Política

Moderada fiesta electoral en San Cristóbal y Táriba

22 de noviembre de 2021

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En San Cristóbal y Cárdenas, la fiesta electoral animó la mañana y tarde de un domingo en el que la ciudadanía que tuvo la mejor de las disposiciones para atender a la convocatoria democrática, donde apenas gastó unos minutos de su tiempo para votar. Se extendieron las filas un poco más en algunas mesas, donde las demoras en la instalación propiciarían algunas colas.

La cotidianidad de la capital tachirense no se alteraría demasiado por la celebración de los comicios. De hecho, las iglesias estuvieron especialmente activas, con masivas eucarísticas. La actividad comercial, en un 30 por ciento operativa, aprovechaba la afluencia de personas que no se resignaron a encerrarse en sus casas y aprovecharon la jornada diurna, no solo con la intención de ejercer su derecho.

Templos tan emblemáticos de la fe católica como la Basílica de Nuestra Señora de la Consolación, en Táriba, fueron el alto en el camino para quienes, cumpliendo una misión terrenal, la encomendaron al Creador para que realmente sea benéfica al país. En tal sentido, algunas parroquias hicieron una especial invitación a su feligresía para unirse en oración en favor del pueblo venezolano.

El cuidado de las normas biosanitarias obligó en ocasiones al Plan República a limitar el acceso a los electores, quienes pacientes esperaron en las afueras de los centros de votación, algo que también dependía de la mesa electoral asignada, dándose el caso de que unas fluían más que otras.

Por supuesto, el uso del tapabocas y la aplicación de sustancias desinfectantes en las manos al que ingresaba, también fueron características de esta jornada electoral.

No obstante, así como en la mañana, por ejemplo, un centro electoral a un lado de la iglesia Santísimo Salvador se vio muy movido este domingo, en otros, como el colegio Luisa Cáceres de Arismendi, se veía el ambiente más calmado, aunque con una constante salida y entrada de personas.

Difícil sería entonces hablar de un comportamiento uniforme entre los centros de votación en San Cristóbal y Cárdenas, lo que obedece a una tendencia histórica, y a la cantidad de mesas que abarca cada uno.

Si bien se siguió denunciando la presencia de algunos puntos rojos, la misma, al menos en horas de la mañana, como se corroboró en algunos centros electorales abordados por el equipo reporteril, no se hizo tan manifiesta, aunque en los alrededores la estancia de grupos de personas sin identificaciones del Plan República o del CNE, ofreciendo información y consultando cédulas a través de sus celulares, se pudo detectar.

Para esta jornada electoral, la actuación del Plan República fue de colaboración con los medios de comunicación; sin embargo, seguían vigentes las restricciones a la cobertura de lo que acontecía propiamente en las mesas electorales, permitiendo la libre movilización y trabajo en otras áreas del centro electoral. En esta ocasión fueron los propios representantes del CNE, en cada centro electoral, los que más insistieron en la mencionada prohibición.

Por redes sociales se reportaron irregularidades en lo que respecta a traslados sorpresivos de unos electores a otros centros, incluso fuera de su municipio de residencia. Denuncias de ese tipo no se corroboraron en el recorrido hecho por Diario La Nación, pero sí se observó que muchas personas que tradicionalmente votaban en una mesa de un centro electoral fueron trasladadas a otro, lo que ameritaba por parte de estas una revisión cuidadosa del número de su cédula en las listas colocadas en las entradas.

Votos decididos

Sea cual fuere su preferencia, lo cierto es que los electores encuestados durante el recorrido que se hizo estaban muy convencidos de su acción, y seguros de que en la misma se sufragaba por cambios positivos para el país.

Para quien lo quería hacer, no había nada que se lo impidiera, ni obligaciones personales, ni edad, ni condición física, más allá de la espera en fila –de la que estaban exentos los ciudadanos de la tercera edad y los discapacitados-. De hecho, la fidelidad de este sector de la población –por encima de sus afectos políticos- a la participación electoral, se ha ratificado en las recientes elecciones.

Así lo hizo el señor Aledo Duque, de 86 años, quien con su elegancia de costumbre fue llevado al centro de votación por su hija Rosa y su yerno Jorge, la escuela Rafael Álvarez del municipio Cárdenas.

— Él siempre ha votado toda su vida y en esta ocasión no lo iba a dejar de hacer. En la mañana le preguntamos si quería venir y él aceptó— dijo Rosa Duque.

La esperanza es lo que siempre relució en el sondeo realizado entre los electores, aunque también el sentido del deber y el derecho legal, subrayando que su acto ciudadano fue efectuado con plena conciencia del mismo y de buena fe.

—Yo voté para cumplir con un proceso que se ha establecido en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela para elegir a nuestras autoridades que van a ejercer una función gubernamental, desde un consejo legislativo, un concejo municipal, una alcaldía o una gobernación, en beneficio del ciudadano y del mejoramiento de la vida en las ciudades, y del poder adquisitivo de la gente, y que haya propuestas de progreso. Uno espera que esos procesos electorales sean transparentes, sanos y auténticos, para las respuestas favorables que estamos esperando— afirmó Óscar Galvis, votante del centro electoral del colegio Santísimo Salvador.

La crisis nacional, en todos los órdenes, que para muchos ha representado el argumento principal para no participar en los presentes comicios, para otros significa la principal motivación para hacerlo.

—Es el último derecho que nos toca a nosotros, como venezolanos, esperando que no nos lo quiten. Voto porque tengo memoria, porque mis hijos se me fueron, porque estamos cada día peor— afirmó Carmen Morales, electora en Táriba.

Freddy Omar Durán