Nacional
Biblioteca de Barcelona, un baluarte histórico golpeado por la desidia
12 de septiembre de 2021
Los trabajadores de la Biblioteca Pública Central Julián Temístocles Maza de Barcelona, alrededor de 90, luchan para que más de 118 mil libros y reliquias literarias no se pierdan producto de la humedad que invade cada uno de los pasillos de este recinto que es patrimonio cultural del estado Anzoátegui.
Paredes enmohecidas, estantes arrumados, montañas de papeles dañados por el agua, libros tapados con bolsas plásticas para que no se mojen por las goteras, cielo raso cayéndose a pedazos son parte del panorama que se consigue al entrar a esa casa que tiene más de 72 años de antigüedad. Un punto positivo es el personal que, pese a estas circunstancias, recibe al público con buen ánimo.
La directora de la biblioteca, Carla Fermín, ha dedicado muchos años de su vida a relatar cuentos coleccionados en esa edificación, pero durante la visita de El Tiempo le tocó hablar del derrumbe del techo de la segunda planta producto de una lluvia caída en enero de 2018 y el desinterés del gobierno regional para arreglarlo.
Desde esa vez mudaron todos los libros de ese piso a otros espacios, a fin de evitar que se mojaran, pero casi todos los techos tienen filtraciones.
La mayoría de los techos presentan filtraciones y las paredes están cubiertas de moho
A consecuencia de aquel suceso, seis cajas de libros se “enfermaron” con moho.
“Nos hemos esforzado para mantener a flote la biblioteca, a pesar de que no hemos recibido ni medio para adecuar las instalaciones. Entre todos los trabajadores y la Red de Bibliotecas hacemos lo posible para seguir atendiendo a los estudiantes y a sus padres, los martes y jueves de flexibilización hasta el mediodía”, manifestó.
José “Cheo” Hurtado, quien por muchos años ha transitado por los pasillos de la edificación como bibliotecario y actual presidente del Sindicato de Empleados Públicos del estado Anzoátegui (Urepanz), sostuvo que plantearon a las autoridades gubernamentales reubicar los libros en lo que sería la sede del Museo de Anzoátegui, en la calle Bolívar de Barcelona, pero no se logró a pesar de que la Corporación de Vialidad e Infraestructura de la Gobernación (Covinea) y hasta Protección Civil (PC) inspeccionaron los espacios.
En enero de 2018 se desplomó parte del techo del segundo piso, dañándose muchos libros
Continúan las labores.
Además de recibir a la población estudiantil en un espacio que habilitaron para disponer los libros más solicitados, pero que tiene problemas de suministro de electricidad, la Temistocles Maza continúa ofreciendo los servicios de Préstamo Circulante, Cajas Viajeras, Cuenta Cuentos, La Hora del Cuento y planes vacacionales.
Fermín relató que antes del desplome, las salas de ciencia y tecnología, sociales, humanidades, referencias, geografía e historia, humanidades, infantil, estadal, literatura, cátedra libre, sala para personas con discapacidad, hemeroteca y audiovisual tenían sus propias áreas.
Hurtado recalcó que no solo los libros sufren los efectos del mal estado de las instalaciones, sino también los trabajadores que están en riesgo de contraer enfermedades por la humedad y alta concentración de moho.