Opinión

Una guerra de pocos que afecta a muchos

13 de marzo de 2022

183 vistas

Francisco Corsica

Las noticias se han vuelto un torbellino de emociones y de imágenes conmovedoras. Rusia invade Ucrania por la región del Dombás y, con este conflicto bilateral, existe la posibilidad latente de una nueva gran guerra entre las principales potencias globales. Como si fuera poquito, el uso de armas nucleares o biológicas no está descartado aún. En pocas palabras, nuestro mundo parece ser ahora una olla por explotar.
No me he propuesto parcializarme a favor o en contra de alguna de las partes beligerantes en este escrito. Cada quien tendrá sus opiniones sobre el tema. Lo ideal sería que estas sean bien fundamentadas, revisando cuando menos los antecedentes, aspectos clave y los principales acontecimientos para hablar con propiedad. Un comentario con conocimiento de causa siempre será oportuno y ayudará a enriquecer el debate. Simplemente me limitaré a desarrollar algunas consideraciones sobre uno de los fenómenos políticos más importantes de lo que va de siglo.
Al revisar la historia de sus relaciones, encontramos siglos de encuentros y desencuentros. Mencionemos lo más reciente de ella. En los últimos tiempos, Ucrania ha buscado ingresar a la Unión Europea y a la OTAN para alejarse de la órbita rusa y acercarse a Occidente. En represalia, el 21 de febrero, Rusia reconoció la independencia de los territorios separatistas ucranianos de Donetsk y Lugansk. Tres días luego, su presidente anunció el lanzamiento de una «operación militar especial» en el este de Ucrania.
Todo en el ambiente indicaba peligro para el gigante euroasiático. Una organización internacional con fines militares, conformada por sus rivales tradicionales, iba a llegar hasta su frontera. Por otro lado, la respuesta rusa ha sido desmedida y está alterando el orden político, económico y militar internacional, tal y como lo conocemos hoy en día. Nada fácil. Como si superar paulatinamente la pandemia de la COVID-19 no fuera suficiente, ahora llega esto.
Una circunstancia así acarrea consecuencias para las partes implicadas e incluso las trasciende. Comer pan será más caro por la previsible escasez de trigo. Llenar un tanque de gasolina golpeará unas cuantas billeteras. Cada vez hay más familias separadas por el conflicto. El flujo migratorio creciente ablanda un corazón de piedra. Rusia se encuentra cada vez más aislada del resto del mundo. Los daños materiales y las bajas civiles y militares dejan mucho qué pensar. Han surgido manifestaciones globales a favor de la paz. Y paremos de contar.
Desde entonces, aunque solo estén involucrados los rusos y los ucranianos, el resto del mundo ofrece su apoyo económico y en armamento a alguna de las partes. O si no, su neutralidad. Además, persiste el temor ante una eventual escalada. Si otros Estados se suman al conflicto bélico —especialmente las grandes potencias— con tropas, el uso de armas de destrucción masiva probablemente dejaría de ser una simple amenaza. Es más, sería el inicio de una pavorosa Tercera Guerra Mundial.
El piloto de cazas alemán Erich Hartmann dijo alguna vez: “la guerra es un lugar donde jóvenes que no se conocen y no se odian se matan entre sí, por la decisión de viejos que se conocen y se odian pero no se matan”. Opinaba con propiedad al respecto por haber combatido en una de envergadura. Tuvo oportunidad de presenciar en carne propia las calamidades que la subyacen. La considero una aseveración que cae como anillo al dedo en este contexto.
¿Quién dijo que escribir siempre era fácil? Mi teclado está resentido por la fuerza que le imprimen mis manos al presionar sus botones. «El granero de Europa» la está pasando mal. Debemos lamentar que un país tan interesante esté enfrentando estas terribles circunstancias. No crean, su atacante tampoco se encuentra en su mejor momento. Y con razón nos preocuparnos por el posible devenir de esta olla de presión en forma de geoide que habitamos. Conocemos el principio del embrollo, falta escribir su desenlace.
Podríamos suponer que la racionalidad se impondrá y no viviremos una devastación nuclear o biológica a escala planetaria. Amenazaría la supervivencia de la especie humana en la Tierra. A pesar de todo, es difícil saber estas cosas. Ojalá las partes logren la paz en los mejores términos posibles cuanto antes, que se respete la soberanía de los Estados y no se ponga en riesgo la seguridad y la paz internacionales. La humanidad entera se los agradecería.

¡Quieres recibir el periódico en la puerta de tu negocio!

1 Mes

  • 3 Ejemplares semanales
  • Entrega gratis (Delivery)
  • Aviso impreso 2×5
  • Descuento del 5% en publicidad Digital
  • Osequio de Instagram
    1 Post 1 historia

Mensual
54.000 Cop

Pago único

Suscribirse

3 meses

  • 3 Ejemplares semanales
  • Entrega gratis (Delivery)
  • Aviso impreso 2×5
  • Descuento del 10% en publicidad Digital
  • Osequio de Instagram
    1 Post + 1 historia
  • Descuento del 5%

Mensual
51.300 Cop

Pago único

Suscribirse

6 meses

  • 3 Ejemplares semanales
  • Entrega gratis (Delivery)
  • Aviso impreso 2×5
  • Descuento del 20% en publicidad Digital
  • Osequio de Instagram
    2 Post + 1 historia
  • Descuento del 5%

Mensual
48.600 Cop

Pago único

Suscribirse