Reportajes y Especiales

San Sebastián: soldado, cristiano y patrono de la ciudad y su feria

20 de enero de 2022

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Armando Hernández


La Feria Internacional de San Sebastián se inicia en enero del año 1965, con una variedad de eventos que se programaron en numerosos escenarios, para disfrute de un pueblo que, a partir de esa fecha, comenzaba a ver los cambios de una festividad que tiene su origen, prácticamente, desde la fundación misma de la ciudad de San Cristóbal y que en ese momento se ponía los pantalones largos para convertirse en una de las fiestas más importantes del país y, al mismo tiempo, de gran prestigio fuera de nuestras fronteras.
Pautada en honor al patrono san Sebastian, esta feria dispone de un día especial, el 20 de enero, cuando se da lugar a las actividades religiosas pautadas en su honor, oficiadas por representantes eclesiásticos y la presencia de un pueblo que, con profundo respeto y fe cristiana, suele pasear en procesión la imagen del santo mártir, a quien se le rinde tributo en compañía de las fuerzas vivas de la ciudad y la región.
El martirio de san Sebastián

San Sebastián, patrono de la ciudad de San Cristóbal, en el estado Táchira, nació en Narbona, actualmente Francia, que en ese entonces formaba parte del Imperio Romano, en el año 256. Educado en Milán, se desempeñó como soldado del ejército romano a las órdenes del emperador Diocleciano, quien lo apreciaba y protegía. Desconociendo que era cristiano, favoreció su carrera militar, hasta el punto de llegar a nombrarlo capitán, jefe de la primera cohorte de la Guardia Pretoriana Imperial. Provenía de una familia noble, de trayectoria militar, motivo por el cual era respetado y pese a que no tomaba parte en los sacrificios muy comunes en esa época, se esmeraba en cumplir su trabajo con gran disciplina y dedicación castrense, hasta el punto que llegó a convertirse en tribuno militar y uno de los soldados más conocidos de la Guardia Pretoriana.
Como cristiano, siempre procuraba hacer el bien, era caritativo y bondadoso. Practicaba una especie de apostolado en su entorno, con sus compañeros de armas, y solía acudir a los calabozos para alentar y llevar mensajes piadosos a los cristianos que sufrían persecución, eran detenidos y torturados tan solo por ser adeptos a la causa de Cristo.
El joven Sebastián se encargaba, por cuenta propia, de recuperar los cuerpos de aquellos desdichados que, en medio de terribles suplicios, morían en las mazmorras, para darles cristiana sepultura.
Se exponía y confiaba en sus semejantes, ante un régimen que, sin piedad, se dedicaba a la persecución de cristianos. Sebastián fue traicionado, una persona de su entorno lo denunció ante el emperador Maximino. De inmediato lo convocó y le dio a escoger entre ser un destacado soldado de su Guardia Pretoriana o seguir a Jesucristo. Sebastián predicó su amor y fe en Cristo por sobre las actividades militares y esto causó mayor irritación en el emperador, que lo amenazó de muerte, como forma de presión, pero el soldado se mantuvo firme en su fe.
Maximino lo condenó a morir saeteado y de inmediato los soldados del emperador lo trasladaron a un estadio, donde lo desnudaron y, apenas cubierto por una túnica, lo amarraron a un poste y lanzaron contra él una gran cantidad de saetas que le provocaron graves heridas, pero no la muerte. Los soldados, pensando que había fallecido, se retiraron del lugar, dejando el cuerpo expuesto, y fue en ese momento que amigos y cristianos se acercaron con la intención de retirar el cadáver. Al percatarse que aún estaba con vida, lo trasladaron a la casa de una noble cristiana romana, de nombre Irene, esposa de Cástulo, quien lo mantuvo escondido por un tiempo, hasta que sanaron sus heridas y quedó restablecido.
Sus amigos le recomendaron a Sebastián de Narbona, quien también fue senador romano, que se marchara de Roma y fuera a un lugar más seguro, pero este se negó rotundamente, aduciendo que su misión de amor por Cristo lo requería en Roma, donde debía seguir pregonando su fe. Entonces, con gran valentía se presentó ante el emperador y le reclamó por la persecución que había ordenado en contra de los cristianos. El emperador, desconcertado por el coraje y valentía del santo, a quien consideraba muerto, ordenó a sus soldados que lo detuvieran y azotaran hasta morir, instrucciones que fueron cumplidas al pie de la letra. Esta vez sí verificaron su muerte y lanzaron el cuerpo en un pantano, a cuyo fondo no cayó debido a que quedó atorado entre algunos arbustos. El cuerpo fue rescatado por cristianos, que de manera discreta lo enterraron en la Vía Apia, en catacumba que lleva el nombre de san Sebastián. En ejemplarizante manifestación de fe, Sebastián se negó a abandonar su creencia en Cristo y su religión, y prefirió morir, lo cual le convirtió en mártir. Murió en el año 288, a la edad de 32 años. Sus restos permanecen en la Basílica de San Sebastián de las Catacumbas.

