Opinión

San Cristóbal: Ciudad del pan, Valle de Auyamas   

8 de marzo de 2023

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Leonor Peña

San Cristóbal, nuestra ciudad, aparece en la crónica histórica -unos años antes de su fundación el 31 de marzo de 1561- por primera vez nombrada por los expedicionarios españoles como Valle de Las Auyamas, por la gran cantidad de auyamales que cultivaban sus primeros pobladores, los labriegos de las diferentes tribus asentadas en su valle y campos vecinos.

Las siembras de maíz acompañaban esos sembradíos de auyama, como también reseña la crónica colonial; y con ello se evidencia que ese cereal propio del continente americano, y base del primer alimento venezolano que llamamos “arepa”, fue desde tiempos precolombinos elemento fundamental en nuestra primigenia dieta alimentaria.

En ese tiempo el primer pan fue indudablemente la tan nuestra arepa hecha con masa de maíz, muy probablemente mezclada con masa o trozos de auyama. Así se puede leer en tantos ensayos y muy aplicados escritos como se expuso con autoridad por historiadores, antropólogos y estudiosos del tema en el Primer encuentro de Panes venezolanos promovido por la Fundación Bigott en el año 2011.

En ese evento sobre panes venezolanos se constató el gran mundo gastronómico que compone el patrimonio cultural más significativo, comenzando por la arepa como nuestro primer pan y la herencia múltiple que se ha mantenido en muchas regiones, como se significó en conferencias, foros y talleres.

A ese Encuentro asistimos en representación del Táchira con el empresario Armando Miranda para hablar del Pan Tachirense como nuestra mayor heredad patrimonial gastronómica, al tiempo que se expuso con orgullo la exitosa experiencia de nuestra contemporaneidad panadera regional, como industria que avanza con criterios de vanguardia respetando la tradición. Esta industria que innova al tiempo que respeta la tradición demuestra el liderazgo que nuestra ciudad de San Cristóbal tiene como capital del Táchira, la más protagónica provincia en producción, aprecio, demanda y consumo de pan.

El primer pan fue de maíz y auyama

Los venezolanos todos podemos afirmar que el primer pan fue la arepa de maíz y podemos agregar que también lo fue el amasijo o arepa de auyama, tan reiteradamente nombrada en documentos sobre la caracterización alimentaria de los primeros tiempos cuando nuestra ciudad era solo una villa de paso entre Pamplona y La Grita.

 

Panes artesanales tachirenses

y Pan de auyama

 

De los artesanales: ¿El pan camaleón?

 

El Pan camaleón, considero yo, nos dice Rodrigo Chacón, es la insignia de los tachirenses, el pancito, que más nos representa, quizás a la par de la trenza, aunque debemos recordar que la trenza no es autóctona de nosotros, aunque es un pan que se comercializa muy bien y que ya se ha hecho parte de nuestras panaderías no es un pan de origen, netamente tachirense, pero nuestro pan camaleón sí. El pan camaleón nació por allí a finales de los 60 70 cuando los panaderos en ese tiempo de ocio y con masa dulce, se quedaban un poco más en las panaderias tratando de inventar otros productos. Un día apareció: ¡Enhorabuena!!! este pancito, nuestro Pan camaleón y se ha hecho ya el protagonista de todas las panaderías en nuestros municipios y en especial en San Cristóbal, nuestra ciudad.

 

Pan de auyama

Auyama

Cucurbita moschata es el nombre científico de una especie de plantas cucurbitáceas originaria de las regiones tropicales de América, específicamente de América Central y el norte de Sudamérica.

 

Según Rodrigo Chacón, de Unipan, el pan de auyama es un pancito que estamos fabricando acá en la Universidad del PAN con el objeto de apoyar a los agricultores de nuestra tierra, llevando a cabo esto que en la gastronomía se conoce como “kilómetro cero”. Es decir, tomando los productos locales para poder trabajar con ellos y ser un engranaje entre agricultor y cultores gastronómicos para seguir impulsando la economía de nuestra región.

 

Para confirmar la bondad y excelente imagen del pan de nuestra ciudad, podemos referirnos a esas palabras tan afectuosas y de una gran afectividad con las que Ramón J. Velásquez se refirió al Pan de nuestra ciudad: El pan de San Cristóbal, de esa San Cristóbal que recuerdo, el pan de la ciudad donde crecí ¡era un pan glorioso!!

 

Recuerdo que lo veía llegar en unas cestas cubiertas con paños blancos… El pan llegaba a mi casa en esas cestas, esos canastos de juncos que hacen en Palmira y otros pueblos del Táchira. Llegaba cubierto con paños blancos, como se cubrían los santos, el Santísimo Sacramento en los altares de las iglesias. El pan se repartía en cestas tapadas con paños blancos, y era como la distribución de las hostias… ¡Era un pan glorioso…!

 

Era como le dije, un pan glorioso. Uno lo veía llegar en unas cestas cubiertas con paños, con lienzos blancos, blanquísimos, que cubrían el pan como algo sagrado.  ¡Era eso sagrado! ¡Era un pan glorioso!!!

 

Ese es el pan de la San Cristóbal que recuerdo ¡Era un Pan glorioso!!!

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