Silvia Velandia es una diseñadora venezolana que, a pesar de las dificultades, apuesta al progreso del país. Fue migrante y, luego de 8 años, decidió retornar porque extrañaba su tierra, a su gente. Comenzó de cero, pero con perseverancia y buena disposición. Hoy es dueña de una marca de ropa y accesorios.
Bleima Márquez
Silvia Velandia vivía en San Cristóbal, con su familia, su esposo y dos hijos. Además de atender su hogar, trabajaba como secretaria. También tenía una pizzería en su casa. Siempre quiso emprender, tener su propio negocio.
Fue en el 2004 cuando Silvia, junto a su núcleo familiar, voló lejos. Atravesaron el Atlántico y llegaron al Viejo Continente. Se instalaron en España, país donde permaneció 8 años.
Al igual que otros migrantes, pasaron momentos duros. Lo primero era tramitar el estatus legal. Afortunadamente, la suerte les acompañó porque Zapatero, el presidente de ese país en ese momento, regularizó el estatus de muchos extranjeros, normativa que ayudó a numerosos latinos, entre ellos Silvia y su núcleo familiar.
En el 2012 volvieron a atravesar el azul profundo del océano y regresaron a la tierra que los vio nacer. Para ese momento, su hijo menor tenía 9 años y la niña 14. Ellos llegaron con las manos vacías. No tenían nada, ni trabajo ni una casa. Absolutamente nada. Entonces, comenzó otra vez.
Silvia encontró trabajo como personal administrativo en el colegio San Miguel. Ya, en ese momento, los salarios no eran suficientes para satisfacer las necesidades de una familia. En su mente giraba la idea de buscar otra alternativa, algo nuevo, para emprender. Entonces inició con el arte del diseño y la alta costura; además de la orfebrería. La idea era aprender y luego regresar a España.
La crisis
La crisis de Venezuela hizo más arduo el camino; sin embargo, en el 2015 comenzó a estudiar Diseño en el Instituto Belkis de Vesga, y en el 2016 empezó a trabajar en este sector de la economía. Fue en el 2018 cuando egresó como diseñadora versátil.
Para Silvia fue muy difícil porque no tenía máquina, ni ninguna otra herramienta. En ese momento, su mamá fue un gran apoyo porque era costurera y le permitía utilizar su máquina para hacer las asignaciones del curso. “Fue muy fuerte al principio, demasiado. Incluso tuve momentos en los que decía: ya no puedo”, y es que el trabajo, el cuidado de sus hijos, e idear estrategias para poder sacar adelante su estudio, no eran cosas simples, requerían de un esfuerzo descomunal.
Esta mujer emprendedora comenzó con carteras, porque hacía lo que iba aprendiendo y, aunque le fue bien con esos accesorios que complementan el `outfit` y el estilo de cada cliente, la exigencia de unas mejores máquinas para confeccionar la hizo cambiar hacia otra línea de ropa y accesorios. Actualmente puede abarcar cualquier área del diseño de moda.
Princesa Fiss-2018, un impulso
Silvia Velandia participó en la Princesa Fiss-2018, con diseños de trajes de fantasía para las niñas aspirantes. Ese evento impulsó el nombre de la diseñadora tachirense.
El llamado `boca a boca` ha sido otro medio para difundir su nombre. Sus clientes se han encargado de propagar una buena imagen y reputación.
“Gracias a los clientes que fui adquiriendo con el tiempo, me he relacionado mucho con casas de modelos reconocidas, no solo en el Táchira, también en otros estados y Caracas. Ellos hacen un cierre de año cada diciembre y siempre me invitan a esos eventos de moda”.
“No quise regresar a España”
El esposo de Silvia fue víctima de un secuestro exprés en el 2014. Ese fue el detonante que lo impulsó a retornar a suelo español y desde entonces vive en Europa, pero ella no quiso volver porque considera que Venezuela es un país de progreso y de oportunidades, por eso continúa en este rincón de la geografía nacional con sus dos hijos.
Silvia está segura de que al venezolano le gusta vestir bien, sobre todo a las mujeres. Con esfuerzo, logró comprar una máquina de coser y montó un pequeño taller en su casa. Con el pasar de los meses fue creciendo y adquiriendo más equipos, incluso ya comenzó a generar empleo. El arte de diseñar y confeccionar resultó ser un excelente emprendimiento, totalmente rentable.
“La mujer venezolana quiere estar guapa, sentirse empoderada, y yo soy parte de ese apoyo”, aunque también diseña, empadrona y confecciona para hombres y niños.
Nuevos proyectos
El taller que esta exitosa diseñadora de moda instaló en su casa le quedó pequeño para el crecimiento alcanzado, por eso, entre sus planes para el 2022 está mudarlo a otro local, con más espacio.
“Cada día mis clientes son más, cada día el trabajo se duplica, cada día necesito más ayuda”
Actualmente siente que está consolidada y sigue creciendo. Tiene su propia marca, que lleva su nombre: Silvia Velandia®. Diseña y confecciona ropa exclusiva para una distinguida clientela. Ha creado colecciones de carteras, ropa interior, trajes de fantasía, ropa deportiva y muchas más. Incluso ha traspasado las fronteras venezolanas. “Mis diseños han llegado hasta España y Chile. Me llamaron de Portugal por la colección de ropa interior, pero no me da el tiempo para sacar algo grande para afuera, tendría que ampliar más el negocio, y eso también forma parte de mi proyecto”.
“La pandemia me benefició”
Aunque al principio fue muy difícil, la llegada del covid-19 benefició a Silvia. “Siento que me hizo subir de nivel”. Ella tuvo que reinventar la manera de atender a sus clientes, incluso se vio obligada a buscarlos, a llegarles a la casa.
“Les decía: Está bien, voy, te busco donde estés, o te envío las cosas. Antes no lo hacía, pero con la pandemia me tocó cambiar y ofrecer ese servicio, y resultó ser una buena práctica que me benefició mucho, me hizo crecer. El covid me dejó esa enseñanza”, reflexiona.
Su mensaje para los migrantes
“Hoy les quiero decir que sí se puede emprender en Venezuela. Sí podemos comenzar de cero. Después de haber vivido experiencias lejos de nuestra tierra, volví a comenzar y estoy en la mejor etapa de mi vida. No regresaría a otro país”, aconseja.
Si quiere conocer más sobre esta diseñadora y su emprendimiento, la puede seguir en Instagram en @silviavelandia®