Usan a Colombia como puente para llegar a países como Ecuador o Perú
Jonathan Maldonado
Un grupo de caminantes, provenientes de la ciudad de Barquisimeto y con destino a Perú, se hallaba descansando a las afueras de la iglesia La Sagrada Familia, en San Antonio del Táchira, a la espera de ser atendidos por la casa de paso que maneja el Consejo Noruego, justo al lado de las instalaciones católicas.
«Venimos del barrio Jacinto Lara, en Barquisimeto», soltó Norbelys Trujillo, de 27 años, quien abandonó su ciudad de origen en compañía de sus cuatro hijos y esposo. «Vamos a migrar a Perú», resaltó.
Tanto Trujillo como su grupo familiar y de amigos acudieron a la casa de paso para poder ducharse, hidratarse e ingerir algunos alimentos. «Aún nos queda camino por recorrer», recalcó, al tiempo que detalló que la travesía, desde Lara hasta la frontera, duró cinco días.
De cierta manera, los caminantes, al arribar a la frontera, suelen recobrar fuerzas, ya sea al sentarse por algunas horas bajo un frondoso árbol o yendo a la casa de paso, ubicada al lado de la iglesia, o a la casa de alojamiento temporal, situada en el bulevar Plaza.
«Nos dijeron que podíamos venir a este lugar, y aquí estamos, sobre todo por los niños, que necesitan mayor atención», señaló la dama, rodeada por costales, maletas y bolsos.
Para Trujillo y su núcleo familiar, es la segunda vez que migran. El resto sí lo va a hacer por primera vez. «Allá están varios familiares que nos van a tender la mano», precisó quien tenía pensado cruzar este martes a Colombia por las trochas, con los suyos, para seguir el trayecto.
«En Lara, mi esposo trabajaba en el comercio y yo estaba dedicada al hogar, pero el sueldo no alcanzaba», indicó, para luego hacer énfasis en las dificultades que se viven hacia el centro del país. «Los sueldos no dan para nada», acotó.
«15 dólares semanales»
Moisés Medina, de 22 años, también se encontraba en el grupo de Trujillo. El joven no dudó en emprender esta ruta migratoria, una vez se la plantearon sus amigos, pues lo que ganaba como vendedor en un local comercial no le da ni para cubrir la canasta básica.
«Ganaba 15 dólares a la semana. Es muy poco», sentenció mientras aclaraba que se trata de la primera vez que sale de Venezuela. «Me dijeron que el paso por las trochas es tranquilo, nada de qué preocuparse», subrayó.
El ciudadano lamentó que la buseta que terminó por acercarlos no haya cumplido con lo establecido, de llevarlos hasta San Antonio. «Nos dejó botados en San Cristóbal», lamentó.
Medina tiene la convicción de que conseguirá un mejor porvenir en Perú. «Todos vamos con mente positiva», acotó a modo de colofón.