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19 de Abril de 1810: A 212 años del inicio de nuestra Independencia
19 de abril de 2022
Hoy 19 de abril, la nación venezolana conmemora el aniversario número 212 de aquel evento que significó el comienzo de la gesta independentista de Venezuela, y que surge aparentemente de forma espontánea, dados los acontecimientos que ese día ocurrieron, los cuales terminaron con el desconocimiento y deposición del entonces capitán General Vicente Emparan, representante del rey Fernando VII, y máxima autoridad española en la provincia de Venezuela.
El acta de la reunión del cabildo de Caracas, escenario para la eternidad de los acontecimientos, del 19 de abril de 1810, fue redactado, tras la sesión extraordinaria, en la cual, como consta, si bien no hubo declaración oficial de la Independencia de Venezuela, jurídicamente, políticamente sí se produjo un cambio radical que culminó el 5 de Julio de 1811, con la firma del Acta de Declaración de la Independencia.
Los investigadores Ángel Almarza y Rosángel Vargas, en un trabajo publicado en 2010, titulado ¿Qué pasó el 19 de Abril de 1810?, indican que recientemente se han planteado nuevas interpretaciones, las cuales señalan que, si bien es cierto que los hechos que ocurrieron ese día desencadenaron en un proceso que condujo a la declaración de la independencia absoluta de España el 5 de julio de 1811, también es cierto que no se puede asegurar que este haya sido el propósito inicial de los participantes en los acontecimientos de aquel jueves santo.
Para tener una visión de una persona conocedora de nuestra historia, consultamos al profesor Luis Hernández Contreras, abogado, historiador y cronista de la Ciudad de San Cristóbal, quien nos acotó que “Andrés Bello tuvo razón”, y nos explicó el porqué:
Otra época empieza
— No erró Andrés Bello al sostener que luego de lo ocurrido en esta fecha en Caracas, Jueves Santo de 1810, “otra época empieza”, dice Hernández Contreras. Para algunos, agrega, sucedió un golpe de Estado. Para otros, una manifestación de fuerza del Cabildo. Unos más consideran que el propio capitán general, Vicente Emparan, estaba involucrado en la componenda.
Lo irónico, señala, es que todos siguieron sosteniendo los derechos del rey cautivo, Fernando VII y el renunciante capitán general es el primero que encabeza las firmas del acta suscrita en el Ayuntamiento, sede hoy, de la Cancillería venezolana.
Indica el profesor Luis Hernández que cuando Napoleón invadió España, imponiendo a su hermano José como rey, aumenta la tensión sobre los movimientos independentistas que los americanos habían vivido en tiempos de la Revolución Francesa y la estadounidense. Todas esas fuerzas libertarias ascendían y la oportunidad se presentaba para hacer una hábil jugada política.
Rechazado en 1808, un enviado francés que pedía a los caraqueños el reconocimiento de Bonaparte, las conspiraciones secretas se multiplicaron. Recibidas noticias de España, ante todo, la disolución de la Junta Suprema de España, la formación del Cuerpo de Regencia y el llamado a los españoles americanos a asumir el destino con sus propias manos, fueron motivos suficientes para allanar otras rutas inmediatas, pensando en la independencia definitiva, postura fija de algunos reaccionarios como el canónigo Madariaga.
Convencidos algunos integrantes del Cabildo caraqueño de la necesidad de formar una Junta autónoma, convocaron, sin autorización del capitán general, un cabildo extraordinario, hecho que Emparan convalidó al participar en él, incluso, su nombre fue propuesto para presidir la Junta, lo que muchos aceptaron, excepto opositores a ultranza como el canónigo chileno José Cortés de Madariaga, quien no tenía autoridad alguna para estar allí, autonombrándose como “representante del clero”.
Logró maquinar la animadversión hacia Emparan, y cuando éste se levantó de la mesa para asistir a los oficios religiosos del Jueves Santo, su autoridad empezó a ser desconocida. Un joven impetuoso, Francisco Salias, lo tomó del brazo conminándolo a volver al Cabildo. El pueblo fue uniéndose a ese coro y el pelotón militar no le rindió honores al atravesar la Plaza.
Varios letrados consumaron el hecho, y cuando Emparan acudió al célebre balcón para pedir opinión sobre su mando, las cartas estaban echadas, pues Madariaga iniciaría un coro de contrincantes que aceleraron la renuncia del jefe español. Debió entregar el mando y con algunos de sus inmediatos cooperadores fue llevado a La Guaira, para jamás volver a esta tierra que emprendería una ruta de sangre y fuego hasta su completa liberación del imperio español.
La fecha, inscrita en el ánimo colectivo del venezolano, está insertada en el espíritu de este pueblo que mostró así su rebeldía, encauzada por personajes que jugaron posiciones controvertidas en la historia. Sin embargo, era la única manera de actuar.
Concluye Hernández Contreras, diciendo que “las consecuencias están escritas en los anales de nuestro ser colectivo. Bello tuvo razón, sin duda alguna: “otra época comienza” …
Humberto Contreras