Sucesos

Angustia de familiares sin dinero para enterrar a sus muertos

21 de agosto de 2021

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Armando Hernández

Varios empresarios dicen que existen servicios económicos, con lo más básico, y consideran que los precios se fijan con base en el valor de las urnas, que los fabricantes cotizan en moneda extranjera, alegando que todo el material que utilizan viene del exterior y los proveedores no aceptan bolívares, como forma de pago

La muerte sigue siendo un tema que genera situación de apremio entre las familias, no solo por la inmensa pena y el dolor que implica la pérdida de un ser querido, sino por los grandes sacrificios que para la mayoría de personas significa asumir los costos de los servicios funerarios, que a decir de algunos están por las nubes y no pueden pagarlos.

Es consecuencia de una dolarización que se ha apoderado de nuestra economía, reemplazando a nuestro cono monetario y colocando al dólar y peso colombiano como las monedas de referencia para el pago de bienes y servicios.

Para algunas personas, los precios de los servicios fúnebres rayan en la especulación, en tanto que los empresarios funerarios alegan que se trata de precios justos, marcados por el costo de la mercancía, pues si bien se produce en el país, se debe pagar en divisas por cuanto la materia prima no es de manufactura nacional, sino que proviene del exterior, concretamente de Colombia, donde debe ser pagada en pesos.

A esto se deben sumar costos de operaciones que son asumidas por empresas funerarias como consecuencia de la pandemia del COVID-19, que ha golpeado fuertemente a estos negocios, pues el entierro con ataúdes ha disminuido, dando preferencia a la cremación, la cual se hace en las denominadas bolsas para cadáveres, que por lo general son entregadas en los centros asistenciales donde ocurren los decesos.

Lo mejor y más costoso…

Algunos agentes funerarios, que solicitaron mantener sus nombres en reserva, explicaron que existen servicios accesibles, desde el punto de vista de los costos, y están conformados por lo básico. Hay otros, más costosos por las características de los servicios escogidos.

La mayoría de funerarias cuentan con ataúdes importados, de alto costo, y servicios de primera, que comprenden una serie de “extras” que el comprador debe cancelar. Lógicamente, esto aumenta los costos.

Algunas familias llegan a las funerarias exigiendo lo mejor y más costoso, por cuanto consideran que es lo último que van dar a sus seres queridos y que merecen lo mejor, acotan.

Si una familia exige capilla, servicio de cafetín, avisos por radio y prensa, esquela mortuoria, ramo de flores naturales, trámites, preparación del cadáver y vehículos acompañantes, entre otros “extras” que están permitidos, a pesar de las limitaciones impuestas con motivo de la pandemia, lógicamente los costos van a subir, pero en contraparte existen servicios de menor costo, con un ataúd que se conoce como tapita o cualquier otro de la misma categoría.

Los agentes funerarios están conscientes de las dificultades por la que está atravesando este tipo de negocio y consideran que el COVID-19 ha influido mucho en ello, contribuyendo al desplome del sector funerario.

No está permitida la velación de la persona que muere a causa de la enfermedad, pues debe ser trasladada de manera inmediata al lugar donde será sepultada o cremada.

Las funerarias solo hacen el traslado y, en la mayoría de los casos, los cadáveres son colocados en bolsas especiales que son entregadas en el mismo centro asistencial donde ocurre el deceso. Algunas familias solicitan una urna en calidad de alquiler, pues al ocurrir la cremación es devuelta para ser sometida a un delicado proceso de desinfección y cambio de tapicería, entre otros requisitos de carácter sanitario.

El Táchira es el lugar donde los servicios se cotizan a menor precio y se cobran en pesos, puesto que en otros estados se deben cancelar en dólares y los precios varían, de acuerdo con los requerimientos del familiar.

Un servicio oscila entre los 450 y 600 dólares, dependiendo del cofre y este, si es de madera, puede costar entre 70 y 80 dólares y si es metálico entre 140 y 160.

Servicios, con y sin covid-19

Entre los propietarios de funerarias que conversaron con el periodista de Diario de La Nación se encuentra Rafael Cañas, propietario de Servicios Funerarios Génesis, quien manifestó sin tapujos que los precios de los ataúdes encarecen el servicio y aclaró que los mismos les son vendidos en moneda extranjera.

“Yo trabajo con fabricantes de urnas de Maracaibo, San Juan de Colón y El Pabellón, municipio Monseñor Alejandro Fernández Feo, y nos explican que deben traer los materiales de Colombia, tales como pintura, tela, tapicería, entre otros insumos, que son importados. Los proveedores mantuvieron los precios inalterables por espacio de varios meses, pero todo cambió a causa de una situación interna que se vivió en el vecino país por un paro nacional de 40 días, que prácticamente paralizó a la nación, generando un desabastecimiento interno y un aumento de precios, que lógicamente nos ha afectado en Venezuela”, explica.

