‘Carretilleros’, ‘silleros’ y ‘lomotaxistas’ son parte de los oficios informales con más realce en la frontera
Por Jonathan Maldonado
Cerca al puente internacional Simón Bolívar, tanto del lado colombiano como venezolano, pululan varios tipos de servicios informales: ‘carrucheros», ‘carretilleros’, ‘lomotaxistas, ‘asesores’ y conductores de rutas suburbanas. Todos, al final, confluyen en el puente internacional Simón Bolívar, tras obtener algún cliente.
En la avenida Venezuela, en San Antonio del Táchira, es común observar a grupos de ‘carretilleros’ y ‘silleros’ ofreciendo sus servicios. La mayoría cuenta con un uniforme de color rojo con negro que les permite identificarse ante las autoridades de ambos países, para así tener un orden en específico.
Del lado neogranadino, en el corregimiento de La Parada, también se presenta el mismo escenario. Allí convergen ciudadanos, de diversas regiones de Venezuela, que ven en estos oficios una forma de sobrevivir.
Nelson, como pidió que lo llamaran, es ‘carretillero’. Lleva más de cuatro años en la frontera, desempeñándose en un oficio que le ha permitido sobrevivir.
Gran parte de las personas, inmersas en estos trabajos informales, son migrantes internos. Arribaron a la zona desde Valencia, Maracay, Caracas y otras ciudades del país, con la necesidad de hacer vida en un punto binacional.
Nelson es oriundo de Maracay. Aunque trabaja en un tramo que va desde La Parada, en Colombia, hasta la avenida Venezuela, en San Antonio del Táchira, prefiere estar residenciado del lado venezolano. «Es menos costoso», arguyó.
«Hoy las autoridades de Migración Colombia no nos querían dejar pasar, pues hubo un inconveniente con un compañero y todos pagamos los platos rotos», resaltó bajo el acostumbrado sol abrasador de la zona.
Los transeúntes siempre están atentos a los servicios ofrecidos por los grupos de trabajadores informales. Quien no cuenta con una carretilla se monta las maletas y bultos sobre sus hombros, y han sido bautizados como ‘lomotaxistas’.
«A 20 mil pesos para San Cristóbal»
Luego del restablecimiento del paso peatonal por el puente, el pasado 25 de octubre, ha sido frecuente ver a conductores de líneas constituidas y piratas ofreciendo el servicio de transporte hacia San Cristóbal o Rubio.
Los que pertenecen a una línea legal portan su uniforme. Algunos usan camisa blanca con el logo de su línea; otros, azul o negra. Los llamados piratas no se identifican con uniforme alguno.
Los gritos con sus ofertas se escuchan tanto en La Parada como en San Antonio del Táchira, y a escasos metros del paso formal. «A muchos los llevamos hasta la puerta de su casa, es una forma de atraer al pasajero», indicó un conductor informal.
Las voces de los transportistas suelen confundirse con las de los asesores. Ellos también circulan por el mismo espacio vociferando el servicio que tienen.
Muchos guían al venezolano a la oficina de Migración Colombia. Le hacen el ´check-in´ del pasaporte, y cobran entre 10 mil y 15 mil pesos por el trámite facilitado.
La persona que está apurada y desconoce el proceso, paga. Los ‘asesores’ también ayudan a conseguir los pasajes y pasan a las personas por las trochas, si así lo requiere el cliente.
Todos estos oficios se congregan en un espacio relativamente corto, que va desde la emblemática avenida Venezuela hasta la populosa localidad de La Parada.