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Casa del conocimiento y también de las artes, la escultura del maestro Mario Sánchez, frente a la Facultad de Medicina, ya se ha constituido en referente para los asiduos visitantes de los espacios de la sede de la ULA-Táchira.
Freddy Omar Durán
De esta manera enriquece la mencionada casa de estudios su patrimonio cultural, con una pieza de una figura que ha dedicado gran parte de su vida a la formación de artistas, labor que desempeñó en la Escuela de Artes Valentín Hernández Useche.
Siendo uno de los discípulos más aventajados del maestro Pedro Mogollón, este gritense ha sido parte de la prolífica generación de creadores gestada durante la década de los setenta, destacándose como pintor, escultor, vitralista, y restaurador y asesor cultural.
Además de su participación en exposiciones individuales y colectivas, es de subrayar su éxito en diversos salones en los que se ha hecho acreedor del primer premio, como en el II Salón Anual Organizador Escuela de Artes Plásticas (1977), en el I Concurso de Circuitos Culturales del Táchira (1980); en el I Salón Zona Andina Táchira, Mérida, Trujillo y la Zona Sur del Lago (1985), por no mencionar sus múltiples menciones de honor.
Sus hermanos también han tenido gran reconocimiento nacional e internacional por su labor artística, entre ellos Rafael Sánchez, catedrático de la ULA-Táchira, quien se refirió a la pieza emplazada en el claustro universitario.
—Esta pieza donada por mi hermano hace alusión al nacimiento y a la trascendencia de la mujer latinoamericana. Me parece bien que sea representativa y simbólica de un espacio dedicado a la formación de médicos, profesionales protectores de la vida— explicó Sánchez.
Agregó Sánchez que esta pieza se trasladó de la Escuela de Artes Plásticas Valentín Useche a su actual sitio, gracias a los esfuerzos de las autoridades universitarias.
—Se trata de una pieza de marmolina de 2 metros de longitud y alrededor de un metro de ancho. El bulto de relieve es irregular, y en el mismo aparece una mujer acostada, sosteniendo un niño entre sus brazos. Tiene en su estilo mucho de los elementos del expresionismo latinoamericano, con esos rasgos fuertes propios de la mujer criolla. De alguna manera, guarda similitudes con el realismo social de finales del siglo XX— agregó Sánchez.
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