Carlos Orozco Carrero
—Ocho heladitos que no estén muy blanditos. El pedido del grupo de muchachos al bodeguero le cayó como balde de agua fría en Semana Santa. Un enorme árbol había caído sobre las cuerdas de alta tensión en alguna aldea y el pueblo tenía más de cinco días sin energía eléctrica. Corrían los años 70 en Pregonero. El sonido de algunas monedas sobre el vidrio del mostrador exasperaba a más no poder al señor que despachaba en el abasto. El hombre abrió la neverita y sacó un cartón que servía como piso base a unos heladitos de coco, elaborados en vasitos de plástico. El mal olor que despedían los heladitos hizo que el bodeguero se enfureciera aún más. -Tráguense esta porquería, gritó. Acto seguido, lanzó el contenido de los vasos a mitad de la calle y nos corrió a todos de su negocio, mascullando improperios irrepetibles aquí. Ah, rigor…
Reciben los maestros un aumento en sus salarios. -A cancelar deudas y piquitos en varios sitios, comentó la señora Marucha, docente jubilada desde hace varios años. No olvidemos que en cada hogar venezolano está un maestro observando todo lo que ocurre en el país. -Cásese con una maestra para que resuelva la vida, caballero. Consejo que agarra fuerza por estos días, cariños.
Cafecito tinto en casa de Mario Román, en la calle tres de La Grita. Es receta de mi madre, me comentó hace unos cinco meses Rafael Román. Lo cierto es que esa bebida agarra un sabor especial cuando se adereza con una conversa sobre las cosas grandes y pequeñas que ocurren en el pueblo. Por cierto, lavé los pocillos para que no digan…
Las vías del estado sufren de huequitis. Mucho abandono desde hace tiempo ya. Recordamos a los señores del MOP en sus camiones, arreglando cunetas y desmalezando las vías. Muchos aprovechaban el espejo retrovisor de la puerta para afeitarse antes del regreso a los campamentos. Era agradable saludarlos en la vía.
Alguien debe obligar a los bancos a activar sus cajeros automáticos. No hay dónde solicitar un saldo o un cunche de bolivaritos. -¿Aquí hay cajero automático?, le preguntó Roberto Hernández al gerente del banco de Seboruquito lindo y querido. -Lo que tenemos es un cajero sincrónico, le respondió Daniel Sánchez al cliente de turno.
Ahora los carniceros tienen que vender la carne “oriada” al sol. La falta de fluido eléctrico los tiene a monte con esos olores en las pesas. Seguramente, así se elaboraron los grandes productos cárnicos de la historia.
Pulqueria no entendía eso de que no hay luz porque la represa no tiene agua. El flaco Elpidio le explicó eso de la hidroelectricidad y mi tía poco convencida quedó. En mis tiempos no había pozos y no sufríamos por falta de luz.
Orlando “DIABLITO” Aguilar nos ofrece una conversa rica en historia y anécdotas de los grandes equipos de béisbol en La Grita. Los Peseros, Los Aliados y Los Titanes marcaron gloria deportiva en la región. Claro, este hombre de buen carácter le pone algo de aliño a sus aseveraciones sobre la calidad de sus compañeros de pelota caliente en aquellos tiempos. Le mandó muchos saluditos al profesor Rafael Sánchez, su gran amigo del parque Jáuregui, en La Grita.