Norma Pérez M
A sus 63 años edad, Eberth José Brugueras Delgado recuerda con gratitud el miedo escénico que lo paralizaba cuando era estudiante de primaria en Rubio, su pueblo natal, que incluso le impidió ser el orador de orden en el acto de culminación de sexto grado.
Este episodio de su vida lo motivó a buscar una alternativa para vencer ese temor: “Aun cuando era un jovencito, ya me caracterizaba un tono de voz grave, me escogieron para ser el orador de la promoción de sexto grado. Pero el miedo escénico me bloqueó y no pude hacerlo, a pesar de haber ensayado durante toda una semana”.
Superar esta limitación se convirtió en un reto; se acercó a Radio Rubio, la única emisora que existía en esa época en el municipio Junín. Fue la manera que consiguió para liberarse del desasosiego que le ocasionaba hablar en público. “Lo que no sabía es que el gusanito de la radio iba a entrar en mí, para nunca volver a salir, se quedó y despertó esa pasión que me iba a acompañar por el resto de mi vida”.
En la emisora estaba en los estudios el locutor Pedro Pablo Luna Contramaestre, quien conducía el programa “Serenata sin luna”, le dio las primeras orientaciones, y le permitieron ayudar a varios locutores en sus programas: declamaba, complacía y animaba.
Empezó a vender publicidad en el incipiente comercio existente, y con el propósito de arraigarse dentro del medio, hizo un curso de operador de estaciones de radio comerciales. Tenía trece años de edad.
“Me familiaricé con el micrófono, estuve en un acto en el estadio “Leonardo Alarcón”, frente a cuatro mil personas. En esta etapa de mi vida, me río de esos momentos, cuando los nervios me hacían una mala jugada; cuando dicto un taller, les digo a los participantes que esa es una condición innata en el ser humano”.
Nuevas oportunidades
Cuando se dedica de lleno a la radio, también inicia lo que él llama su autoformación: documentarse, leer, escuchar noticias, seguir a personas talentosas para continuar su aprendizaje. Con la mayoría de edad llega el certificado de locutor. “De un grupo de mil 400 participantes, solo pasamos 33, luego de una prueba que duró un día y una noche. Fuimos el primer grupo que se certificó en el Táchira”.
Continuó en Radio Rubio con otro tipo de producciones, programas propios, uno de los primeros fue el “Hit Parade 1330”, guardias en las tardes, transmisiones deportivas como voz comercial en los primeros juegos nacionales y octavos de mayores.
Allí permaneció nueve años. Después ingresó a estudiar Educación en el núcleo Táchira de la Universidad de los Andes y a trabajar como obrero en una empresa de materiales de construcción, pero sin dejar la radio.
“Trabajaba con dos muchachos del barrio 23 de Enero, y un día que íbamos a entregar un pedido en San Juan de Colón, teníamos sintonizada Radio Visión, que era la emisora del momento en San Cristóbal, allí hicieron el anuncio que solicitaban un locutor y mis compañeros se regresaron para que fuera a optar por el cargo. Lo conseguí y así debuté en la radio, fuera del municipio Junín. Fue un gran aprendizaje, compartí el micrófono con el actual presidente de Asociación de Profesores de la ULA, Omar Contreras Molina”.
En su interés de proseguir con su crecimiento profesional, se presenta en Radio Táchira, del Grupo González Lovera. “El director era José Alberto Rivas, un excelente profesional, de quien seguí sus observaciones para mejorar y me considero su discípulo. Nunca olvido el consejo que me dio: ´recuerda que las estrellas en el cielo están completas y el que llega a este medio a considerarse una de ellas termina estrellado´. Comprendí que no es otra cosa que mantener la humildad, y así lo he hecho”.
En esos años, la meta de todo locutor era llegar a Ecos del Torbes, porque representaba el estatus más grande de la radio tachirense.” Ya había realizado algunas producciones independientes con esta emisora, y pensé que lo iba a lograr, pero Jesús Manuel Contreras me hizo una muy buena oferta de trabajo en Radio San Sebastián y la acepté”.
En su memoria guarda como un valioso recuerdo que su voz caló tanto en el público que por primera vez, después de muchos años, Ecos del Torbes perdió el primer lugar de sintonía frente a Radio San Sebastián, algo que muchos de sus compañeros de aquel entonces señalaron como un hecho histórico en la radio del Táchira.
Ahí debió hacer la suplencia del espacio “La mancheta criolla”, que estaba a cargo de Marco Antonio Castro, una de las grandes voces del Táchira, y después lo hizo Omar Contreras Molina. “También, en varias oportunidades cubrí las ausencias en “Solo para enamorados” que conducía Luz Martínez, una bella y dulce voz de este estado”.
“Algo que me ha caracterizado es que siento que cuando hacemos las cosas con amor, no son trabajo. En todos los programas, guardias y transmisiones, siempre puse lo mejor de mí como profesional”.
