La víctima, que es funcionaria pública y labora en un ente municipal de San Cristóbal, a la que llamaremos “Teresa”, ya formuló la denuncia ante el Cicpc, e hizo la observación de que, por la forma de actuar y características físicas de los tres atracadores, bien pudieran ser policías o militares

Una dama fue violentamente asaltada por tres sujetos armados, en la Unidad Vecinal, que además de todas sus pertenencias, la despojaron de 500 dólares que una poca hora antes había comprado con pesos colombianos, que, con esfuerzo, fueron ahorrados por su hijo, el cual es educador.

El asalto ocurrió este martes en plena vía pública del concurrido sector, cuando llegaba a su casa, en compañía de un amigo, que le dio la “cola” en una motocicleta, luego de hacer algunas diligencias personales. Él la buscó en Barrio Obrero.

La víctima, que es funcionaria pública y labora en un ente municipal de San Cristóbal, a la que llamaremos “Teresa”, ya formuló la denuncia ante el Cicpc, e hizo la observación de que, por la forma de actuar y características físicas de los tres atracadores, bien pudieran ser policías o militares.

Fue el hijo de Teresa quien hizo la denuncia ente este rotativo, en razón de que confía que al publicar la fotografía con los billetes que le robaron y que, a través de los seriales, logren recuperar alguno, pues el dinero con el que los compraron, era suyo, el ahorro de toda su vida, puesto que,  aunque es educador, trabaja en la empresa privada.

De acuerdo a lo que luego del hecho, conversó con su mamá, ambos coincidieron en creer que los asaltantes fueron “dateados” del dinero que llevaba ella, y no descartaron que fue en el mismo mencionado ente municipal, donde al mediodía del martes hizo la transacción con un viejo amigo, que alguno se percató de la misma.

Luego de la transacción, Teresa fue muy discreta durante el resto del día, y tomó la previsión de tomarle una foto a los billetes y enviársela, vía WhatsApp, al hijo.

Presumen   de que después que alguien “la vendió”,  la dama  fue marcada como objetivo y que fue seguida por los sujetos por un tiempo indeterminado, actuando en el momento que creyeron prudente.

“Eran como las 5:40 de la tarde, aproximadamente, aún estaba claro. Los interceptó un vehículo Aveo, blanco, tipo taxi, se bajaron tres hombres armados, con el rostro descubierto. Y de una vez les dijeron: ¡denme todo! Uno de ellos le dio un cachazo al chamo (al motorizado), lo tumbaron de la moto y lo comenzaron a golpear. Mi mamá intentó alejarse, pero otro, se le acercó, la apuntó con el arma y la despojó de todo: la cartera, celular, documentos personales, un bolso de mano, y hasta de unas bolsas con compras que había hecho en la mañana, todo lo que llevaba. Al muchacho también, le robaron un koala y las llaves de la moto, suponemos que para que nos los siguieran. Y cuando les quitaron absolutamente todo, hasta las llaves de la casa, se montaron el carro y se fueron”, contó “José”, el hijo de la víctima.

—Mi mamá me dice que, por el porte, la contextura, la altura, y la forma de actuar, ella se atrevería a decir que pudieran ser funcionarios de algún organismo policial o militar. Para mí, eso no fue un robo fortuito, tuvo que ser planificado; y se llevaron todo lo que tenía mi mamá, porque no sabían con precisión, dónde guardaba los dólares –, agregó finalmente, el muchacho. (Miriam Bustos)