Reinaldo González define el tatuaje como un arte corporal. Su preparación y especialización constante en esta área le ha permitido formar nuevos tatuadores en la entidad tachirense.
Reinaldo González, es un hombre de 50 años. Es tatuador profesional de oficio, padre de una pequeña de 11 años, y oriundo del estado Táchira. Cuenta con 27 años de experiencia en el arte de los tatuajes. Es reconocido en San Cristóbal como Rey Tattoo.
Durante estos años ha labrado un camino lleno de premios y reconocimientos nacionales e internacionales. Su preparación y especialización constante en esta área le ha permitido formar nuevos tatuadores en la entidad tachirense.
Actualmente busca promover el tatuaje como un arte y por supuesto a los tatuadores como artistas, a través de una exposición denominada Grafito, en las instalaciones del Ateneo del Táchira, Sociedad Salón de Lectura, mostrando su talento mediante papel y lápiz.
Rey Tattoo relata su historia y sus inicios como tatuador.
— ¿Cuánto tiempo lleva tatuando?
— Comencé en el año 1996. Actualmente tengo 27 años de experiencia como tatuador. Inicié a los 23 años.
— Cuando inició en este mundo de los tatuajes, ¿su familia le apoyó?
— Yo estaba culminando mi carrera como ingeniero mecánico en la UNET y me apasionó lo que era el arte del tatuaje. Toda la vida yo he dibujado. Cuando comencé sí hubo ciertas incomodidades con mi familia al darse cuenta de que yo me estaba dedicando más al tatuaje que a la carrera de Ingeniera. Hoy en día mi familia agradece que me dedique más al tatuaje que a la ingeniera, porque le hago fama a algo mío y no a una empresa. Le pongo alma y corazón porque es algo mío y lo vi crecer desde cero.
— ¿Cómo comenzó en este oficio?
— En realidad, todo comenzó cuando un amigo me llevó a regalarme un tatuaje. Al yo ver la ejecución de la máquina de él, dije, yo le puedo hacer una maquina mejor. Fui emocionado a llevarle la máquina para que la probara junto a su hermano. Al probar la máquina le metió alto voltaje y prácticamente la destruyó, se burló de ella. Me sentía molesto porque no entendía porqué se estaba molestando, si mi intención era regalarle la máquina. Me dijo: “Usted hizo la máquina porque ahora también quiere tatuar”. Eso a mí me abrió la mente, yo jamás en mi vida pensé en ser tatuador, nunca pasó por mi mente. Yo lo veía demasiado lejos, casi imposible.
— ¿En qué lugar inició su trabajo?
— Luego de terminar la máquina, yo le comento a un amigo y me dijo “hágame un tatuaje”. Eso para mí fue una oportunidad de oro para iniciar en el apartamento donde vivía con mi familia. Después, en la universidad, para una materia diseñé, la realicé y probé la máquina de tatuaje, porque un compañero de clases me expresó: “Rey, hágame un tatuaje” y en plena clase lo hice. Comenzaron los comentarios dentro de la universidad e inicié los fines de semana atendiendo a compañeros en mi casa para hacerles tatuajes. Otros tenían residencias estudiantiles. Recuerdo que entraba a las 8 de la mañana y salía a las 8 de la mañana del otro día, porque si estaban 15 todos se tatuaban.
— ¿Cómo fue la transición para tener un espacio independiente?
— Yo tatuaba en mi casa y al entrar tantas personas, eso causaba incomodidad a mi familia. Luego un día, cortándome el cabello, el barbero me dijo: “Rey, aquí van a dejar una silla, te quedaría genial trabajar aquí”. Me entreviste con la dueña de la peluquería y lo aprobó. Duré un año trabajando dentro de la peluquería, al ver que cada vez eran más clientes tomé la decisión de montar mi local independiente.
— ¿Cómo ha sido el proceso de formación?
— Estudié en la escuela de Artes, pero esto es un proceso, el que quiera aprender a dibujar, debe practicar todos los días. Tengo 27 años y todavía estoy estudiando porque siempre hay algo nuevo que aprender.
— Desde su punto de vista, ¿qué es lo más apasionante de su trabajo como tatuador?
