El renacer muralístico experimentado San Cristóbal en estos dos años, primero bajo el impulso del Protectorado del Táchira, y actualmente por iniciativa de la Alcaldía de San Cristóbal, ha sido una oportunidad para dar una nueva vida al mural del Club Tennis, llamado “Esperanza Bolivariana”.
Freddy Omar Durán
El alcalde Silfredo Zambrano puso toda su confianza en el artista plástico Héctor Manuel Maldonado, para afrontar este reto. Se trata de una obra de 160 metros de largo y alrededor de dos metros de alto, que se destaca por la profusión de detalles a los cuales los artistas Enrique Ortega y Gerardo Duque se entregaron a mediados de los años 90.
A principios del presente siglo, el primer trabajo de restauración corrió por cuenta del pintor original de la pieza, y fue financiado por la desaparecida Fundación Cultural Banfoandes, dirigida por Jairo Orozco. Vino un segundo remozamiento en 2015, promovida por la Gobernación de Vielma Mora, y esta última a cargo del municipio capitalino, como parte de un plan integral de brindar un toque más estético a la ciudad.
La calidad de los materiales usados y el alerón que sobresale de la fachada, ha permitido conservarse en el tiempo; no obstante, siempre muchas figuras han perdido su definición original, y en muchos puntos de la pared se ha perdido el estuco.
Ya a Maldonado se le había asignado el embellecimiento de muchos espacios públicos a través del arte, siendo el responsable de murales por la Cuesta de Filisco, las avenidas Agustinos y Rotaria, por Puente Real, entre otros. Ellos se habían hecho bajo un criterio más geométrico y pop, que permite complementar mejor su trabajo con el personal obrero a su cargo, en lo que tiene que ver con la aplicación de la base del color.
Un cuadro gigante
En el caso de “Esperanza Bolivariana” el artista restaurador ha tenido que ser el pintor de brocha fina de un gigantesco cuadro, cuyo mensaje aún no ha perdido vigencia.
Enrique Ortega, a través del lenguaje de la plástica, recreó –por el ala que da a la 19 de Abril- la historia de Venezuela, incluyendo el fervor religioso, y colocando el énfasis del protagonismo tachirense en el mismo; así como exalta –por frente a la Octava Avenida- las riquezas naturales, económicas y culturales del Táchira.
Por supuesto, lo más llamativo es el Bolívar que ocupa toda la esquina del cruce de las mencionadas avenidas, nada enhiesto, nada formal, emitiendo un grito de batalla y blandiendo una espada en la cual se insinúa el reflejo. Por ahí comenzó Maldonado un trabajo que ya lleva un mes, asumido por un equipo de 7 personas, con un avance del 75 por ciento.
Se hicieron consultas con el Cronista de San Cristóbal, Luis Hernández, y otros expertos del tema, para cuidar de que no se estuvieran violentando normativas relacionadas con el patrimonio cultural y la propiedad privada.
— Este mural es complicado, porque aquí hay trabajo de artista, hay paisajismo, y si usted lo ve de lejos parece haber sido pintado al óleo. Mientras otros son murales de letras y dibujos, en este tienes que tener un mayor conocimiento de arte, los obreros te tiran el color base, y luego tú tienes que cuidar las sombras, las luces y detalles del rostro. Primero se limpió y se lavó todo, y se resanó con cemento lo que estaba dañado— explicó Maldonado.
El Muro de La Guacara
La pared externa del Club Tennis ha servido a Maldonado como calentamiento para un reto mayor, como lo es El Muro de La Guacara, que el artista espera cumpla con los requerimientos técnicos suficientes que le garanticen perdurabilidad, pues al estar sobre una superficie inclinada, y permitir el paso libre de aguas pluviales, mal canalizadas, en cuestión de meses ha terminado convertido en un gigantesco manchón de suciedad y un desconsiderado despilfarro de la inversión oficial.
Al respecto, ya ha venido adelantando la Alcaldía en el lugar las necesarias labores de limpieza, previas a la ejecución artística.
De otra parte, Maldonado considera que el nuevo Muro de La Guacara debe contener símbolos de San Cristóbal, y en esa vía ha encaminado una investigación plástica.
— Pienso que en el mural debe estar san Sebastián, el ciclismo, el Deportivo Táchira, el Obelisco, el Centro Cívico, el Hospital Central, todo aquello que es emblemático de San Cristóbal— anotó Maldonado.
Reconoció el artista el esfuerzo puesto por el alcalde Zambrano para que a través del arte la ciudadanía se sienta identificada con sus espacios públicos.
— El objetivo de los murales es darle mayor visibilidad a la ciudad, que los espacios públicos se conviertan en áreas para ser disfrutadas, y que las familias puedan interactuar con ellos, contemplarlos y tomarse fotos para el recuerdo.
Insiste en que su trabajo no es ni puede ser solitario, y por tal motivo convocó a sus colegas artistas plásticos a que lo acompañen en la labor de realce estético y turístico de San Cristóbal, y quien así lo desee puede comunicarse a través del teléfono: 0424 – 7207748 o por redes sociales: @maldonado_h77