de la municipalidad y su capacidad de respuesta a las necesidades de los cardenenses.
Indicó el funcionario que tuvo que establecer alianzas para ofrecer ayudas adicionales a sus trabajadores, como bolsas con alimentos.
“Polvo cósmico”
Para el alcalde Richard González, la inflación convirtió los recursos de la municipalidad “en polvo cósmico”. El alza de los precios de los productos, más de lo que establece el Gobierno nacional, ha complicado también las tareas.
Considera, como una de las debilidades del municipio, el servicio de Aseo Urbano. Es el principal reclamo de la ciudadanía, y ello se debe a que la empresa privada que ofrece el servicio “cobra 2 mil dólares mensuales por cada camión recolector, y se requieren 10 camiones”, sostuvo.
En la actualidad, la alcaldía tiene pocos camiones activos, aunque González resaltó que se encuentran en la reparación de varios para avanzar en la solución del problema. Indicó que antes existían 8 vehículos de este tipo, pero cuando asumió el cargo no estaban en funcionamiento.
Sin embargo, detalló los logros de su administración en la “Perla del Torbes”, como el alumbrado público, el ornato ambiental, el asfaltado con maquinaria propia de vías, aunque con asfalto frío, porque la empresa que ofrece la mezcla caliente cerró hace año y medio.
Así fue la misa pontifical por los 461 años de la llegada de la Virgen de la Consolación al Táchira: