Opinión

Repelencias 392

26 de febrero de 2022

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Carlos Orozco Carrero
Don Eulogio estaba acostumbrado a lucir disfraz de dama “negrita” en cada carnaval que se celebraba en el pueblo. Un hombre tan serio y de trabajo se daba el lujo de obviar su personalidad con esa careta llena de parches y orificios rojos. Eran tres días de fiesta, baile y “arrumacos” con el que se acercara a don Eulogio. Ya los muchachos vecinos lo habían determinado por su forma de caminar y gritar. Se pusieron de acuerdo y la primera noche del “…¡A que no me conoces!”, el  locho Ambrosio se le fue suavecito, con la intenciones de bailarlo sabroso y quitarle esa costumbre de burlarse de los hombres del pueblo. -Yo no bailo más con ese viejo, muchachos. Regresó al grupo nuestro amigo y nos confesó que don Eulogio le tenía el cuello lleno de babas de tanto besuqueo, cariños.
Les contaba sobre el trabajo de carpintería que hacía nuestro amigo con algunos instrumentos musicales en Pregonero. Sabía que sus esfuerzos no se podían ir por la cañería del fiado a pesar de tantos ruegos de sus panas. -Caballero, mañana está haciendo la primera comunión la hija de doña Cleofe y tenemos pensado hacerle una fiestecita en la tarde. -Eso es bueno hacerlo para que no pase desapercibido en la memoria de la niña y sus familiares, respondió el carpintero solicitado. El padrino de la neocomulgante es un músico muy bueno y canta como un canario. Lo que pasa es que en la casa no hay un cuatrico y no tenemos dinero para comprarlo y hacer la fiesta bonita. A ver si usted nos puede fiar el instrumento y se lo pagamos el domingo de arriba, cuando el papá de la muchacha baje una leña y algunas naranjas a vender al pueblo. No, señores. Si fuera una urnita sería más fácil, por aquello del dolor ajeno. Pero la gente se emborracha de alegría y hasta le dan un totazo al cuatrico y ahí sí, caballeros. Nadie paga y yo me quedo con la mala noticia de las tablitas musicales reventadas. Lástima, amigos.
Me levanté de madrugada a ver una etapa del UAE Tour en esos países llenos de arena, sol, petróleo y riqueza. Más de cuatro horas a una velocidad mínima en algunos tramos de la perfecta vía. Con decirles que un ciclista saltó de la bicicleta y corrió junto a ella, en muestra de broma con sus compañeros de ruta. Faltando 1.750 metros vimos un arranconazo y un remate para desaburrir el día. Fastidiosos, les dije ya. Después apreciamos lo que se llamaron los reinos de Las mil y una noches en todo su esplendor. Y pensar que hemos tenido tanta riqueza o más que ellos, cariños. Ah, rigor!!!
Parece que la situación del bèisbol de las Grandes Ligas está algo dificultosa para solucionar. Dicen que es la cuestión del salario mínimo para los peloteros que desarrollan sus capacidades en un campo de juego en la Gran Carpa. Esperemos que se solvente todo para ver pelota caliente de la buena, caballeros.
Siguen los muchachos de Eko Walker inundando con su presencia todos los senderos del Táchira. Se ven caminando y descubriendo maravillosos paisajes repletos de historia, cultura y naturaleza divina. Quiero caminar con ellos para hacer vida al aire libre también. Es una manera de recibir la fuerza y la energía de estos muchachos uribantinos. Dios los acompañe por esos caminos de Dios.

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