PEDRO VÁSQUEZ
SEMANA SANTA ENCESTANDO Y COMPARTIENDO Válida en Barinas abril 2022
La fiebre del baloncesto máster +50 después de las ferias del sol, en Mérida, siguió in crescendo. Asomaban varios estados dispuestos a continuar la ruta marcada, desde enero 2022, por Panteras Táchira. Barinas fue quien aprovechó la Semana Santa para organizar la contienda. Nos esperaba, entonces, después del frío clima andino alfombrado de neblina, una tierra calurosa.
Con una convocatoria amplia que solo cuatro atendieron: Táchira, CPNB (Policía Nacional), Portuguesa y Barinas, se organizó la válida en la ciudad marquesa de Venezuela, en donde el anfitrión, con el valor de la inscripción, asumió gastos de hospedaje y alimentación de las delegaciones invitadas.
Organizar la asistencia, para Panteras del Táchira, fue un poco más complicada, de lo que en principio parecía, debido a compromisos personales y laborales, ya contraídos por algunos jugadores, y a la coordinación del transporte para la delegación.
Cuadradas las cargas, el jueves santo, a las 8 de la mañana, salimos, en tres vehículos particulares, 8 jugadores, tres integrantes del cuerpo técnico y un acompañante. A la memoria vinieron viajes, en la década del 70, en vehículos particulares como los de Alfonso Parra y el profesor Ramón Osorio.
En Barinas nos esperaban Fernando Franco, quien estaba de vacaciones por esos lares, Juan Carlos Serrano que viajaba desde una ciudad vecina y José Jesús Rodríguez, invitado por Panteras, quien, junto a su familia, partió un día antes desde Ciudad Bolívar.
Unos sándwiches, acompañados de café con leche, fueron el abreboca de unos compartir que ni de lejos se sospechaban. Los tres carros, correctamente en caravana, sin novedad, fueron consumiendo los kilómetros en medio de chácharas que luego intercambiamos para estar cónsonos con los acontecimientos. Las nubes entre matices, azul celeste y azul petróleo, protegían de los rayos solares a los conductores que solo se detuvieron para atender las necesidades que los esfínteres no podían controlar.
Llegamos a Barinas antes de la 1 de la tarde. La recepción de los anfitriones incluyó un delicioso pescado, antes de guiarnos al hotel que está ubicado en las inmediaciones del
gimnasio. Primer juego a las 3 de la tarde. Tiempo justo para reposar…
Para enfrentar a Portuguesa somos, exactamente, dos quintetos. El desbalance en las dos escuadras presentadas, en los dos primeros cuartos, mostraba un Panteras descoordinado, pero con espíritu defensivo dominante. Dos accidentes en la cancha bien temprano intranquilizaban: Una rodada y un golpe en las fosas nasales. Afortunadamente, la situación no pasó del susto y en la segunda parte la fluidez brotó, Panteras se encontró, la defensa no aflojó y la victoria se encaminó sin peligro.
La jornada del día viernes era doble. Amaneció el cielo nublado. A las 9 y media de la mañana contra Barinas y a las 2:30 de la tarde contra CPNB. A las 7 de la mañana fue
la convocatoria en la recepción del hotel. Primero, lo primero, unas empanadas, en lacalle del hambre, para energizar. Mientras desayunábamos, disfrutábamos de la brisafresca y del sonido seco que producen los mangos al caer sobre los techos de los carros.
Ante Barinas, Panteras hizo los ajustes necesarios con 11 jugadores. Desde el comienzo se impuso el dominio tachirense, no se permitían segundas oportunidades y los rebotes ofensivos figuraron. El triunfo fue inobjetable y quedaba el camino servido para ir a la final, no sin antes jugar en la tarde contra CPNB por condiciones del torneo.
El juego de la tarde fue de trámite, Aunque Panteras no descansó a sus principales baluartes. El calor, por fin se hizo presente y justificó latas de lúpulo brindadas por nuevos viajeros aurinegros.
A descansar nos fuimos antes de oscurecer. La sed corporal fue satisfecha y la sed de venganza empezó a fluir; pues contra CPNB en San Cristóbal se perdió por 15 puntos y
en Mérida, Carlos Villasmil fue expulsado. Mientras se conciliaba el sueño, sincronizando con el sonido de los aires acondicionados, Juan Carlos pasó revista por las habitaciones inyectando y dotando a los jugadores de medicamentos restauradores que traía consigo como aporte al equipo. Agradecidos con el Dr. Serrano.
A media noche, la falla de la energía eléctrica despertó, por dos horas, a más de uno.Entre el bochorno que eliminaba el uso de las sábanas y los noticieros deportivos el trasnocho hizo su presencia que atrasó el horario convenido para el desayuno en una hora.
Al gimnasio llegamos a tiempo. La energía eléctrica no funcionaba y mientras esperábamos, el calentamiento se hizo pausado, parecía a cuotas. El juego empezó parejo y al comienzo del segundo cuarto CPNB tomo ventaja de 15 puntos que la segunda escuadra remontó para dejar por menos de 10 puntos la primera parte.
Las emociones siguieron durante todo el encuentro. Con descuelgues fugaces y cestas de calidad frecuentes, las 300 personas presentes disfrutaban de los lances de ambos bandos. CPNB se alejó a falta de tres minutos por 14 puntos. Panteras no aflojaba y CPNB lucía cansado. La distancia se acortó, mientras el tiempo expiraba y el marcador quedó por 8 puntos.
Sufrimos una derrota decorosa, nos estamos acercando. Para mayores alegrías, Manuel Altuve fue elegido como el jugador más valioso reconocido por los organizadores, rivales y público en general que le brindó un ruidoso aplauso.
Con las pulsaciones en recuperación almorzamos en las afueras del hotel porque teníamos dos invitaciones por atender. La primera en el restaurante El Estribo, propiedad del basketero Milton Omaña, quien se esmeró en atenciones de comida y bebida, casi que a la carta. Este encuentro con las delegaciones de Portuguesa y Barinas sirvió para estrechar aún más los vínculos y nos permitió contarles nuestro trabajo, nuestras expectativas y compromiso con esta categoría y las siguientes.
La segunda invitación nos condujo a las afueras de la ciudad, para compartir con el equipo de la CPNB. Debidamente escoltados, por dos motorizados, fuimos bordeando la ribera del río Santo Domingo, para tomar la carretera vieja vía Ospino, hasta arribar a una finca turística.
Al llegar fuimos recibidos, muy amablemente, por las autoridades locales y nacionales de la Policía Nacional Bolivariana, quienes nos atendieron de forma excelente, nos integraron con jugadores, cuerpo técnico y familiares; además nos dieron la oportunidad de plasmar nuestras inquietudes en procura de fortalecer el baloncesto local y aportar al baloncesto nacional.
Unos sándwiches iniciando la jornada basketera de Semana Santa fueron el preámbulo de unos compartir inolvidables, de unas atenciones personalizadas, de múltiples y exquisitos potajes que, con la familia del baloncesto máster +50, disfrutamos a plenitud.
Aunque el clima estuvo fresco; el entusiasmo en la cancha y las expresiones de amistad aportaron el calor llanero para una válida reconfortante que nos compromete para cuando juguemos de local. Mientras tanto, a la espera de que entidad se anima a organizar la próxima válida. Candidato Portuguesa.