Néstor Melani Orozco
Allá de La Grita. Dueña de los versos y de las canciones. Desde las esquinas se invocaban todas las presencias y entre cortinas las muchachas en las ventanas se asomaban para escuchar las melodías del tocadiscos portátil de Julio Molina.
Voces de los “Angeles Negros” aquellos chilenos de 1970 donde se transformaban en una promesa de amor. Porque Julio más galante llevaba sus canciones en los discos de vinilo y en algún lugar donde existiera una muchacha bonita abría su tocadiscos portátil para ofrendar una melodía, quizás de Dennis Rusó. De Raphael. O de aquellos versos del rubiense Luis Edgardo Ramírez.
Aún las eternas muchachas, hoy mujeres, señoras, doctoras y hasta hermanas de la caridad recuerdan el tocadiscos de Julio el aventajado disyoki y el maestro de bailar con la famosa orquesta “Brillos Caracas Voy”
Al fundarse la tercera emisora de La Grita como si de repertorios del alma el profesor Aguilar buscó a Julio como el seleccionador de canciones en la poderosa y beatificada “Radio Altura “ y el dichoso personaje hizo de la música todo un diccionario radial de los conciertos, en la salsa Dominicana, el bambuco y encontrando la realidad de donde venía “Caballo Viejo” que después fue posesión de Simón Diaz. Abrió los espacios de la musicalidad hermosa.
Todo venido de su preciosa escuela aprendida en aquel tocadiscos portátil que transformó en su diccionario de serenatas y la pureza de gracia en pueblo bucólico….
Aún Julio Molina. El Disyoki. Sabedor de música recorre el pueblo y se devuelve a sus tiempos para de amor escuchar las canciones con los que ilusionó a la mujeres hermosas cuando de tiempos fueron muchachas.
Para que de saberes, un día las radios de La Culta Grita le rindan un homenaje al señor de las canciones de amor….
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De Mi Libro.
DE LA GRITA AL CIELO