Nancy Porras 
Desde las diez de la mañana, los días lunes, miércoles y viernes, comienza a formarse la cola de abuelos que, con un envase en mano, buscan la ayuda de Dios. Siempre encuentran una respuesta que se manifiesta a través de las personas que forman parte de la parroquia San Agatón de Palmira, dispuestas a ser obedientes a los postulados cristianos y que, luego de un arduo trabajo, ofrecen una sopa a los más necesitados.
Los abuelos reciben el alimento en horas del mediodía. Unos buscan un lugar donde tomarse la sopa; otros, en cambio, prefieren llevársela a casa, quizá para disfrutarla más tranquilos.
Los que se benefician ya conocen los días en que ofrecen la comida. Comienzan a llegar, uno a uno. Buscan un lugar, normalmente cercano al espacio parroquial frente a la plaza Bolívar, y esperan de manera ordenada su turno para recibir el plato de sopa.
Estas personas, algunas de no tan avanzada edad, agradecen a los pequeños y medianos empresarios de Palmira que semanalmente aportan su granito de arena para ayudar en esta causa justa que permite ofrecer alimentos tres veces a la semana a las personas necesitadas, que sienten que es un alivio saber que sí almorzarán, y más con una sopa. (Nancy Porras)