Pedro Morales *
“Ahora se necesitan más dólares para comprar lo mismo que se compraba hace un año en Venezuela” (Emisora Costa del Sol, 03-11-2021)
Realmente es un proceso inflacionario a nivel mundial, que en Venezuela se inició con fuerza hace algunos años atrás, pero que además cuenta con sus propias particularidades perversas, y que muy posiblemente se generalizarán por doquier: megahiperestanflación y ultradevaluación. El proceso es global y no frenará debido a factores incontrolables, dada la actitud materialista imperante que niega y desobedece la Divina Voluntad. Además con el agravante que al menos el 80% de las transacciones mundiales se dan en dólares, por lo que efectos inflacionarios tenderán a destruir a economías enteras. (Lectura complementaria: “Deflación Social” https://bit.ly/2XYWqy2)
Parte I:
En uno de los textos de mayor notoriedad doctrinal por parte de la vidente Luisa Picarreta, como es el “Libro del Cielo” (conformado por 36 volúmenes desarrollados en el periodo 1899-1938), se dictan las revelaciones emanadas del propio Santo Cristo:
“La debilidad humana es tanta que no le importan mis gracias, es sorda a mi voz, se ríe de mi amor. Pero basta con tocar su piel, quitar las cosas necesarias para la vida natural que rebaja su altivez. Si no se derriba un edificio que se derrumba no se puede formar el nuevo y más hermoso sobre esas mismas ruinas. Revolveré todo para cumplimiento de mi Divina Voluntad…Haré cosas imprevistas e inesperadas para confundirlos y hacerles comprender la inestabilidad de las cosas humanas”.
Agrega: “El peor castigo que Dios puede dar al ser humano es quitarle su asistencia, quedando así desprotegido y a merced del mal. La severidad de los hechos que sucederán en la purificación del mundo, para inducir al hombre para que cambie, será proporcional a la deficiencia de la aceptación de la Divina Voluntad entre la gente. Habrá un alboroto general, confusión en todas partes. Las naciones formaran una especie de Torre de Babel, llegaran al punto de no poder entenderse entre sí, y con esto vendrán conflictos, guerras y violencia”.
Recalca: “Será como el rocío benéfico que desciende del Cielo, y matará el ego del hombre. Y tocado por mi mano, se reconocerá a sí mismo, se despertará del sueño del pecado y reconocerá a su Creador. Como están las cosas en la actualidad solo mi dedo omnipotente puede arreglarlas, en el momento adecuado lo colocaré, pero se necesitan grandes pruebas que ocurrirán en el mundo. Algunos tomaran esto como un castigo punitivo, pero en realidad es salvífico, ya que el peor castigo temporal es infinitamente mejor que la condenación eterna”.
Parte II:
Esencialmente en todo el mundo estamos en presencia de un proceso explosivo de incremento de los precios, derivados en una primera fase por la existencia de cuellos de botella en sectores muy específicos de la economía global. Esto como consecuencia de la falta de inversiones durante el pandémico año 2020, y la consiguiente quiebra de empresas, lo que se traduce en la falta de adaptación de la estructura productiva para atender las necesidades actuales de consumo privado.
Asimismo, si a esta inelasticidad de la oferta y a la falta de capacidad de la estructura productiva para atender las necesidades materializadas a través del consumo privado, se le adiciona el gasto público y privado gracias a la política de estímulo de los gobiernos y sus bancos centrales, nos encontramos con una oferta de bienes y servicios muy rígida, un gasto mayoritario, elevación del nivel general de precios (inflación): en particular en aquellos cuellos de botella que no pueden reaccionar aumentando la producción tras recibir un aumento del gasto.
Lamentablemente el asunto no se queda ahí, subsiguientemente se van a generar las respectivas elevaciones de precio en todos aquellos bienes y servicios que ahora mismo sufren cuellos de botella en su cadena productiva, y es de esperarse que esos precios no se estabilizaran en el corto o mediano plazo, por lo que la inflación terminará penetrando los precios de la totalidad de la canasta de bienes y servicios del resto de la economía: primero en las nacionales y extensivas o generalizadas mundialmente.
Consecuentemente los agentes económicos empezarán a elevar precios y la respectiva reacción o presión para elevarse los salarios: en pleno ajuste con el índice de inflación general. De esta forma se tendrá en puertas la temible espiral de precios-salarios. Los empresarios aumentan precios, los trabajadores reaccionan ante los aumentos de precios pidiendo aumento salariales, los empresarios reaccionan al aumento de los salarios, elevando nuevamente los precios, los trabajadores vuelven a reaccionar a esa elevación de los precios pidiendo nuevas alzas salariales, etcétera.
