Carlos Orozco Carrero
Es cuestión de otear en algunos sitios determinados por la facilidad de ubicación donde uno vea gente y la gente lo vea a uno. Es una estrategia efectiva a la hora de hacer nuevos amigos en estos lugares que les digo. Fiscales de transito jubilados, funcionarios en retiro, finqueros descansando de tan difícil tarea agropecuaria y un grupito de personajes que buscan dónde pasar unas horas tempraneras hasta que llega el momento de regresar a casa para el almuerzo. Mientras tanto, Ahí vamos estando en franca conversa. Y eso ocurre en cada pueblo de nuestra región apacible, cariños. –De las cosas que odio en esta vida es llegar a casa “trozao” de hambre y que la olla de presión esté bufando en espera que los granos o los “ñervos” de la costilla ablanden para almorzar un tris. Creo que es una de las razones para que tanto viejo esté callejeando por estos rumbos de charlonerías sabrosas.
Edwin Torres rindió reconocimiento superior a su entrenador Justo Galaviz e intentó romper su record de la hora en el velódromo J.J. Mora. Fuimos los más aficionados a ver al muchacho de Santa Ana en ese recorrido monumental. Contra las condiciones del tiempo y sin luz en el velódromo, todos aplaudimos durante los últimos minutos para impulsar con nuestra alegría colectiva al atleta tachirense, quien recorrió 147 kilómetros con 834 metros en la hora exacta para dejar atrás los 45 110 recorridos por Justo hacía 37 años. Menos mal que la gente activó sus celulares y los amigos que tenían sus carros en el patio central acomodaron sus luces para ayudar a Edwin a ver un poquito más en esa oscurana tan horrible. Nuevo record de la hora y alegría desbordada en Pueblo Nuevo. Allí estuvimos con José Luis Duque y Edecio Hernández, gran ciclista uribantino en la época de oro de nuestros campeones de siempre. Esperaremos a ver quién se atreve a batirlo. Tal vez él mismo logre sumar otros metros algún día de fiesta para todos.
En el Clásico Mundial de Beisbol tendremos a lo más representativo de nuestros peloteros en franca lucha por ganar este trofeo tan esquivo para la selección nacional. Va la crema a luchar contra equipos muy duros en materia de pelota caliente también. Aquí hay que sostener que los venezolanos son los integrantes del equipo a vencer en esta justa internacional. Así lo han demostrados en Las Grandes Ligas y este año no va a ser la excepción, cariños.
No quiero decir nada sobre los salarios de los maestros venezolanos. Dan ganas de llorar de indignación cuando pasamos por una caja de pago y observamos que nuestra quincena se esfuma en tres cositas que llevamos a casa para mitigar el hambre familiar. No olvidemos que en cada hogar venezolano hay un docente que sufre y espera, cariños.
La Paris-Niza nos muestra la aventura calapédica este año entre los mejores pedalistas del mundo. Nosotros, desde este lado del mundo, estamos ligando para que nuestros representantes latinoamericanos figuren otra vez en el firmamento internacional. Y, como dice Rigoberto Urán en sus particulares declaraciones: -Esos pelaos son unos diablos cuando empieza la subida. El ciclismo es hermoso, señores.