La plaza María del Carmen Ramírez, en Barrio Obrero, es uno de los puntos donde generalmente Snaider sube a la buseta para tocar en su violín composiciones impecables que cautivan a propios y extraños

Bleima Márquez/@bleimamr

Todo es ruido. La música del reproductor suena. Unas personas hablan, otras se ríen. Algunos discuten. Las motos que pasan se escuchan rugir. Los motores de los carros también suenan, y hasta los vendedores gritan para ofrecer la mercancía. Todo es bulla y confusión. Cada quien anda concentrado en sus asuntos.

De repente un hombre aparece y sube a la unidad de transporte público con un instrumento musical en su mano y atrapa a la gente. Es Snaider Troconis, un músico, talentoso, que toca su violín en las calles de San Cristóbal, estado Táchira. Por ahora la música es la forma de ganarse la vida.

Este joven de 32 años, oriundo de Michelena, se formó y perteneció, durante 10 años, al Sistema de Orquestas Sinfónicas de Venezuela, con sede en esta entidad andina, pero el factor económico fue el obstáculo para continuar avanzando en este mundo.

Durante algún tiempo emigró del país en busca de un mejor futuro. Hace poco regresó a Venezuela para gestionar algunos trámites legales, pero tiene pensado retornar a Bogotá, Colombia, donde impartía clases particulares de música. “Acabo de llegar para arreglar unos papeles e irme a conocer otros horizontes”, comentó al equipo de Diario La Nación que conversó con él recientemente en la plaza María del Carmen Ramírez, conocida popularmente como plaza Los Mangos.

“Me gano la vida así, tocando en la calle, haciendo arreglos, dando clases. Bueno, espero que disfruten de la música de la calle que también es importante. A veces la gente no percibe lo que hace uno como músico y esto llena el alma y alimenta la vida”, afirma Snaider.

Además del violín, Snaider toca otros instrumentos como el piano, la guitarra, el bongó, las maracas llaneras, las congas, el cuatro venezolano, entre otros. Es multiinstrumentista.

Labor social

A pesar de que la música es el medio que utiliza para ganar dinero y subsistir, Snaider piensa que ese arte va mucho más allá y proporciona grandes beneficios al ser humano. Está convencido de que genera bienestar general, ayuda a regular las emociones, proporciona felicidad, es excelente para la relajación, alivia el estrés, entre otras bondades.

Ese es el motivo por el cual la música se ha convertido en un instrumento para hacer labor social. “Hay gente que me invita, y se hace el trabajo social”. Es así como recientemente visitó la Casa Hogar Padre Lizardo, en Pirineos I de San Cristóbal.

Los abuelos y abuelas, así como los trabajadores de ese geriátrico pasaron un rato alegre y ameno, aliviando, tal vez, las cargas y las tristezas, recordaron momentos felices, alimentaron la autoestima y la confianza en sí mismos.

En definitiva, Snaider es un talentoso tachirense que ama la música y no solo la utiliza para ganarse la vida sino para llevar entretenimiento y felicidad a quienes lo necesiten. En la buseta, en la plaza o en cualquier escenario, este joven tachirense cautiva la atención de muchas personas quienes al ritmo del violín logran alegrar el día.