Culto a san Sebastián

El culto a san Sebastián es muy antiguo. El santo es invocado contra la peste y los enemigos de la religión. De igual manera, es uno de los santos más conocidos y con mayor número de seguidores de la Iglesia católica. Su imagen, en pinturas y esculturas, está por todo el mundo. En las obras de arte es representado semidesnudo al momento de recibir su castigo de saetas. En algunas obras se observa un rictus de dolor y las flechas sobresalen del cuerpo, al pie de una columna o un árbol. En otras, con una corona de flores en la mano.
Es un santo venerado en muchos países de todo el mundo, como por ejemplo en América y España. Es el patrono de muchísimas ciudades. En Venezuela, lo es de Maracaibo, estado Zulia, y San Cristóbal, estado Táchira, donde se celebra una regia programación festiva en su honor que tiene como día central el 20 de enero, unida a la festividad de los santos mártires.
Es recordado contra la peste y contra los enemigos de la religión. San Sebastián mártir es patrono de arqueros, soldados y atletas, y su nombre tiene el significado de “digno de respeto, venerable”. Se convirtió al cristianismo, al parecer influenciado por los testimonios de fe, fuerza y valor de decenas de mártires que vio morir. Aun cuando no participaba en los sacrificios, estaba consciente del sufrimiento de decenas de hombres y mujeres que recibían persecución. Se valía de su cargo militar para protegerlos y ayudarlos, en especial en los oscuros y pestilentes calabozos donde se les confinaba por el resto de sus días. Hasta allí llegaba Sebastián con la palabra de Dios en sus labios, llevando consuelo, amor y esperanza. Por mucho tiempo mantuvo en secreto su fe, hasta que fue traicionado y denunciado por uno de sus colaboradores.
Maximino, autoridad imperial, junto a Diocleciano, le ofreció el perdón a cambio que renunciara a su fe cristiana, pero san Sebastián no aceptó la propuesta. Por ese motivo fue degradado, castigado sin piedad y condenado a morir, atravesado por las flechas.

Patrono de San Cristóbal

San Sebastián es el patrono de San Cristóbal y es el personaje en cuyo honor se celebra la Feria Internacional de San Sebastián, con un conjunto de actividades que se realizan en su nombre. Es una de las celebraciones patronales de mayor tradición en nuestro país y con un profundo arraigo en la población.
Un historiador nos dice que la Villa de San Cristóbal, fundada por el capitán y adelantado Juan Maldonado Ordóñez y Villaquirán, recibió hasta el año 1578 ataques armados por parte de los aborígenes. El presbítero Rodrigo de Parada, quien era alcalde de la ciudad, logró detener estos ataques al enfrentar con decisión a las tribus hostiles. Entonces los  pobladores invocaron la protección de san Sebastián, a la postre patrono de la ciudad. Aspectos fundamentales de esta historia se han perdido o han resultado imposibles de rastrear. El archivo histórico de San Cristóbal se extravió durante la Guerra de Independencia, por lo que no se conservan los registros anteriores al año 1820.