“La página roja”
Durante su incursión en Radio Mundial, bajo la dirección de Nelson Chacín, tuvo una de las más importantes experiencias de su trayectoria, que proyectó su nombre dentro y fuera de las fronteras del Táchira.
El programador de radio era José Gregorio Pepe Lavino, a quien califica como un excelente musicalizador, estratega; él fue el encargado de iniciar la sección “La Página Roja” en San Cristóbal, donde se narraban sucesos, lo que causó un impacto tremendo en la audiencia.
Tan grande fue su éxito, que los invitaban a numerosos eventos para que se presentaran, y allí siempre estaba presente Eberth Brugueras, consolidándose en el mundo de la locución.
“Yo hacía la antesala, imitándolo, cuando él se retira de la emisora, me correspondió asumir ese rol, lo que hice durante seis años. Jamás pensé lo que iba a representar esa sección en mi carrera, la proyección para mí fue enorme. Si hay un programa que me marca definitivamente es haber realizado “La Página Roja”, que hoy todavía muchos recuerdan”.
Era un ambiente muy competitivo, se hacían encuestas en la calle, concursos, entregaban premios consistentes en mercados, órdenes para surtir gasolina, serenatas con mariachis, regalos de empresas y todo formaba parte de la competencia para mantener el primer lugar de sintonía.
“La Nuestra”
Los antecedentes de 89.9 FM “La Nuestra”, están en “Candela” 106.7 FM, de la que Eberth Brugueras fue director fundador. Una vez que se retira de la dirección, con planes de descansar, surge la oportunidad de abrir una emisora en Rubio, que ya cumple cuatro años.
“Cuando creí que iba a cerrar mi ciclo en radio, un 3 de enero me plantean la compra de la emisora, reto que acepté y cumplí a plenitud. El 1ero de junio de 2017 fue la apertura”.
Es una emisora de corte popular, con algunos programas para adultos contemporáneos; “a pesar de que detestaba la estridencia, donde llegué a tener fama y proyección fue en ese estilo, el cual amo y sigo practicando”.
Dice que en su estación de radio aplica todo lo que ha recorrido y aprendido durante cincuenta años. “Nada en la vida es casual. Con el mismo sentido de organización, ventas, programación, sentir la audiencia y el público, el mismo sentimiento llevo a ´La Nuestra´, que está en el primer lugar de sintonía en el municipio Junín”.
Tres de sus cinco hijos siguieron sus pasos: Eberth Júnior, quien es director de la emisora; José Manuel, operador máster, y Nathaly, vinculada a la musicalización y es operadora.
“La radio siempre te acompaña. En el hogar, en el vehículo. Por eso, no va a desaparecer. Las redes sociales pueden haber cobrado fuerza, pero no son una voz que ofrece compañía inmediata y no van a desplazarla”.
Medio siglo
Eberth Brugueras llegó al medio siglo de labor profesional. Considera que no ha sido una tarea fácil, pero todo lo compensa con las muestras de aprecio y cariño que recibe de los oyentes y de quienes conocen su trayectoria, como los amigos y compañeros que llama de la vieja escuela.
“Para mí es invaluable haber escrito mi nombre en letras de oro junto a grandes personas, muchas han partido de este mundo y quedamos cada vez menos. La satisfacción personal y profesional es grande, pero lo más importante es trascender más allá de Eberth Brugueras. Es el municipio Junín representado en la radiodifusión tachirense”.
Su visión retrospectiva le permite observar su crecimiento y evolución en la radio que tanto quiere: “hasta el punto que el Eberth que arrancó a los trece años es un hijo del que ahora está aquí. Si volviera a nacer, volvería a ser locutor. Trabajo hasta doce horas consecutivas, no siento cansancio, me pasa el tiempo volando. Todavía me falta mucho por hacer”.
De su vasta experiencia deja un consejo para las nuevas generaciones: “independientemente de la situación país y las circunstancias. hay que prepararse. Elevar el conocimiento, porque este da sus frutos. Vale la pena. Todo lo que se pueda aprender es valioso. Cultivar su léxico, leer, porque la lectura es liberadora del pensamiento”.
Hoy le da las gracias al miedo escénico, al temor que experimentaba cuando iba a confrontar a un público, “porque sin él no hubiese descubierto mi gran pasión”. Su consigna es nunca rendirse ante las dificultades. Él es el mejor ejemplo para demostrar que su debilidad se transformó en oportunidad y fortaleza.
“Mis cuerdas vocales se encuentran en perfectas condiciones. Le doy gracias a Dios por este don y mientras la garganta resista, continuaré. Le pido al Creador que me conceda actuar hasta el último día de mi vida detrás de un micrófono, porque solo así sé que estoy vivo”. Es la voz cincuentenaria, la que perdura en la historia y en el tiempo.