«Si por cada mil notas de ira, desesperación y soberbia, se tocara un acorde de esperanza, un trino de amor y una escala de sabiduría, la paz sobre la tierra sería un eterno concierto”, Carlos Eduardo Arellano así lo escribió en su blog, así se identificaba y así vivió.
Con pesar el mundo de la cultura y especialmente de la música recibieron la noticia de la muerte de Carlos Eduardo Arellano. La noche del viernes 11 se despidió de la vida terrenal.
En su biografía oficial se destaca que Carlos Arellano, nació en Ciudad Bolívar, estado Bolívar en Venezuela el 22 de febrero de 1957 y a la edad de 4 años su familia se muda al Estado Táchira al sur occidente del país. A los 8 años inicia sus estudios musicales con el maestro Emilio Biggi y a los 10 ingresa a la Escuela de Música Miguel Ángel Espinel de la ciudad de San Cristóbal y realiza estudios formales en guitarra clásica, armonía, historia y teoría musical.
En su adolescencia y gracias a los poderosos movimientos sonoros de los años 70, Carlos descubre diversas vertientes musicales que influyen dramáticamente en su carrera musical y que abarcan desde la tradicional andina y afrovenezolana hasta el rock, el blues y el jazz.

A los 17 años inicia estudios en la Escuela Normal Román Valecillos donde recibe instrucción de piano de la mano de importantes maestros como Tomasso Romano y obtiene, tres años más tarde el grado de maestro de música.
Al mismo tiempo y en paralelo realiza estudios en la Universidad Nacional Experimental del Táchira (UNET) en la carrera de ingeniería industrial. Allí, Carlos se destaca en la música y en el campo de la electrónica, la tecnología, el audio y la grabación. Participa activamente en la construcción de los laboratorios de Medios Audiovisuales que fue equipada por ingenieros japoneses.
Al mismo tiempo, organiza y dirige agrupaciones de rock y jazz latino como la banda “Kristal” que alternó con destacados músicos y bandas nacionales e internacionales, como Vitas Brener, Ilan Chester, Frank Quintero, Roberto Blades y otros mucho.

Carlos Eduardo Arrellano dedicó más de 40 años a la docencia e instrucción de músicos instrumentistas con su escuela para músicos avanzados y alumnos de audio y producción musical. Son más de 300 alumnos venezolanos y otras nacionalidades que han buscado su guía musical y técnica de manera personalizada o vía online y por eso hoy el mundo cultural y musical lo lloran por su partida y lo aplauden por sus logros y aportes.
Paz a su alma, maestro. Sentido pésame a su familia.
Omaira Labrador