— Las historias. Me siento muy complacido cuando los tatuajes que piden no son por esnobismo, sino cuentan una historia, hay una fusión entre la persona y el tatuador para contar la historia.
— ¿Qué estilo le caracteriza?
— Yo soy un tatuador muy integral, pero me gusta mucho trabajar sombras, los trabajos hardwork y trabajar en color. En San Cristóbal son muy pocos los que trabajan a color, a mí me gusta mucho y la tienda ha ganado premios por estos trabajos.
— Sabemos que en años anteriores existía cierto prejuicio hacia las personas tatuadas y los tatuadores ¿Piensa que esta situación ha cambiado?
— Todo es educación. Desde hace 20 años hemos visto que grandes artistas, pensadores, atletas, utilizan los tatuajes sin ningún tipo de paradigmas extraños. Hay más cultura, gracias a estos espacios la gente se pueda educar.
— ¿Ser tatuador es una profesión o un oficio?
— Para mí es un hobby que me da dinero, porque siempre quise hacer lo que yo quiero hacer, no lo veo como un trabajo, lo veo como un hobby que me genera dinero, algo que disfruto y me apasiona.
— ¿Considera que el tatuador es un artista y el tatuaje es un arte?
— Claro, el tatuador es una artista, es una forma de creación y a nivel mundial se consideran como artistas. El tatuaje es un arte, es inequívoco e inexorable, es arte.
— ¿De qué manera se aprende este arte?
— Hay academias especializadas en tatuajes que aquí no se pueden pagar. Aquí más que todo se logra que una persona sea pupilado por un artista tatuador que le vaya enseñando.
— ¿Duele al momento del diseño del tatuaje?
— Gracias a Dios duelen, la verdadera connotación del tatuaje es la valentía que tengo para realizarme un tatuaje. El tatuaje es la experiencia y el valor.
— ¿Qué partes del cuerpo duelen más al ser tatuadas?
— Las partes internas de las piernas como los muslos duelen, las partes internas de los brazos, el cuello y la columna vertebral. Estéticamente las cejas, los labios y la línea externa de los parpados también duelen.
— ¿Qué zonas son más difíciles de tatuar?
— Las costillas, es una zona incomoda, primero porque la piel es más sensible, segundo por la ondulación sutil de los huesos, y tercero porque está la caja torácica y la persona está respirando. Se tiene que estar sincronizado con la respiración y las pulsaciones de la persona.
— ¿Qué personas se tatúan más y en qué rango de edad?
— En mi estudio, un 60 % son mujeres y el 40 % son hombres, y en el rango de edad, esta entre los 24 y los 38 años.
— ¿Qué tipo de tatuajes realiza mayormente?
— Por la situación país, piden trabajos pequeños, o trabajos en sombras, porque son más económicos a los tatuajes a color.
— ¿De qué se trata la exposición en el Ateneo?
— Grafito es el querer yo hacer cierto tipo de piezas tatuadas, que nunca se me presentó la posibilidad de hacerlas, y yo agarré un trozo de papel y lo traté como si fuera una persona y realicé la pieza pensando que era una persona. Cada pieza fue hecha en 1 hora u hora y media, y nunca utilice el borrador.
— ¿Tiene nuevos proyectos?
— Si, por primera vez a nivel nacional estamos creando un espacio nuevo en el estudio para que el profesor de la UNET, Ricardo Ramírez, haga sesiones fotográficas para personas que estén tatuadas. Con un fin documental y un método científico para comprobar el por qué las personas se tatúan.
— ¿Cuál es la historia de un tatuaje que más te conmovió?
Hace 20 años tatué a un señor. Me llevó el retrato de una bebé hermosa. Yo estaba fajado haciendo el tatuaje, ya cuando iba terminando le pregunté, ¿cuantos meses tiene la niña? El señor me respondió de viva o de muerta. Todo el proceso en mi mente pensé que la niña estaba viva. La fotografía era cuando la niña estaba en el ataúd, eso me impacto.
Finalmente, Rey Tatto comentó que fue la primera tienda en el estado Táchira registrada como estudio de tatuaje, y el primer estudio en Venezuela en tener 4 tiendas simultáneas.
— Yo lucho por hacer arte en la piel —, expresó Rey Tatto. (Janny Dávila/Pasante UBA)