Eduardo Marapacuto *
Así como es el espíritu al cuerpo y el perfume a la flor, las mujeres venezolanas son la esencia de la vida y de la verdad. Son el rostro hermoso de la belleza y cada día se levantan con las fuerzas y el arrojo para caminar seguras hacia el encuentro con la claridad del alba y señalar el camino de las victorias. Por eso fue que el pasado miércoles 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, brilló su luz de mujer radiante y con su sonrisa y alegría mantiene en alto la dignidad de la familia y la Patria. Que esa luz brille todos los días y todos los amaneceres para cantarle a la vida y al destino.
Que no haya tristeza ni llantos en tu corazón, sino que sean siempre como el ave Fénix, para que renazcan todos los días y los dioses escriban en el testamento de la vida y de la verdad, que la mujer es la fuerza que mantiene la vida; la que mantiene la esperanza y la que invita a no abandonar la lucha. Por eso ese ímpetu, esa determinación de luchar hasta la victoria. Lo decimos porque las mujeres de mi patria son así, luchadoras, que asumen sus tareas con compromiso determinante y planifican todos los detalles para que las cosas salgan bien y se cumplan los objetivos. Por eso la vemos en todas las trincheras, ocupando el rol que les asigna la revolución y la Patria. La vemos de madre, de amiga, de hermana, de jefa de UBCH, de jefa de comunidad, liderando una calle, al frente de un consejo comunal o asumiendo las riendas de una comuna, como instancias del poder popular.
Además de lo anterior, la mujer venezolana ha sido reivindicada por los tiempos y por la revolución, abriéndole los espacios para que ocupen y asuman el compromiso de luchar y defender la Patria; de allí que hoy en día la vemos como ministra, como directora, como diputada y tantas otras responsabilidades que la ejercen con la responsabilidad que se requiere. Y a lo largo y ancho del país nos encontramos con esa fuerza, con esa voz sublime, que no impone sino que invoca el mandato para que las cosas se hagan bien. Ese es el secreto de las mujeres que con su voz de manantial, las decisiones las vuelven cristalinas como el agua del manantial que viene de la razón.
Las mujeres venezolanas son protagonistas de primera línea en estos tiempos de revolución, porque se les ha reconocido su liderazgo, su trabajo organizado y planificado. Lo repetimos, son una fuerza que construye, que le da forma a los tiempos y los objetivos cumplidos son su mejor carta de presentación, donde no hay espacios vacíos ni piezas de relleno; ni palabras de relleno o frases sueltas. No, las mujeres son directas, precisas y asertivas en cada decisión y en cada paso que dan. De hecho, desde nuestra familia, vemos como la mujer hecha madre, se despierta de madrugada y ya, antes que salga el sol, ya tiene el mundo arreglado y con las tareas cumplidas y las tareas asignadas a cada hijo y a cada hija; inclusive hasta el esposo debe meterse en ese carril para que no lo atropelle el tren.
De verdad, las mujeres de mi patria y todas las mujeres del mundo son una fuerza que contribuye a la grandeza de la humanidad. A pesar de la violencia y las restricciones que se le imponen en muchas partes del mundo, en Venezuela se le ha blindado para que ocupen su espacio de protagonistas de primera línea para avanzar en la grandeza de la Patria. Sigan adelante, mujeres; y que su voz siga clamando pos su espacio, por el respeto a sus derechos, sobre todo el derecho a la vida. Que cada día sigan siendo ustedes el rostro hermoso de la belleza. ¡Que así sea!
*Politólogo, MSc. en Ciencias Políticas.
Investigador RISDI-Táchira