Regional

¿Cuándo regresará el crédito al bolsillo de los venezolanos?

20 de agosto de 2021

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Contar con un ingreso suficiente y en una moneda que estabilice la inflación, en vez de evaporarse en su devorador fuego, resulta insuficiente cuando queremos pasar de una economía de subsistencia a una economía productiva, que depende en especial de los elementos financieros que la banca comercial pone a su disposición.

La Asociación Bancaria de Venezuela ha venido denunciando la iliquidez de las instituciones bancarias para realizar préstamos, que en cifras se reflejan en el hecho de que desde hace 6 meses las reservas de excedentes están en números negativos.

Ya sea desde el sector productivo o ya sea para el venezolano de a pie, las expectativas de una masificación de los préstamos en dólares no son pocas.

Esto no solo es un problema para el empresario, que solo está en capacidad de incrementar su producción si tiene capacidad para cubrir sus costos operativos, de materias primas, insumos y personal, entre muchos más, si cuenta con los empréstitos suficientes para el desarrollo de su actividad, sino para el ciudadano común, que con sus tarjetas de crédito podía adquirir bienes y servicios, e incluso aliviar algunos gastos.

Aidé Useche, periodista que ya ha transitado varias etapas en la economía nacional, recordó aquella época, alrededor de finales de la primera década del presente siglo, cuando la llamaban o recibía mensajes de las instituciones bancarias ofreciendo sus tarjetas de crédito o incluso pequeños montos otorgados a cierto interés mensual.

—Las tarjetas de crédito eran un apoyo extraordinario e incondicional para cualquier tachirense. Yo recuerdo el 2001, cuando tuve la oportunidad de viajar a otro país y me apoyé para mis compras que hacía, incluso para recuerdos para mis familiares, con tarjetas de crédito. Uno contraía esas deudas, pero poco a poco iba abonando. El crédito era un valor agregado para la economía individual y, por supuesto, familiar, expresó.

Useche recuerda que le servía, como a todas las personas, para hacer mercado, comprar un par de zapatos o una pieza de ropa, para adquirir medicinas, dar un buen regalo, apoyar a algún familiar o para un evento que se organizara en casa.

—Las tarjetas nos permitían más solidez económica, nos daban una flexibilidad de pago en una economía que nos permitía una mejor calidad de vida -afirmó Useche-.

Por su parte, el arquitecto Alberto Rivera recordó la gran contribución de las tarjetas de crédito para el desarrollo profesional e incluso para hacer frente a muchas situaciones de emergencia.

—Yo añoro las tarjetas de crédito, por supuesto que sí, pero es la realidad que se vive actualmente, de hiperinflación, donde perdimos muchos instrumentos agregados al ejercicio profesional, agregados a cualquier necesidad familiar. ¿En cuántas ocasiones, con una tarjeta iba uno a una clínica y cancelaba la atención en los servicios de emergencia— sostuvo Rivera

El negocio de pastelería, que hoy permite a Yelitza Zambrano capotear en medio de la tormenta económica, tuvo su pistoletazo en el sutil “bip” de su datafono, sin necesidad de acudir al escritorio de un asesor financiero.

—Yo dejé de usar tarjetas de crédito hace como tres años, pero con la primera que me llegó pude comprar la máquina batidora pequeña, que me costó alrededor de 5 millones de los bolívares antiguos. Eso fue una bendición cuando me llegó, pues yo batía de forma manual, y el negocio comenzó a crecer. Con esa máquina mejoré el rendimiento del trabajo. De hace cuatro años para acá no volvieron a aumentar y las terminé de pagar y ahí quedaron, en el bolso,  manifestó.

Expectativas en dólares

Por supuesto, el primer requisito que se pide para que el crédito bancario siga funcionando dentro de nuestro sistema económico es que el mismo sea solvente, y que de parte del Banco Central se suavicen ciertas restricciones, en especial el encaje fiscal, que en palabras simples es el porcentaje que autoriza a la banca para disponer de sus ahorros, ofreciéndolos en servicios financieros a su clientela. Este tipo de medidas, por lo general, son asumidas por el Estado en prevención de que la masa monetaria empuje aún más la inflación.

Pero el manejo cada vez masivo de la divisa para gastos cotidianos ha creado la expectativa de préstamos en dólares. A esta posibilidad no ha resultado indiferente el Estado venezolano, que ha asomado mecanismos novedosos mediante el uso de las criptomonedas, en especial la que ha venido promoviendo el Gobierno, el petro.

Sin embargo, no pocas personas ponen en dudas estos medios, en vista de lo que ya de por sí para muchos resulta negociar los petros.

—Mi esposa le quería hacer ‘la segunda’ a su abuela, que tiene todavía el medio petro que les consignó a las personas de la tercera edad el Gobierno a través del Sistema Patria. Ella ingresa a la página para ofertar el petro, donde se leía que estaba valorado en dos millones 600 mil bolívares, o sea le corresponderían por medio petro a la señora un millón 300 mil bolívares, pero apenas le ofrecieron 60 mil bolívares. ¿Cómo vas a recibir petros, en vez de dólares, si luego tienes que venderlos a bajo precio y te quedas con una deuda en dólares?, preguntó Darío Restrepo.

Pero muchos analistas no pierden la esperanza de que de un momento a otro la banca venezolana cumpla la función que por excelencia se le ha asignado para vigorizar el aparato productivo, teniendo en cuenta que la mitad de los depósitos actuales del sistema bancario son en divisas. Si se han venido haciendo créditos en dólares han sido para clientes muy exclusivos, muy de confianza, y su autorización está sujeta al visto bueno de Sudeban.

—Si existe la posibilidad de abrir esa brecha; pero por los momentos lo que tenemos son unas tasas de interés muy altas para las empresas. Algunos bancos están prestando, pero con garantías en divisas. Eso hace que una pequeña y mediana empresa que necesite de 10 mil dólares para obtener liquidez le resulta complicadísimo, y con una tasa elevada entre el 5 y el 7 % -relató el economista Aldo Contreras-.

Contreras orienta que “eso hace que prefieran endeudarse por otros medios o busquen con sus propios proveedores mecanismos de financiamiento”.

—La banca necesita de un auxilio financiero que oscila entre los 7 mil y 5 mil millones de dólares. De otra parte, los bancos transnacionales no están queriendo poner aquí, y lo que están haciendo es sacando sus operaciones de Venezuela, acotó el economista Aldo Contreras. 

Freddy Omar Durán

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