“Así como estamos viendo que nuestros niños se están quedando más pequeños y que el venezolano en un futuro va a tener una pérdida de la talla promedio que la que tenemos, también se va a ver afectado el desarrollo intelectual de los niños”
Bleima Márquez
“En el estado Táchira, así como en el resto del país, estamos evidenciando que los casos de desnutrición aguda que sucedían porque el niño se enfermó de diarrea o neumonía y bajó de peso, ya no es lo que más nos está alarmando. Lo que nos está alarmando es que nuestros niños y niñas se están quedando bajos de talla. Es decir, no están creciendo, y eso nos refleja un problema que es sostenido en el tiempo”.
Así lo afirmó Artriz Rondón, médico cirujano e integrante del Sistema de Alerta y Monitoreo de Atención en Nutrición y Salud (Samán), durante el programa Yo Reporto a La Nación del pasado viernes 17 de marzo, dedicado al tema de salud, donde explicó que esta situación no pasa por una diarrea sino porque el niño o niña tiene bastante tiempo que no está recibiendo los micronutrientes adecuados y por eso no alcanza la talla que debería para la edad.
Expresó preocupación por las cifras de este tipo de casos encontrados en las comunidades de esta entidad andina y en el resto del país, porque los productos alimenticios que dan sirven para recuperar la pérdida de peso aguda, mientras que la talla baja requiere de estudios más avanzados e involucra la intervención de especialistas desde el ámbito de la nefrología y gastroenterología pediátrica y otros nutrientes más costosos que no les están llegando a ellos.
Rondón destacó que la consecuencia del aumento de niños con el percentil bajo según el correspondiente por la edad, es una población venezolana más pequeña en lo físico e intelectual, porque así como la nutrición es importante para el crecimiento y el peso ideal, también lo es para el desarrollo del cerebro y de las actividades educativas.
“Así como estamos viendo que nuestros niños se están quedando más pequeños y que el venezolano en un futuro va a tener una pérdida de la talla promedio que la que tenemos, también se va a ver afectado el desarrollo intelectual de los niños”, expresó, y reiteró que es un problema que debería ser atendido.
¿Qué es el Samán?
Rondón explicó que el programa Samán que adelanta Cáritas de Venezuela desde hace cuatro años en Táchira y siete en el territorio nacional, busca cobijar a niños y niñas desde 0 meses hasta 5 años, mujeres embarazadas y lactantes, abarcan los infantes con desnutrición, pero lamentablemente no cuentan con lo necesario para los pequeños bajos en peso y talla.
Detalló que el Samán surgió en el 2016 a raíz de las diferentes crisis alimentarias y sociales que existían en ese momento en el país. Actualmente la idea de este programa es arropar las diferentes parroquias a nivel del estado Táchira, donde hay un equipo activado, al igual que en el resto de otros estados de Venezuela.
“Nosotros nos vamos moviendo dependiendo de las comunidades que nos hagan ese llamado, que sepamos que están en situación vulnerable”, afirmó, y agregó que este año han paseado por sectores como San Josecito, El Corozo, Rómulo Gallegos, barrio El Río, Alianza, El Lago, Machirí, Monterrey, La Guayana, Capacho, Barrancas, Santa Eduviges, entre otros.
Jornada social
Luego de una jornada central desplegada en la comunidad que vayan a abordar, hacen la convocatoria para atender a los niños entre 0 a 5 años de edad, y a las mujeres embarazadas y lactantes. El equipo de médicos y otras personas que forman parte del programa Samán, se enfoca en pesar, tallar, medir el perímetro braquial, entre otros aspectos físicos de interés médico para un diagnóstico. Además, acostumbran hacer un compartir con los integrantes del lugar.
Para obtener datos más precisos, el equipo de médicos hace un tamizaje (determinan los riesgos que tienen las personas o poblaciones de padecer una enfermedad) de los casos más vulnerables. Los que queden seleccionados en determinada comunidad estarán durante tres meses bajo el programa Samán.
En el referido lapso hacen un seguimiento de cada uno de los pacientes, cada 15 o 21 días los pesan, los miden, los tallan y les dan los suplementos proteicos que requieren. “Esos niños que están en riesgo de desnutrición o en casos de desnutrición moderada y severa. También a esas embarazadas y lactantes que están con bajo peso”.
A las seis semanas siguientes, aproximadamente, hacen otra ronda de chequeo; sin embargo, los médicos y demás integrantes del programa Samán tienen como propósito educar e invitar a la población a que aprovechen todos los recursos que tienen para que una vez recuperados no vuelvan a caer esos niños en desnutrición: “Hacemos mucho énfasis en el agua segura que necesitan las comunidades para evitar enfermedades diarreicas como parasitarias, que también hacen que los niños caigan en desnutrición”.
En el portal de internet de Cáritas de Venezuela publican los boletines informativos mensuales y un informe anual donde reportan las distintas cifras de las Diócesis que están trabajando con el proyecto Samán.
¿Necesidades del proyecto Samán?
Al preguntarle a Rondón qué le hace falta al proyecto Samán para continuar beneficiando a los niños con desnutrición severa, a las mujeres embarazadas y lactantes, e incluir a los niños con la talla y el peso por debajo de lo recomendado, respondió que les gustaría establecer alianzas con los organismos encargados a nivel estadal de problemas nutricionales.
Apuntó que muchos infantes, luego de entrar en el programa Samán no alcanzan la meta y por otro lado los que se encuentran por debajo del percentil y requieren ayuda. Le gustaría tener un lugar a donde referirlos.
Recalcó que también es necesario contar con medicamentos puntuales y la ayuda de especialistas como nefrología pediátrica o gastroenterología pediátrica.
Detalló que en San Cristóbal existe una institución creada para ese fin, se trata del Centro de Recuperación Nutricional Pastor Oropeza, pero no han pedido hacer una alianza efectiva para atender los casos de los niños. Esperan poder coordinar, por el beneficio de los niños del Táchira.