Cañas es categórico al tocar el tema y comienza diciendo que Venezuela es un país donde se producen numerosos fenómenos desde el punto de vista económico y todo tiende a cotizarse en divisas. Destacó que, tanto los bienes como los servicios, se ofertan en moneda extranjera y deben pagar en pesos o en dólares. Existe un constante aumento, ya que hay inestabilidad en los precios. Los ataúdes están llegando con un aumento considerable y a eso hay que agregar otros costos operacionales, entre los cuales se encuentran el personal, papelería, vehículos, trámites, registro y los gastos de protección al equipo humano y las operaciones de desinfección contra el COVID-19.

En cuanto a los costos, aclaró que varían, de acuerdo al tipo de servicio escogido, causas de muerte y lugar donde se va a efectuar el entierro o la cremación, que generalmente, por causa de medidas de carácter sanitario implementadas por las autoridades, deben ser expeditos si se trata de casos COVID, que estén comprobados o se tenga sospecha de ello. Todas las empresas funerarias cuentan con servicios económicos, aclaró más adelante.

Más cremaciones y menos entierros

Cañas dice que la situación generada por la pandemia del COVID-19 ha afectado al sector funerario, pues por esta causa ha mermado la cantidad de entierros, debido a que, casi en un 80 por ciento, se incluye la cremación. El gobierno ha sido más flexible en cuanto al destino final del finado y está permitiendo el traslado a ciertos lugares, como Cordero, Michelena, Capacho y San Josecito, que no estaban en la lista de municipios autorizados. Tan solo figuraban Guásimos y Córdoba, porque tienen crematorios.

Los velatorios por casos de protocolo covid-19 no se hacen y se cumplen estrictas normas de carácter sanitario. Si una persona fallece por coronavirus, rápidamente es cremada o enterrada. Lo único que se hace es el reconocimiento del cadáver, para cumplir con la parte legal y dejar constancia sobre la identidad del fallecido.

—En el caso de las funerarias, los familiares vienen con el certificado de defunción expedido por la autoridad sanitaria y verificamos la causa de muerte, si se presentaron patologías que ameriten utilizar el protocolo COVID-19. Se vende un paquete de servicio, conforme al caso. El familiar debe informar si van a enterrar o cremar. Si es entierro, se puede realizar en el Cementerio Municipal o el Metropolitano, en el municipio San Cristóbal. Si se trata de cremación debido a COVID-19, la familia deberá cancelar lo establecido por el protocolo, así como por la utilización de la camilla, diligencias de ley, protección al personal, incluyendo trajes de seguridad, traslado y diligencias de ley, añade luego Rafael Cañas.

“Ahora desinfectamos”

Cañas nos explica que el traslado por COVID-19 no cuenta con protección oficial. “Al principio íbamos con los carros a Protección Civil para que fueran desinfectados, pero con el transcurso del tiempo cada funeraria asumió esa función y se vio en la necesidad de capacitar personal, adquirir equipos, entre ellos la bomba y el amonio cuaternario, entre otras cosas que se necesitan. Cuidamos mucho a los trabajadores para evitar contagios y cada uno de ellos cuenta con el equipo adecuado de protección, que luego de ser usado debe ser desechado. Cada persona utiliza cuatro pares de guantes y en el caso de los servicios, son dos los trabajadores, que son sometidos con prioridad a un proceso de desinfección, al igual que los carros utilizados”.

El agente funerario añade que, hasta el momento, gracias a estas medidas de control y prevención, no tiene conocimiento de personal que haya contraído la enfermedad en labores de servicio.

El caso más cercano conocido es la muerte de un propietario de funeraria en la población de Socopó, estado Barinas, pero no existe una información clara sobre el origen del contagio.

Los trabajadores de funerarias que en la región han enfermado corresponden a otras situaciones y lugares. No en funciones de servicio y, afortunadamente, todos han superado favorablemente el COVID-19, aclara luego.

“Un servicio con protocolo covid-19, cuando es con cremación, puede tener un costo aproximado a los 400 mil pesos. Si se trata de entierro, aumenta a 650 mil pesos, por cuanto incluye urna. El protocolo COVID-19 comprende equipos de bioseguridad, traje del personal, cofre funerario, bolsa, traslado y camilla, a la cual se le debe practicar un tratamiento especial de desinfección. Existe un servicio más económico con protocolo covid-19 fijado en 360 mil pesos, y cuando es con entierro incluye la urna más básica. Sin embargo, estos precios están sujetos a cambios, a causa de la dinámica de nuestra economía”.

Por último, recomienda a las personas que requieran algún tipo de servicio que acudan directamente a la empresa funeraria de su confianza, donde podrá averiguar sobre las características de cada uno de los paquetes que puede adquirir y obtener información sobre los procedimientos que deben cumplirse, sobre todo si se trata de casos de muerte a causa de la pandemia.