Feria Internacional

Es apenas en 1965, hace 57 años, que las tradicionales ferias y fiestas comienzan a llamarse Feria Internacional de San Sebastián (FISS). La inauguración de la Plaza de Toros Monumental de Pueblo Nuevo, en 1967, y los pabellones Colombia y Venezuela, así como la construcción de la avenida España, le dan un extraordinario impulso a la fiesta. Es en 1966 cuando se efectúa la elección de la reina, considerada como uno de los eventos de mayor trascendencia y arraigo popular. La primera reina, Nelly Colmenares, ganó mediante el método de venta de votos.
Los escenarios son múltiples, pero existen eventos que son programados directamente en homenaje al patrono, entre los cuales se encuentra la tradicional serenata a San Sebastián, que se celebra como parte final de una cadena de eventos de carácter religioso que se realizan bajo la presidencia del obispo de la diócesis, que en este caso corresponden a monseñor Mario Moronta.
Esta serenata es una gran atracción. Se inicia una vez que ha concluido la procesión del santo patrono y el retorno de su imagen a la santa iglesia Catedral. En la plaza Juan Maldonado, conocida como plaza mayor, se realiza este evento con la participación de agrupaciones musicales y culturales, comparsas, danzas y la presencia de las autoridades civiles, militares y eclesiásticas. Antes venían obispos y sacerdotes de diferentes latitudes, pero la crisis económica y la pandemia cambiaron las cosas. No obstante, la presencia de la feligresía es masiva. El día del patrono, san Sebastián, la gente asiste a la eucaristía con los sacerdotes de la región, que bajo la dirección de monseñor Moronta y algunos jerarcas de la Iglesia rinden homenaje y honran al patrono de San Cristóbal.

Fiestas de vieja data

La festividad de san Sebastián se remonta a la época colonial, con la fundación misma de la Villa. El historiador tachirense, Dr. Aurelio Ferrero Tamayo, hacía referencia a documentos de origen ancestral. El padre agustino, Agustín Campo del Pozo, en primer documento sobre la Virgen de la Consolación de Táriba, del año 1664. explica: «En la Villa de San Cristóbal, el ocho de diciembre de mil seiscientos sesenta y cuatro, el señor Br. Don Nicolás Ortiz, Pbro. Juez, en conformidad de su comisión, fue a la Iglesia parroquial de esta Villa, donde halló congregados a gran cantidad de sus feligreses, esperando para llevar la milagrosa imagen de Nuestra Señora de Táriba a su ermita, lo cual se hizo de la siguiente manera: “Salió la Santa Cruz de dicha parroquia en forma de procesión, con las advocaciones del Bienaventurado Mártir San Sebastián y la advocación de Nuestra Sra. de la Concepción, que es de dicha santa la ermita».
Un segundo documento presentado por el Dr. J. J. Villamizar Molina, cronista de la ciudad de San Cristóbal, de fecha 14 de noviembre de 1749, encontrado en el Archivo Histórico Nacional de Colombia, Libro de Hospitales y Cementerios, destaca la construcción de un hospital para la Villa, donde antiguamente estuvo fundada la Iglesia de San Sebastián. En otro documento, de 1911, se destaca la manera solemnísima como se celebró en la Santa Iglesia matriz la fiesta patronal consagrada al glorioso Sebastián, con la participación de los pueblos vecinos.
Las fiestas en honor a san Sebastián fueron parte de las celebraciones del patrono durante el día 20 de enero y consistían solo en algunos actos festivos musicales y de entretenimiento que se realizaban en la Plaza Mayor, luego de la misa conmemorativa que se oficiaba en la Catedral. Estas fiestas se remontan a la época de la colonia y contaban, sobre todo, con la participación de la feligresía de la Villa de San Cristóbal y sus alrededores.
El mismo doctor Villamizar Molina coloca el inicio de las actividades taurinas en el año 1820, cuando se organizan tres días de toros en San Cristóbal y se exigía al organizador vender la carne gorda a real la libra y aportar tres docenas de voladores por día.
 

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