Este domingo el canal humanitario se encuentra despejado. Muy poco tránsito de ciudadanos se observa ingresando o saliendo de la aduana principal de San Antonio del Táchira.
El grito «carrito para San Cristóbal» sigue escuchándose entre los conductores y trocheros que ofrecen el servicio en una avenida que está cobrando vida con el paso de los días.
Los vendedores informales de refrescos o agua, para calmar la sed que genera el sol agobiante de la frontera, también arriban a la zona a montar su tarantín. Igualmente, los que ofrecen comida (pasteles – empanadas) o chucherías.
La sensación de una pronta apertura de los puentes, tras el retiro de los contenedores, ha dado pie a que los informales se vayan reactivando en una arteria vial que, antaño, era intransitable.
Jonathan Maldonado