EL DATO
El carnet de vacunación aún no entra en los requisitos para poder atravesar los puentes internacionales
Jonathan Maldonado
El 2021 estuvo signado por hechos que marcaron la frontera colombo-venezolana, en lo político, social y económico. Durante el primer semestre del año, varias reuniones precedieron a los acontecimientos más relevantes del año, los cuales tuvieron como punto de inicio el mes de septiembre y se extendieron hasta diciembre.
La reactivación gradual de los puentes internacionales, con medidas de bioseguridad que permitieran hacerle frente al covid-19, fue uno de los temas más discutidos entre las autoridades regionales y los sectores productivos de la zona. Al principio, las reuniones perseguían un acercamiento con los pares de Colombia, en busca de decisiones más fructíferas.
El tema salud siempre estuvo presente en los encuentros, pues el virus continuaba vigente y las vacunas comenzaron a arribar para la población en general de los municipios Bolívar y Pedro María Ureña, en el mes de junio. Incluso se impuso como meta un porcentaje (70 %) de personas inmunizadas en frontera, para avanzar en lo concerniente a la reactivación de los pasos binacionales.
San Cristóbal, San Antonio y Ureña fueron los escenarios donde se desarrollaron las reuniones previas al encuentro entre las autoridades venezolanas y colombianas. En esas reuniones, a veces con autoridades venezolanas y, en otras ocasiones, solo entre sectores productivos, el punto central era el retiro de los contenedores, la reactivación comercial y el paso para los peatones.
“La voluntad política debe empezar con el retiro de los contenedores de los puentes Simón Bolívar y Francisco de Paula Santander”, era la solicitud que más resonaba, por parte de los gremios tachirenses, como muestra de que las intenciones sí tenían como objetivo principal el restablecimiento del intercambio comercial.
En ciertos momentos, la desazón y la incertidumbre crecían entre los empresarios, pues no había una fecha clara en torno a la remoción de los containers, punto que marcaría un antes y un después para los habitantes de frontera, ya que significaban un “gran impedimento” y “tranca” para los avances deseados.
Acuerdo de San Antonio
El viernes 3 de septiembre, tras un cúmulo de reuniones, se da el tan anhelado encuentro entre representantes de los gobiernos de Venezuela y de Colombia, al cual también asistieron los integrantes de los sectores productivos de ambas naciones. En esa reunión nace el Acuerdo de San Antonio.
En el texto fueron incluidos varios puntos: corredor humanitario para los niños, adolescentes y jóvenes, que viven del lado venezolano pero cursan sus estudios en Villa del Rosario o Cúcuta, en Colombia; retiro de los contenedores, reactivación comercial y del tránsito para peatones.
Tras ese encuentro se establecieron los puntos de vacunación, tanto en el puente Simón Bolívar como en el Francisco de Paula Santander, lado venezolano, para los ciudadanos residentes en las jurisdicciones de Bolívar y Pedro María Ureña, incluso para colombianos que residieran en estas localidades.
La idea, según recalcaban los representantes del gobierno nacional en Táchira, era lograr el máximo de personas inmunizadas antes del restablecimiento del paso peatonal por los tramos formales. La mayoría de los objetivos propuestos en el documento se consiguieron, menos la reactivación del intercambio comercial.
Aunque el punto de la reactivación comercial debió darse antes que el restablecimiento del paso peatonal, según el acuerdo establecido, eso no sucedió. El paso para los peatones se adelantó en vista de que las reuniones entre el Seniat y la Dian, para concretar el ingreso y salida de los camiones de carga pesada, no se llevaron a cabo.
Adiós contenedores
Aunque el hermetismo reinó en torno al retiro de los contenedores del puente internacional Simón Bolívar, hubo hechos que delataron la jornada, como el arribo de los montacargas a las inmediaciones del tramo y la remoción de las vallas metálicas, en horas de la noche del 3 de octubre, de la avenida Venezuela, en San Antonio.
Ya para el lunes, 4 de octubre, el movimiento en la aduana principal del municipio Bolívar delataba lo que no oficializaron las autoridades: en las próximas horas los obstáculos, que por más de dos años estuvieron atravesados en el puente, serían retirados. Los medios regionales, nacionales e internacionales, que hacen vida en el Táchira, no tuvieron acceso.