Ahora bien, la opción para frenar o neutralizar estas espirales de precios-salarios se neutralizan en teoría a través de la elevación de tasas de interés, es decir con una política monetaria contractiva: si los agentes económicos tienen menos acceso al crédito sin costo o a un precio muy bajo, gastaran menos y la presión sobre la inflación se reducirá.
Sin embargo, dadas las desviaciones y distorsiones que se han generado por la emisión a gran escala de la divisa hegemónica del mundo a un costo ínfimo, que han propiciado el abandono de la economía real favoreciendo la falsa ilusión de un auge de la economía financiera con altos niveles de rentabilidad, el nivel general de precios seguirán en aumento explosivo y completamente descontrolados (inflación aún más agresiva e indetenible), deteriorándose la credibilidad de dicha divisa (y las relacionadas directa e indirectamente) como reserva de valor, y por supuesto impactando negativamente el nivel de empleo, la producción y las cuentas nacionales en general.
Parte III:
La Reserva Federal (FED) o Banco Central de los Estados Unidos de América (USA), con alta probabilidad va seguir aumentando a un ritmo menor los niveles de deuda, pero por un lado con un alto e inconveniente riesgo que supone situar la relación DEUDA/PIB en un valor del 127%, y además con la firme y obligatoria intención de ir reduciendo gradualmente los estímulos económicos. Sin embargo, esto es evidente que repercutirá en el aceleramiento de una “tormenta perfecta”, mostrándose en las primeras de cambio por una gran crisis de impagos de deuda (jamás padecida hasta la fecha). Téngase en cuenta como dato determinante, que en promedio para el año 2021, el estadounidense tiene contraída una deuda en el orden de los 90.460 dólares (Informe CNBC). Entonces, si el desempleo se desemboca abruptamente, podrá iniciarse una avalancha de impagos con impactos negativos sobre todo el tejido económico-comercial de este país norteamericano.
Por otra parte también se conoce que en la actualidad el 19% aproximadamente de las empresas estadounidense denominadas “zombis”, no están generando beneficios producto de sus operaciones normales, sino que están sobreviviendo gracias a la tabla salvadora que representa la deuda: ellas dependen de los préstamos sin los cuales irían a la bancarrota definitiva. Obviamente si la FED acude al tapering para iniciar el proceso de reducir los estímulos económicos, se desencadenaría un proceso de cascada devastador de quiebra y cierre definitivo de estas empresas, con la consecuencias inmediatas de impagos masivos y un tsunami de despidos a gran escala de la población económicamente activa: que a su vez no podrían honrar las deudas con otras organizaciones empresariales, y así se agravaría una situación extrema de impagos y enormes embargos de bienes en la mayoría de los habitantes.
Para ilustrar este contexto sombrío, téngase presente que en la crisis del año 2008, el desempleo alcanzó la cifra del 10% en un periodo de diez meses, y su recuperación ocupó un tiempo aproximado de seis años para lograr reducirlo al nivel del 5%. No obstante, dada la crisis pandémica del 2020, en apenas tres meses de su inicio, el desempleo pasó del 3% al 15%, pero para lograr reducirlo al 5% solo transcurrió menos de un año.
Esto debido fundamentalmente al exorbitante monto de deuda contraída y a los estímulos económicos que han mantenido “activo” el flujo circular de la renta constituido en su relación básica por las empresas y familias, que prácticamente estaban en el punto crítico de cierre, descapitalización extrema, quiebra patrimonial y umbral de bancarrota: pero irremediablemente al reducirse o eliminarse los estímulos aparecerán con todo su vigor los “agujeros negros” del cierre de empresas, despidos masivos, los impagos sistemáticos y la burbuja económica estallará definitivamente.
A manera de conclusiones:
Lo que ocurra en los Estados Unidos de América, dado el poder hegemónico que aún mantiene, traerá repercusiones devastadoras en todo el globo terráqueo… La solución cae en el campo de la Economía Espiritual, fiel ésta al cumplimiento irrestricto de la Divina Voluntad del Abba Padre.
Valga recordar que para el caso venezolano (país rentista por excelencia), el flagelo inflacionario nunca se logró vencer desde su propia genética destructiva, esto debido a que se siguieron lineamientos de “potencias” extrajeras que negaban o rechazaban la tesis de “sembrar el petróleo”: esto es la conformación de un “tejido industrial”, producto de la integración, ampliación, diversificación y competitividad de los sectores económicos (entre ellos el agrícola, industrial y agroindustrial), que favorezca realmente y efectivamente el crecimiento sustentable de la “producción nacional”: basada en la “innovación, productividad e internacionalización”.
Fuente: “Perspectiva Económica y Académica Contemporánea”. UNET. Años: 2018 al 2021. Pedro Morales. [email protected] @tipsaldia. WhatsApp: +584168735028