Regional
Vías del centro de San Cristóbal se encuentran en lamentable estado
27 de noviembre de 2021
Años de abandono de la vialidad se la están cobrando caro a quienes con sus vehículos concurren al centro de San Cristóbal, donde huecos y baches van devorando lo que aún queda transitable.
El desorden en el uso del espacio público que ha hecho de muchas calles vitrinas, la definición arbitraria de espacios de estacionamiento con cuanto objeto sea posible, y que más que hitos terminan convertidos en obstáculos, acentúan el caos en calles y carreras.
Ante la total inoperancia de los entes públicos encargados del mantenimiento de la vialidad, negocios y residentes de la zona comercial a veces toman cartas en el asunto improvisando señales visibles a los conductores, previniéndolos de pasar un mal y peligroso momento al caer en un hueco.
—Vimos que en algunas partes de la Quinta Avenida y otros lugares hicieron algunos bacheos durante las elecciones. Esperamos que, como ya se animaron a prestarle atención a la vialidad, no se detengan y sigan con otras carreras del centro, como la octava, la novena y la diez, y las recuperen, porque eso está horrible— afirmó Oscar Sarmiento, conductor que detuvo su andar mientras un vehículo delante suyo se cuidaba de esquivar la alcantarilla rota ubicada en la esquina del cruce de la Quinta Avenida con la calle 6.
En el mencionado lugar quedaron enterradas varas metálicas “adornadas” con cintas amarillas de seguridad, mientras desde el fondo ya despunta la vegetación; base perfecta para cuanto adorno navideño le deseen allí colocar. Por si fuera poco, al pasar la alcantarilla, un puñado de huecos obliga al paso cuidadoso y lento de los conductores, especialmente los que manejan las unidades de transporte público que se dirigen a Barrio Obrero, Barrio San Carlos, Pirineos y Barrio Sucre, entre otros sectores.
En el cruce de la calle 7 con carrera 8, más que el tamaño, es su peligrosa ubicación lo que vuelve temible al hueco allí ubicado.
De muy buena fe trazaron a su alrededor una línea de pintura blanca y escribieron la palabra “peligro”, que más que ser efectiva para la prevención de accidentes, se destaca como mensaje anónimo de denuncia.
Un neumático dañado le acompaña a su lado, y el cual se supone también debe estar ahí como señal de alerta. Habiéndose olvidado ya un buen rato la prohibición de estacionar en las esquinas, el conductor que por allí transite debe maniobrar por el reducido espacio disponible entre el cráter y el vehículo estacionado al otro lado.
—Al automóvil le queda muy incómodo pasar por ahí, si se abre mucho cae en el hueco; pero si da mal el giro, se choca con el carro mal parqueado en la esquina. Eso lo abrieron para arreglar algo, lo dejaron así y luego lo rellenaron con piedras, y así se quedó—afirmó el empleado de una de las tiendas cercanas al bache.
Llevar el conteo de los huecos resulta interminable, pues los hay de todos los tamaños y formas, algunos de los cuales escapan de la vista del conductor, que solo sabe de ellos cuando sienten la vibración de la caída y ruegan no estar obligados a ir al mecánico para gastar lo que no se tiene.
Como se ve en la carrera 9, los que residen y/o hacen vida comercial en esa zona de la ciudad, en una medida desesperada, optan por el relleno con piedra y arena, y a veces con cemento, solución no solo cuestionable, sino que contribuye a acabar de “afear” la ciudad, pues delata aún más la dejadez a la que San Cristóbal se ha sometido.
Freddy Omar Durán