Dos orejas se cortaron este domingo en la plaza de toros Hugo Domingo Molina, en el festejo que representó el retorno de la actividad taurina a Venezuela
Favio Hernández
El matador de toros mexicano Antonio García «El Chihuahua» y el sancristobalense Antonio Suárez, se hicieron con los únicos apéndices de la tarde en la que se lidiaron nueve reses.
Suárez, regresó a la corrida luego de que su primer astado lo hubiese enviado a la enfermería debido a un puntazo que le propinó en su rodilla derecha, y con pundonor recibió al octavo de lidia ordinaria para cortar la primera oreja de la tarde.
Por su parte, «El Chihuahua» se pudo sacar la espinita de encima al comprar el sobrero y poderle quitar un trofeo.
Además de García y Suárez el cartel estuvo compuesto por los diestros Uriel Moreno «El Zapata» (mexicano) y Fabio Castañeda (Venezolano), quienes torearon reses de ganaderías como Rancho Grande, El Prado, San Antonio y La Consolidación.
Lamentablemente la suerte suprema fue el talón de Aquiles de los alternantes, pues fue por esta vía que echaron a perder el buen trabajo que pudieron haber realizado entre sus faenas, salvo «El Chihuahua» que al noveno le propinó un espadazo hasta la empuñadura.
No obstante, es de resaltar y aplaudir el gran esfuerzo que realizó la empresa taurina Miura Producciones en la organización de esta corrida, teniendo siempre presente en dar ese puntapié que vuelva a meter la fiesta brava en esta nueva normalidad controlada de la pandemia del Covid-19.
No tuvo suerte
El primero de la tarde, de nombre San Pedro y de la ganadería El Prado, le correspondió a El Zapata; fue la res con la que más pudo mostrarse. Exhibió sus dotes con la capa y le propinó tres buenos pares de rehiletes, quizás el animal se pasó de pica terminó pasmadose a media faena de muleta. Dos pinchazos y tímidas palmas.
A Bonitico, su segundo, de la ganadería San Antonio, no pudo hacerle mucho por más que lo intentó y lo buscó; un toro manso y plantado que evitó ir a la muleta. Un pinchazo y silencio.
Torero tremendistas
Tres toros le llevaron a «El Chihuahua» poder cortar una oreja. Con su primero estuvo cerca: buena faena con la capa en la que concretó pases de rodilla y gaboneras, así como verónicas. Luego de la pica al animal le costó meterse en la lidia pero el matador azteca logró sacarle algo de provecho, siempre arriesgando y buscando conectar con los tendidos. Mató a media estocada y recibió las palmas de la afición.
Licenciado, el sexto de la tarde, de la divisa San Antonio, dio buenas impresiones desde el inicio y se esperaba buenas cosas de él. «El Chihuahua» le banderilleo con gran destreza y en la muleta le recibió con largos derechazos y naturales que arrancaron el «olé» de los tendidos. La res terminó yéndose de más a menos y al diestro le tocó pasar a la toledana en donde pinchó.
El desquite fue con el sobrero; una faena en la que incluso pudo haber llegado al indulto pero la presidencia así no lo quiso.
Ranchero, de El Prado, fue el mejor toro de la tarde; buenas hechuras, bravo y fiel, nunca dejó de pelear.
Antonio García plantó cara y sacó su mejor repertorio tremendistas ante Ranchero, logrando esa conexión entre hombre y bestia, levantando el ánimo de los tendidos y cerrando con broche de oro la tarde. Con la espada fue certero; la mejor estocada del festejo, pues fue solo cuestión de minutos que el animal cayera muerto.
Con Ranchero hubo petición de indulto, la cual no fue acatada por la máxima autoridad de la plaza, el Dr. Álvaro Moros; tras su muerte, los pañuelos blancos y los gritos de «oreja» no se hicieron esperar, pero Moros solo le concedió una oreja a pesar de la insistencia de la afición por un segundo apéndice.
Diestro banderillero
Fabio Castañeda destacó más por su buen manejo de las banderillas. Al tercero en el orden de lidia ordinaria le toreó magníficamente con la capa (verónicas, faroles, gaboneras), tanda buena que continúo con la muleta, en donde se mostró seguro y cómodo, aprovechando la nobleza de la res. Lamentablemente con la espada no fue certero y perdió lo hecho con los trapos.
La afición siempre fue receptiva y nunca dejó de apoyar a Castañeda, quien en su segundo toro exhibió la cordialidad sancristobalense al invitar a banderillear a los diestros mexicanos.
Le tocó un toro débil de patas al que supo aguantar y llevar hasta sacarle algo de faena, cayendo de vez en cuando en la osadía de hacerle desplantes al toro, actuación similar a la que ejerció en la última tarde de San Sebastián del 2020.
Para lamentar, no encontró en la toledana su mejor aliada y pinchó en dos ocasiones.
Premio a la perseverancia
Fiel a su talante de torero clásico, Antonio Suárez toreó a sus astados con estilo y tranquilidad, intentando ser el más quieto de los cuatro. Sin embargo, fue revolcado por su primero y le cohibió continuar con su buena faena. Un aviso y torero a la enfermería.
Sin zapatillas recibió a Avi, de la ganadería San Antonio, el octavo de la tarde. Expuso su repertorio de torería clásica, también demostrando un gran dominio con la muleta; naturales, derechazos y de alto por pecho iban bien hasta que volvió a ser desarmado.
Esto no amilanó a un perseverante «Tuto» que, a pesar de estar herido, siempre quiso más y sacar cara por la torería del patio, lo que le llevó a la obtención de una oreja tras pinchar en la suerte suprema.
La corrida se realizó bajo estricto apego de las medidas de prevención y seguridad, demostrando que es posible efectuar espectáculos públicos en plena pandemia, se permitió un 40% del aforo y se desinfectaron los diferentes espacios de la plaza de toros.