Alfredo Monsalve López
La década de los años 50, cuando aún existía el tranvía que atravesaba algunas ciudades, Venezuela estaba en pañales (para utilizar un término popular) en educación, respecto a otras naciones del orbe. Como muchos países de la región, Venezuela transitaba hacia el progreso de manera general. Ella repuntaba por su riqueza que poseía y vista como una futura nación emergente. Sin embargo, a través de los años se fue quedando en el país de los sueños. Chile, Argentina, Brasil, Colombia, entre otros, igualmente andaban en sus respectivos locomotoras y/o ferrocarriles. Pero, despuntaron con el pasar de las décadas. Todos, repletos de problemas Incluso, enfrentamientos bélicos. Y Venezuela allí. A la zaga. En la retaguardia. Esperando su oportunidad para llegar a la modernidad. Y mire usted, a pesar de sus múltiples dificultades, la región fue avanzando en crecimiento.
Tal vez se fundamentaron en los pensadores de la época para tomar la educación como cimiento, como principio fundamental para el crecimiento social. Aquí en Venezuela, nuestro Libertador Simón Bolívar, se refirió a la educación y formación de los hombres, hasta la saciedad. De hecho, vemos inmensidad de grafitis con su sentir por la educación. La efigie del Libertador está en todas las instituciones educativas. Incluyendo otras naciones. Ni hablar de don Andrés Bello, o del mismísimo maestro Simón Rodríguez. Pero, vayamos a los recintos de las escuelas y la sorpresa la podemos escribir en mayúscula por la desidia, el abandono, la indolencia en que se encuentran después de haber transcurrido más de 70 años, entre los cuales incluimos la bonanza de nuestras riquezas en estos últimas dos décadas de “comunismo” feroz. Y es una verdad del tamaño de la Basílica de San Pedro en el Vaticano.
Porque de lo contrario, también lo afirmaría y con mucho orgullo. Pero, desgraciadamente, da pena ajena ver nuestro sistema educativo en las condiciones actuales en pleno siglo XXI, donde ya los coches en otras naciones están utilizando el espacio aéreo. Donde nos topamos con turismo espacial. En lo personal, me duele. Y obviamente, que a muchos venezolanos y no venezolanos, igualmente les hierve la sangre al ver tamaña desproporción en nuestro sistema educativo. Ahora no solo es el caso del sistema como tal, sino las políticas que se han tomado durante más de 20 años para llegar a donde estamos. Que según los organismos competentes como la UNESCO, CEPAL, entre otros, señalan que una de las situaciones sobre la calidad del rendimiento académico en cualquier nación es la condición socioeconómica en que viven sus habitantes. Por ejemplo, en Venezuela “… solo el 10 % de los hogares tiene suministro continuo de electricidad. El 64 % tiene cortes durante varias horas, incluso diariamente…”; sin abordar el factor económico, que per cápita no llega a 3 dólares, el salario mínimo de sus trabajadores. Aparte de esta problemática socioeconómica que experimenta el país, se eligen como rectores del sistema educativo a operadores políticos que nada tienen que ver con la educación como tal, sino con el “proceso revolucionario”, para mantenerlo por “sécula seculorum”, para lo cual nunca habrá salida real.
Allí tienen los nombres y el perfil de quienes han sido ministros de Educación en estos últimos años en esta maltrecha Venezuela. Y una cuestión que muchos nos preguntamos: ¡Por qué razón, si la educación es un pilar fundamental para el progreso de las naciones, los ministros que últimamente han pasado el edificio de la esquina de Salas no acuden a los cinco países que tienen la mejor educación del planeta para que les asesoren al respecto? Usted, amigo lector, al igual que quien esta crónica escribe, preocupados como estamos de esta imaginable travesía, saquemos nuestras propias conclusiones. No es justo. Pienso que los venezolanos y algunos vecinos de la región, no quieren ver a la otrora “Venezuelasaudí” (como la llamaban) en las condiciones paupérrimas de nuestro sistema educativo. Y no involucremos a la pandemia en nuestro problema que lleva años en los últimos peldaños del ranking mundial en cuanto a educación se refiere. Lástima. Más claro imposible. Y no voy a descansar, hasta que el “cuero aguante”, de seguir educando y formando a quienes lo necesitan No merecemos una educación en gotas. Punto. Se abre el debate pues.
@monsalvel