Patty Purdo llora cuando entra el martes a su casa rodante, en los cayos de Florida, devastados por la furia del huracán Irma. Está destruida y sus puertas bloqueadas por escombros. “Tuve que abrir un hueco con una motosierra para sacar algunas de mis cosas”, dice. El panorama es desastroso en el estacionamiento de casas rodantes Seabreeze, en Islamorada, un cayo a mitad de camino en la hilera de islotes que caen desde el sur de Florida y acaban en Key West. Los residentes creen que al menos tres cuartas partes de los ‘trailers’ colapsaron hasta los cimientos por el azote de Irma, cuyo ojo barrió los cayos desde el domingo en la madrugada con intensidad de 4 sobre 5. (Foto/AFP)