Restringirán el transito por Mata de Café y La Laguna en la Troncal 5
30 de abril de 2024
La gira del papa Francisco en Suramérica fue otra demostración de la nueva visión política del Vaticano, distinta a la pastoral, la injerencia en la política se evidencia en la discriminación de naciones, lugares a visitar y un discurso sesgado de la realidad sociopolítica que viven varias naciones de la región. El corto tiempo que lleva de pontificado demuestra lo planteado en nuestros análisis anteriores y las calificaciones de diferentes analistas, como un líder carismático y de profundas convicciones socialistas, como buen jesuita, que le han considerado el “Papa Negro” de la Iglesia católica, según las profecías de Nostradamus. Un populista al estilo de los más connotados líderes de la época actual, por donde quiera que vaya pide perdón por los pecados de la Iglesia, por encubrirlos y donde están los curas enjuiciados y castigados por abusos de niños en el mundo. Este es el sexto viaje, escoge el peregrinaje y evade una vez más su tierra natal, como si todos los católicos argentinos fueran culpables de que un enemigo político esté en el poder del país.
El desplante que el papa Francisco le hiciera al presidente Macri en el Vaticano y los halagos a Cristina, fueron la primera demostración de la visión política en el ejercicio del apostolado como el máximo representante de Dios en la Tierra.
En esta oportunidad, una vez más, hace un desprecio deliberado a su país, siendo a estas alturas un desconcierto a la convivencia y la solidaridad internacional, inmersa en graves problemas que inciden en la paz mundial. Esta actitud contraviene a las prédicas de las religiones del universo sobre la unión, la universalidad de las ideologías y creencias hacia la comprensión de la humanidad, sin sectarismos y fanatismos dogmaticos. La algarabía y la alegría del pueblo católico argentino por tener un compatriota en la cúspide de la Iglesia se han desvanecido ante esta actitud, muchas veces incomoda para el Gobierno de la Casa Rosada. Parece que se olvida y le hace honor a la postura complaciente y bondadosa en las cinco visitas de Cristina y muchos de los procesados por corrupción hoy en día en su tierra natal.
Causa perplejidad en el mundo, y en especial en Latinoamérica, que un papa argentino no haya sabido administrar el perdón divino a quienes lo atacaron por años en Argentina y, mucho más, que tenga una propensión a lo nacional y no a lo universal, como pastor de la religión más grande de la humanidad. Causa sorpresa la visión sesgada de la problemática regional, cuando usa en sus retóricas una falacia: “el problema de América Latina es que el liberalismo económico no da posibilidades de trabajo y favorece a delincuentes”, coincidiendo con el Socialismo del Siglo XXI imperante en varias naciones. Saludó con entusiasmo la presencia de la presidenta socialista Bachelet y, luego, muy sobrio en el saludo con el presidente electo Sebastián Piñera, seguramente por ser liberal, a quien no recibió en forma privada. Parece que expresa simpatía por los que le hablen mal del liberalismo, su tesis, sin tomar en cuenta a los socialistas que se han enriquecido y enjuiciados en el poder, como los Kirchner y en su momento absolutistas como la dinastía de los Castro.
La situación actual de Venezuela llamó la atención por las características políticas, sociales y bajo la atención de gran parte del mundo, empezó por no atender a las madres de los presos políticos venezolanos que se encadenaron en la Plaza de San Pedro, sin recibirlas y sin una mención en sus discursos en los dos países. Un personaje que conoce la situación socioeconómica de los pueblos latinoamericanos, que hace política en los púlpitos y cuestionado por varios países, debería predicar una democracia de solidaridad, a favor de quienes sufren, sin seleccionar ideológicamente, restándole a su misión principal como pastor universal. Las manifestaciones de rechazo, como la quema de una estatua y varias iglesias en Chile, son la evidencia de que Francisco le está haciendo un mal a la fe católica y sin saber quién lo ordenó, no está su foto, como las de todos los papas, en el altar de las iglesias. (Óscar Roviro Villamizar)
Gral, de Brig. [email protected] y @rovirov
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