(AFP) Un agua glacial se va colando en la maltrecha lancha hinchable. A bordo, una treintena de migrantes, desesperados, piden ayuda. La muerte no tardará en truncar las vidas de, al menos, 27 de ellos frente a las costas de Calais, en el norte de Francia.
Diez días después de la tragedia del 24 de noviembre, la más letal desde que los migrantes intentan atravesar el canal para alcanzar las costas inglesas, sigue siendo difícil establecer la nacionalidad de las víctimas. Lo único que se sabe, según los investigadores, es que gran parte de ellos eran kurdos iraquíes.
En entrevistas realizadas con la cadena kurda iraquí Rudaw, los dos supervivientes –un kurdo y un somalí– afirmaron que en la lancha había etíopes, iraníes, egipcios y un vietnamita. Varias familias afganas también han contactado con las autoridades francesas para intentar encontrar a sus familiares.