Sin embargo, las fotos y videos registrados por el amplio grupo invitado a la actividad, sumados a los registros aportados por quienes viven en los apartamentos del conjunto residencial que da hacia la plaza La Confraternidad, hicieron que la información llegara de forma inmediata y oportuna a los medios.
Al final, ya cuando los contenedores habían sido removidos del tramo binacional, los periodistas del lado venezolano tuvieron acceso a un puente ya despejado de obstáculos y a las declaraciones del entonces protector y hoy gobernador de la entidad andina, Freddy Bernal.
Una renuncia inesperada
El 8 de octubre, dos hechos marcaron a la frontera: la renuncia inesperada del alcalde del municipio Bolívar, William Gómez, y el retiro de los contenedores del puente internacional Francisco de Paula Santander, en Ureña.
Mientras las autoridades retiraban los containers del puente de Ureña, el alcalde Gómez dimitía desde su despacho, ubicado en el Centro Cívico de San Antonio de Táchira, en una carta de ocho líneas, en la que dejaba claro que su renuncia se debía a “motivos ajenos a su voluntad”, lo que abrió el abanico de interpretaciones.
Una protesta registrada durante la noche del 7 de octubre, y que se extendió hasta la mañana del 8, y donde la ciudadanía exigía la liberación del alcalde, tras ser trasladado por la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) desde la Redoma del Cementerio, donde se hallaba culminando una obra, hasta el Destacamento 212 y posteriormente a San Cristóbal, encendió las alarmas en frontera.
Gómez fue devuelto la mañana del 8 de octubre a San Antonio. Horas después, entrega, en compañía de su personal, una renuncia que dejó muchas interrogantes sobre el tapete político, sobre todo cuando quedaban escasos meses para que entregara su cargo, luego que se efectuaran las elecciones del 21 de noviembre.
La presidenta de la Cámara Municipal, Yorley Ortega, asumió la alcaldía de forma temporal, mientras se realizaban los comicios. Sandra Sánchez, actual alcaldesa, gana las elecciones y, a los pocos días, asume el poder. El municipio Bolívar, en el 2021, tuvo tres alcaldes, hecho que marca un precedente y deja muchas preguntas aún por dilucidar.
Paso peatonal
El lunes 25 de octubre, sin anuncio oficial, se restablece el paso peatonal por el puente Simón Bolívar, mediante un llamado “plan piloto”. La noticia fue expandida por la misma ciudadanía, que fue arribando a la avenida Venezuela y se tropezó con la novedad de que podía pasar sin ningún problema.
Desde ese día, el paso se ampliaba, ya no era exclusividad para los pacientes o estudiantes, se abría a toda la ciudadanía. Colombia, entretanto, vio con beneplácito la medida, pues desde junio había abierto frontera con Venezuela, bajo la modalidad del ´pico y cédula´, norma que aún se mantiene.
Ya para el martes 26 de octubre, la presencia del hoy gobernador Bernal, oficializó la reactivación del paso y dio a entender que, en los próximos días, se daría por el puente de Ureña. Así fue, 15 días después llegó la reactivación al Francisco de Paula Santander.
Cuenta pendiente
La reactivación comercial, punto que también fue esbozado en el acuerdo de San Antonio, no se dio en 2021, pese al más reciente intento, por parte de los sectores productivos de ambos países, el pasado miércoles 22 de diciembre, de pasar las primeras gandolas de carga pesada. La ausencia de funcionarios de la Dian, en Colombia, echó todo para atrás.
Venezuela, entretanto, ha dicho en reiteradas oportunidades que tiene todo listo para el restablecimiento del intercambio, y que esperan que el vecino país dé la luz verde para que se concrete lo antes posible.
Sin embargo, el miércoles 22 de diciembre, cuando los sectores producticos acercaron sus gandolas al puente, una del lado venezolano y otra del lado colombiano, no hubo presencia de ninguna autoridad que respaldara la acción emprendida por los empresarios de las dos naciones.
Esta cuenta queda pendiente para el 2022. “Estamos más que listos para iniciar una vez nos digan”, recalcaron los aduaneros, representantes de las cámaras de comercio y del transporte de carga pesada, en medio de la desazón y la incertidumbre por una espera que se alarga para el próximo año.