Las reiteradas denuncias de las comunidades no han recibido la respuesta esperada
Por Jonathan Maldonado
De los cuatro toneles, pintados con el tricolor nacional, que alertaban sobre el peligro latente en la vía que conecta a El Palotal con San Antonio del Táchira, solo quedan dos sobre el asfalto. Los otros dos cayeron a la quebrada La Capacha.
El tramo afectado, que se halla justo al frente de la plaza Santa Rosa de Lima, viene cediendo desde noviembre de 2020, por las fuertes precipitaciones que han ocasionado la crecida de la quebrada.
Desde ese entonces, la calzada ha ido colapsando a causa de las lluvias y al aumento del caudal del afluente. «Nadie hace nada. Hemos denunciado en varias oportunidades, sin recibir una respuesta satisfactoria», comentó un vecino que se acercó a la zona durante el registro fotográfico que hacía el equipo reporteril de La Nación.
Las profusas grietas de otro tramo de la vía advierten de que, en cualquier momento, también cederá y terminará en las aguas de La Capacha, o cerca de la misma.
Por los momentos, la quebrada se halla calmada, apacible y sin el ruido estruendoso provocado por su crecida. «Llega a llover con fuerza y se cae el pedazo que tiene las grietas», reiteró el ciudadano, habitante de la parte baja de la parroquia.
La maleza ha crecido en una especie de relleno que intentaron colocar en la zona afectada, en noviembre de 2021, pocos días antes de las elecciones regionales.
Una máquina arribó a la vía y comenzó los trabajos que, a la fecha, se mantienen inconclusos, y «no solventaron en nada la problemática que se registra en la arteria».
Los habitantes temen quedar incomunicados por completo, pues se trata de una vía que conecta a la parroquia con San Antonio del Táchira y el municipio vecino de Pedro María Ureña.
«Sería fatal el colapso total de la vía «, manifestó el vecino, mientras hacía un llamado a las autoridades competentes para que hagan los trabajos pertinentes lo antes posible.