Con luz, en Zorca-San Isidro, todo es un misterio, puede ser cuestión de minutos o de hasta tres horas, o a qué horas se irá, y aunque los apagones no han venido con la misma rigurosidad de la cuarentena, ponen en vilo a su población y rondan las horas del día.
Ligia Peña, como ama de casa, debe reprogramar sus comidas, pues depende de la luz para cocinar sus alimentos, ya que del gas le queda muy poquito, y con el trauma de los interminables apagones ya le cuesta abrir la bombona.
—La están quitando en la mañana y la tarde, veníamos un tiempo disfrutando del servicio normalmente, durante las elecciones. Lo peor es que quedamos incomunicados, pues aquí a duras penas la señal de Movistar y Digitel llega; pero cuando se va la electricidad, cero rayitas en el celular— afirmó Peña.
Aunque el uso de los pesos en las tiendas es considerable, eso no significa que se esté dejando de pasar tarjeta, y esto lo hacen especialmente los jubilados, que al menos de que cuenten con un “guardado” de pesos, si se va la luz no encuentran modo de pagar o tienen que pasar por la pena de pedir fiado.
—Bolívares en efectivo, ya eso no existe, y dónde conseguir unos pesos, sobre todo si estás viejo y se supone que con lo de la pensión uno se defiende, y ni eso— afirmó el señor José Useche, quien prefirió alargar el paso para devolverse a su casa, cuando el apagón lo sorprendió con el dedo pulgar encima de la máquina de Biopago.
Con el anuncio además, con bombos y platillos, de que este año de la celebración de las ferias en Zorca San Isidro, más que la emoción de incorporarse a las fiestas, está la de la suspensión de los apagones en todo el estado, y no solo en sectores privilegiados.
Freddy Omar Durán